04. Solitario.

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A los minutos Jimin y Yoongi se encontraban en el local donde trabajaba el más bajo. El pálido lo observaba mientras ponía unas ultimas decoraciones a una tartita de fresa que había preparado especialmente para él. El pelirrojo se observaba un tanto concentrado en su tarea de la tartita, quería hacerla lo más rica y presentable posible, pero lo que él no sabía es que el mayor se daba cuenta de que le temblaban un poco las manos al sentirse observado y Yoongi no pudo más que soltar una risita embobada del cual el menor no se percató.

-Jimin, ¿esto está bien? ¿no te regañaran? -pregunto Yoongi observando a su alrededor.

-Uhmm, solo falta... -ignoro al mayor y puso la última motita de crema y la última fresa en el pequeño pastel extendiéndoselo al mayor para que lo comiese, mientras lo miraba con una gran y adorable sonrisa.- toma. Y si te preocupa eso, entonces hagámoslo un secreto entonces. –dijo con una sonrisa aún más grande y poso un dedo en sus labios, haciendo señal de silencio.

-... gracias por el regalo entonces.

-De nada, tómatelo con calma y come, no te preocupes.

El mayor tomo el cubierto y comenzó a comer lenta y pacíficamente, degustando ese delicioso pastelito que le recordaba a momentos, a días perdidos y a soledad, pero también a amor y dedicación. El menor no pudo evitar mirar mientras llevaba una pequeña cucharada de pastel a la boca, quedo embobado en sus labios, mientras degustaba el pastel, esos labios entre pálidos y rosados, pequeños pero deseables, miro sus expresiones y se daba cuenta que el mayor siempre tenía esa expresión imperturbable, como si nada le importara, y recordó aquel momento en el hospital, en ese momento el pálido se había visto débil y frágil.

«Eso lo he provocado yo», pensó. «¿Quién es este chico?, Por que ocupa mis pensamientos y no puedo sacarlo de ahí?»

-¿Pasa algo? -pregunto el pelinegro con una expresión infantil en su rostro, haciéndolo ver más pequeño y tierno de lo que era, dejando al pelinegro embobado.

-¿Qué? -pregunto el pelirrojo embelesado. Y el pelinegro solo lo observo. El primero se percató de que en ningún momento había dejado de observar a su mayor y el calor subió hasta sus orejas, colorándolo por completo. Negando con las manos agitadamente. - ¡N-nada hyung! ¡Nada, nada!

-Está bien -dijo el pelinegro, resignado, «¿por qué me lo haces tan difícil...?, ¿Qué me pasa?, que demonios...», pensó el pelirrojo

-¿Cómo están tus lesiones? -pregunto el pálido luego de unos segundos de silencio. El pelirrojo lo miro y puso una sonrisa enorme.

-¡Muy bien hyung!, creo que después de todo ser robusto es algo que tengo a mi favor.

-... Ya veo -dijo el pelinegro mientras dejaba el cubierto en el plato y se levantaba de la silla.- gracias de nuevo por el regalo, pero ya me tengo que ir. -dijo, a la vez que ambos caminaban hacia afuera del local.

-Cuídate -dijo el pelirrojo con una sonrisa.

-Lo hare, bien, entonces.. -dijo mientras daba media vuelta pero la voz de Jimin lo detuvo.

-¡Hyung! -dijo con una sonrisa.- asegúrate de venir de nuevo. -agito su mano mientras no podía evitar que un ligero rubor apareciera en sus mejillas. El pálido giro para mirarlo, con una sonrisa triste y el pelirrojo detuvo su mano en el aire, desconcertado. Mientras el pelinegro volvió a girarse para seguir caminando.- como puedo decirlo... él es una persona muy hermosa, a pesar de ser hombre... su pálida piel, su cabello negro, sus ojos gatunos...

«Pero de alguna manera... él parece solitario», pensó.

Yoongi volvió a su casa con un dolor en su pecho y sus ojos escociendo.

Jimin entro al local confuso si es que más de lo que ya estaba era posible.

Ambos durmieron esa noche recordando al otro.

• Finjamos que nada paso • | Yoonmin | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora