Capítulo 1

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Pavel suspiró, su cuerpo adolorido se estiró en la silla giratoria de cuero negro en la que se encontraba sentado, y un gemido de incomodidad brotó de sus labios al sentir un dolor sordo comenzando en la parte baja de su espalda.

Se enderezó en la silla y frotó cuidadosamente con una de sus manos el lugar que le causaba molestias, mientras que con la otra tecleaba rápidamente en la computadora que se encontraba en el escritorio frente a él.

Se encontraba respondiendo algunos correos electrónicos y organizando las listas de contactos de los clientes cuando observó la hora en su computador. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, su turno ya había terminado y podía irse.

Guardó los documentos que había estado respondiendo y editando en sus carpetas correspondientes y apagó la computadora. Estiró ambas manos frente a él y después se levantó de un salto de su silla. Su cuerpo vibraba de emoción, Pavel no podía esperar a regresar a casa con su gato y prepararse para después tener unas merecidas horas de descanso.

Mientras se aseguraba de que todo en el escritorio estuviera en orden para la siguiente persona que se encargaría de los visitantes, un teléfono celular en el escritorio comenzó a sonar, por lo que rápidamente lo levantó para contestar.

No fue nada realmente importante o que requería su máxima atención, la mujer del otro lado del teléfono le indicó apresuradamente que mañana a primera hora debería clasificar algunos archivos, así como revisar que el calendario de citas y las reservaciones del salón de reuniones estuvieran en orden. La llamada terminó tan rápido como empezó y dejó el teléfono en su lugar anterior antes de seguir metiendo sus cosas en su maletín para irse a casa.

Miró con nostalgia un vaso de poliestireno grande en el escritorio que antes contenía un delicioso café negro antes de negar con la cabeza y tirarlo en el bote de basura junto a él. No podía permitirse beber más cafe hoy, ya que después no podría dormir bien y tenía que levantarse temprano mañana.

Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón de trabajo negro, tocando con sus dedos los objetos que se encontraban en ellos para asegurarse de que no se olvidó de algo importante. Una vez olvidó las llaves de su departamento y fue un infierno tener que conducir de vuelta al hotel, casi chocando contra un poste de luz de lo cansado que se sentía.

"Hola Pavel." Una voz sedosa y tranquila llegó a sus oídos mientras cerraba su maletín y su mirada se desvío a la mujer que caminaba hacia él desde las puertas de vidrio del hotel.

Amelia Campbell Jones era una de sus compañeras recepcionistas en el hotel, una mujer de 37 años con un cabello castaño bien cuidado que siempre vestía trajes y zapatos que probablemente valían más que todo lo que Pavel tenía.

Sus ojos marrones enmarcados por gruesas pestañas lo miraron de arriba hacia abajo, y sus labios pintados de rojo cereza se levantaron en una sonrisa maliciosa, revelando dientes tan blancos y relucientes como perlas.

"Te ves hecho un desastre, ¿Sucedió algo hoy que te hizo verte más desarreglado de lo normal?" Pavel se sintió encogerse, un sonrojo de vergüenza cubriendo sus mejillas.

Él sabía que no se vestía o se veía igual de bien que los demás en el hotel, pero no era su culpa, su dinero estaba destinado a cosas mucho más importantes que un uniforme caro o una cirugía plástica.

"De hecho si, un grupo de adolescentes decidió que era divertido venir y hacer una fiesta en la piscina del hotel sin haber hecho antes una reservación, sin embargo ya nos ocupamos de eso, aunque hubieron ciertas dificultades." Pavel frunció el ceño mientras respondía, no sabía cómo esos chicos habían logrado llegar a la piscina y hacer una fiesta por unos 40 minutos sin que nadie se diera cuenta hasta que ya era demasiado tarde.

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2021 ⏰

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