No soy una mujer

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NOTA:  ¡Hola! Muchas gracias por darle una oportunidad a mi one shot.

Diré de inmediato, que es muy oscuro, tóxico y hay muchas cosas que pueden ser sensibles, Por lo que recomiendo que si tienen problemas con temas así, no lo lean.
Es más bien, Lemon extraño, sin nada de trama.

Si no es así, son bienvenidos a venir al infierno conmigo, parece chiste, pero no lo es.
Además de eso, pido perdón por cualquier error que pueda tener el texto.

Espero les guste y que dejen un comentario para saber que tal.
¡Nos leemos!


Naruto estudió su colección, observando como un niño mira un dulce. Se detuvo en el clásico vibrador con forma de pene, era un poco más pequeño que el suyo, pero para el culito goloso de su mujer era perfecto.

Ella era tan perfecta, una pequeña tan linda cuando iba caminando por la calle con esas falditas y tacones que usaba, nadie paraba de mirarla con esos ojos depredadores. Sin embargo, no era culpa de ellos, no, la culpa era de su mujer, por ser tan zorra.

Por haber nacido para calentar pollas.

Escuchó con un profundo desagrado a su mujer moverse en la cocina sin saber sobre sus pensamientos. Ella era demasiado hermosa como para ser vista por el mundo, siempre querrán arrebatarle de su lado.

Asomó la cabeza en la cocina viendo cómo su mujer tarareaba feliz sin saber sobre sus pensamientos.

La chica movía sus bonitas caderas al ritmo de la música que sonaba. Era realmente sensual, su niña no lo sabía, pero a Naruto le encantaba verla bailar, ella pensaba que no la veía, de saberlo jamás bailaría. Era tan tierna cuando se sonrojaba y se sentía humillada. El hombre rubio regresó al cuarto.

Sacó debajo de la cama una caja que había traído del sótano, la abrió mostrando levemente su contenido y Naruto rápidamente las escondió. La sorpresa casi era revelada.

       —¿Papá? La comida está lista, busca las llaves para que podamos irnos. —Al escuchar su nombre se sobresaltó. Su mujercita lo miraba con ceja alzada al encontrarlo con la caja secreta—. ¿Qué tienes ahí? —preguntó curiosa, Naruto se levantó y la tomó de los hombros, acercó su boca a la pequeña oreja y le dio un beso en el lóbulo.

       —Una recompensa para mi muñeca. —La chica se sonrojó furiosamente y se apartó con brusquedad.

       —Odio que me digas así, vamos, quiero ir al lago y pasear por los alrededores antes que se haga de noche. —Le dio la espalda a Naruto y no noto como este frunció el entrecejo.

¿Ir al lago? ¿Recorrer los alrededores? ¡Eran sus vacaciones de pareja! ¡Obviamente, tenían que estar solos! Lejos del mundo que Naruto tanto odiaba.

Pero a su princesa le encantaba el aire libre, le gustaba que la miraran, que otros la desearan, siempre le gusto sentir que los ojos de los hombres vagaban sobre su piel. Naruto no había sido la excepción.

El viaje al lago fue largo y cansador, Naruto cada vez que se detenía, miraba de reojo a su princesa, llevaba unos diminutos shorts que apenas cubría algo, sus piernas que eran completamente largas y blancas cremosas.

Tragó saliva al observar.

Naruto puso sus manos sobre ellas y su bebé se las apartó con rapidez, nervioso de su toque. No obstante, él lo sabía, algo ardía en ella cuando la tocaba, podía ver su carita contraerse de deseo.

Y no era algo que la mente creará para sentirse menos mal. Su sonrojo, su timidez y como nunca cambió su manera de vestir frente a él.

Miró la hora, pronto serían las diez de la noche y habían salido muy temprano, el tráfico había retrasado todo y por eso su niña estaba de tan mal humor.

Dulce niñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora