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I

Desperté esa mañana más temprano de lo usual. Camine al baño para tomar una rápida ducha. Me encontraba de vacaciones en un resort en la Ciudad de Los Angeles, CA con mi hermana pequeña, Agnes, y mi padre. Me puse mi falda deportiva de tenis blanca y un crop top negro, iría a jugar un partido amistoso con Madeline luego de desayunar. Llame a recepción para pedir desayuno a la habitación y camine hacia la habitación de Agnes. Aun vestía su pijama por lo que supuse que había despertado hace poco. Veía televisión, probablemente Hannah Montana o algo por el estilo.

-Buenos días, puntito. ¿Cómo amaneciste hoy?- Dije sonriendo. Agnes era tan pequeña y menuda, de ahí su sobrenombre. -El desayuno ya viene. Vístete, estaré en la sala- Ella solo sonrió y volvió su atención al programa.

De las dos semanas que llevábamos en LA, puedo decir que en tan solo cuatro ocasiones contamos con la compañía de papá. No digo que me molestase el que no estuviese con nosotras el 99% del tiempo, digo, prefiero cuando él no está aquí a que cuando si lo está. Digamos que no nos llevamos de lo mejor, pero admito que pensé que estas vacaciones serian diferentes.

Note que las manos de Lilian temblaban descontroladamente al servirme café. Levante la vista y pude ver su rostro que emanaba preocupación, sus ojos rojos aguantando las lágrimas y piel sudaba como si hubiese estado ejercitando por horas.

-Dios! ¿Qué tienes, Lilian?-  Dije dejando salir un bufido. -Mis disculpas, con permiso, señoritas – dijo con la vista en el suelo, sus manos aun temblorosas. La seguí hasta donde estaba el bandejero.

-¿Estas bien?- Le pregunte posando una mano en su espalda. Mi relación con Lilian no es la mejor relación del mundo, ha pasado por verdaderos ascos por mi culpa. Siempre cubrió mis metidas de pata y mis escapes a media noche para ir a una fiesta en el centro de la ciudad. No creo que ella lo sepa, pero la quiero. La quiero bastante.

-Deben irse de este lugar. No es seguro- levanto la voz gradualmente pero con el cuidado de que Agnes no escuchara. –Busquen sus maletas y empaquen sus cosas-

-¿Por qué debemos irnos, Lilian?¿Acaso llamo papá?- dije desconcertada.

-Señorita Alissa, escúcheme con atención- Lilian puso ambas manos sobre mi rostro, mirándome fijamente. Su cara estaba destrozada – Abajo hay hombres malos que quieren hacerles daño. Busquen sus maletas y huyan lejos de este lugar- lagrimas caían sobre su rostro lo que me paralizo por completo.

¿Quiénes eran estos “hombres malos” y porque querrían hacernos daños?, ¿Dónde estaba papá?

Camine hacia la ventana y ahí estaban. Una ban negra estacionada y cuatro hombres de negro bajaron caminando hacia la recepción.

-

-Alissa, necesito que escuches con atención, ¿si cariño? No pensé que las encontrarían tan rápido. Hay un vuelo hacia México esperándolas en LAX. Su tía May las estará esperando allá. Debajo de la cama de Agnes encontraras una caja fuerte, la contraseña es la fecha de tu nacimiento. Escucha bien cariño, quiero que abras la caja y saques todo lo que hay dentro y lo pongas en un bolso- La voz de papá soñaba lejana, casi inaudible. Mil cosas pasaban por mi mente en ese minuto. ¿Qué acaso estaba soñando?¿Cómo podía ser esto posible? – Alissa! ¿Alissa estás ahí?!-

-Sí..- dije volviendo a la realidad. -Ve a la habitación de Agnes. Abre la caja y no cortes el teléfono- corrí a la habitación de Agnes. Lilian llenaba su mochilita con ropa. Puse el teléfono en alta voz y busque la caja. Mis manos temblorosas me hacían difícil marcar el código. 1210 , mi cumpleaños: doce de octubre. El contenido de la caja era principalmente dinero, debía haber unos 2000 dólares, llaves, seguramente del auto de papa y un arma.

-Oh no, si esperas que le dispare a alguien estas completamente demente…- dije mientras buscaba un bolso o algo en donde meter el contenido.

-¿Recuerdas tus clases de caza? Sera similar. Alissa necesito que seas fuerte, ¿serás fuerte cariño?-

-Por favor dime que esto es una clase de broma o algo..- dije con ambas manos sobre mi cabeza tratando de aguantar el llanto. Agnes permanecía parada sobre el umbral de la puerta, tan confundida y asustada como yo. No podía largarme a llorar, debía ser fuerte, por Agnes. Metí el contenido en la mochila y corrí a mi habitación.

-Alissa, estas personas son peligrosas. Tú y Agnes deberán cambiarse los nombres. Buscar identidades nuevas. No confíen absolutamente en nadie. Dentro de la caja fuerte encontraras están las llaves de un Bugatti rojo, estará estacionado en el Street center en Beverly Hills. En caso de que algo salga mal y no pueden llegar a LAX DEBEN llegar ahí, subirse al auto y el piloto automático las llevara a un lugar seguro- al decir esto un fuerte golpe se escuchó en la puerta principal. Corrí hacia donde Agnes y Lilian estaban y las abrse con todas mis fuerzas.

-Debemos salir de aquí- dije mirando hacia la ventana que daba al balcón.

Debían ser unos seis metros de caída libre, pero valía la pena saltarlos. Claro, si hubiese estado sola. Si Agnes saltaba probablemente moriría. Las opciones eran limitadas y el tiempo se agotaba. Probablemente ya habían entrado. Recordé que sobre el ropero había una escalera de madera, probablemente de tres metros, lo que reduciría la caída a la mitad. Amarre un extremo en el balcón dejando caer el otro.

-Yo cuido, bajen con cuidado señoritas- dijo Lilian, quien ya no aguantaba las lágrimas desde hace un buen rato.

-No voy a dejarte- diciendo esto Agnes soltó mi mano de un golpe y corrió hacia Lilian abrazándola fuertemente.

-No vamos a dejarla aquí, Puntito. Lilian bajara después de nosotras, ¿verdad, Lilian?- Dije aguantando las lágrimas.

-Oh claro, pequeña. Vamos, vamos, rápido!- dijo dándole un golpecito en la espalda.

Examine el terreno antes de bajar. Despejado. Baje cuidadosamente las escaleras hasta llegar al último escalón. Salte y aterrice como pude. Ahora era el turno de Agnes. Abrí mis brazos para así poder atraparla y atenuar su caída. Estaba a salvo, temporalmente claro. Ahora, Lilian… Lilian, que rayos, ¿Por qué no bajaba? Una nota en forma de avión de papel cayo del balcón: “Las quiero, pequeñas. Manténganse vivas”. Miro hacia arriba y ahí estaba, desamarrando la escalera.

La escalera cayo en frente de nosotras y Lilian desapareció. Permanecí atónita por unos segundos hasta que un ensordecedor disparo se escuchó. Habían asesinado a Lilian. 

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⏰ Última actualización: Mar 03, 2015 ⏰

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