Sabor a sol, aroma de cerezos

Parte I

¡Hola! ¡Bienvenidos a mi 10mo Matchablossom! 

Esta es una historia muy especial, no solo por su contenido (que se me hace inmensamente dulce y significativo) sino porque saldré un poquito de mi zona de confort atreviéndome a trabajar con algo más que un one-shot~ por lo general no me gusta hacer historias por capítulos, me da miedo abandonarlas y no darles su fin, y termino haciendo todo en uno solo sin importar que tan largo sea. Sin embargo, para esta idea en particular, me animé a dividirla en 3 partes. 

Como dice el resumen: Ambos no necesitan mucho para tener su boda de ensueño. Así es, esta es una historia sencillita, pero con grandes emociones. 

El título proviene de una canción de Floricienta llamada "Y la vida" con un pedacito que me recordó inmensamente a ellos: Y ese día llegará y te sabrán a sol mis besos, y el perfume de mi piel tendrá el olor de los cerezos. 

Sin más, ¡Disfruten!

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El día de Kojiro se ilumina en plena noche cuando una florecilla de cerezo, que aunque con rastro de agotamiento luce tan etérea como de costumbre, se aparece en la puerta de su restaurante ya cerrado. Por supuesto, Kojiro lo deja todo para ir a su encuentro.

Han sido días ocupados para los dos, especialmente para Kaoru, y finalmente pueden tener sus reuniones nocturnas habituales en su lugar favorito. Kojiro está feliz, no es para menos, y se acerca al recién llegado colocando la mano sobre una mejilla, con la delicadeza que su princesa merece, y besa la otra en un saludo cariñoso e íntimo. Y cuando Kaoru hace un ruidito de gusto, más inconsciente que nada, Kojiro se siente tranquilo porque con un gesto tan pequeñito ha logrado sacudir un poco el estrés del otro. La noche ha comenzado bien.

-¿Comiste?- Kojiro indaga suavemente manteniendo la cercanía. Es consciente que un Kaoru hambriento, y más en esa condición, no es bueno.

Kaoru, con ojitos cansados, cubre la mano de Kojiro que permanece en su rostro y niega con la cabeza. Eso le da luz verde a Kojiro, porque por supuesto que se ha preparado para ello, y con una sonrisita lo guía rápidamente hacia su asiento habitual. Desaparece por menos de un minuto, dejando a Kaoru a la expectativa, y regresa con una bandeja que mantiene cubierta... El menú de esa noche es lasaña, la receta especial del chef que a Kaoru le encanta. Y la mirada dorada agarra vida por fin, como la de un niño ante su comida favorita y más deseada, conmoviendo el corazón de Kojiro... Como siempre.

Es a mitad de su plato que Kaoru comienza a compartir parte de sus travesías. Habla del trabajo, de los clientes satisfechos y los tan exigentes que llegan a ser ridículos, pero especialmente sobre lo mucho que ha tenido que lidiar con su familia últimamente... Y es agotador, molesto, irritante, incómodo y absurdo.

Kojiro lo escucha con atención desde el otro lado de la barra, haciendo comentarios muy de vez en cuando, dejando que Kaoru se desahogue y descargue todas sus tensiones ya que le hace muy bien en estos momentos. Ha estado junto a Kaoru por tanto tiempo, desde que eran un par de niños inquietos y despreocupados, que conoce bien lo particular que es su familia. Las costumbres, la etiqueta, la reputación, el prestigio... Son aspectos que también se le han inculcado a Kaoru, lo que caracteriza bastante al maestro de caligrafía más joven de los Sakurayashiki, pero sin lugar a dudas son los mayores los más necios e insistentes al respecto. Kaoru sigue los lineamientos de su familia, pero esa alma libre e independiente que lo impulsa a tomar sus propias decisiones y caminos no se ha apagado.

Llega un punto en el Kaoru se pone de pie y camina inquieto de allá para acá, quejándose hasta el cansancio de su familia. De que si dijeron esto, de que si quieren aquello, de que si es lo más correcto, de que es solo una simple opinión pero que igual está prácticamente obligado a ello, de que según las tradiciones de la familia él debe actuar de tal manera... ¡Ejerciéndole presiones como si fuera un niño pequeño y no un adulto independiente! Y, lo peor ¡Ni siquiera es asunto de ellos! Kaoru está llegando a su límite.