Itadori Yuuji tenía la perfecta vida de casado para el ojo ajeno, había unido su vida al magnate multimillonario Gojo Satoru, los lujos, viajes y fiestas le sobraban, pero hacía ya un tiempo que su esposo había dejado de atenderlo en la cama.
Satoru, que a pesar de amar a su precioso esposo y de no perder los pequeños detalles como el desayuno a la cama, besos de buenos días y de buenas noches, coqueteos y de ser incapaz de serle infiel a la persona con la que había decidido compartir su vida, era un trabajador compulsivo, amaba su trabajo y aunque lo negara, lo amaba más que a su propio esposo, le gustaba sentirse poderoso, así que en los últimos 3 meses había dejado de lado a Yuuji, su líbido disminuía conforme la carga de trabajo aumentaba, el peliblanco podía vivir tranquilamente sin sexo mientras se siguiera posicionando como el magnate número 1 y solo deseaba a su esposo pero al contrario de el, Yuuji, quien había llevado una vida de sexo desenfrenado antes de casarse, viéndose en aquella situación de abstinencia y que sus intentos de seducción se vieran frustrados por llamadas telefónicas del trabajo o viajes al extranjero para ampliar el imperio Satoru comenzaba a desesperarle, estaba frustrado sexualmente y su esposo no se hacía cargo y solo sus dedos en la oscuridad de su habitación no eran suficientes. Comenzaba a peligrar la fidelidad del pelirrosa.
Para evitar convertirse en un infiel, decidió practicar ejercicios de concentración, ocuparse en distintas cosas, comenzó a asistir a clases de cocina, aprendió deportes nuevos, intentaba cansar su cuerpo para que su líbido se apaciguara e incluso comenzó a asistir a clases de yoga, vaya error.
Había comprado unos leggins que lo hacían ver tan malditamente sexy que robaba suspiros por toda la ciudad; Itadori tenía un cuerpo de infarto, cintura pequeña y un trasero tan esponjoso que parecía mentira que Satoru no deseara comérselo las 24 horas del día.
Era la primera vez que tomaba aquella clase, sentado sobre su tapete y en compañía de otros dos chicos y tres chicas, esperaba a que el profesor de yoga llegase, imaginaba que sería algún tipo de hippie pacifista escuálido y vegetariano, grande fue su sorpresa cuando por la puerta vió entrar a un ardiente fortachón de espalda ancha y gran altura con una característica cicatriz en sus labios, le daba un aire de bad guy pero al mismo tiempo lo hacía ver tan sexy, los ojos de Yuuji viajaron por todo el cuerpo de aquel hombre alto que desprendía vigor y gritaba a los cuatro vientos que era un salvaje en la cama, el pelirrosa tuvo que tragar fuerte ya que no paraba de salivar mientras su mente corría a mil por hora imaginando como aquel hombre podría destrozar en distintas posiciones su avaricioso arillo muscular, casi se fue hacia atrás cuando el profesor se acercó peligrosamente a el, este viendo que estaba apunto de caer rápidamente lo tomó de la cintura y lo pegó a su cuerpo, Yuuji pudo sentir aquellos fuertes pectorales con sus manos, la tensión que ese toque había provocado era palpable.
- Tranquilo -su voz era tan profunda y seductora que Yuuji pudo sentir su entrada lubricarse- sería un problema si te cayeras antes de iniciar la clase, no puedo permitir que te lastimes
- O-oh sí, es cierto -respondió nervioso el ojiavellana- que torpe puedo llegar a ser... puedes soltarme...
- Asegúrate de no caerte lejos de mí, si lo haces no podré atraparte... -el juego de seducción de aquel hombre era tan evidente que los presentes carraspearon haciendo sonreír al pelinegro- mi nombre es Toji Fushiguro, un placer conocerte...
- ... Itadori Yuuji... -soltó en un suspiro-
- Es un grato placer tenerte... aquí, en la clase, eres un rostro nuevo, ¿haz practicado yoga antes?
- Nunca -era una mentira, en sus años de universidad había intentado hacer yoga para mejorar su flexibilidad en la cama- es mi primera vez...
- Bien, entonces tendré que acompañarte de cerca para cerciorarme de que estés realizando bien los ejercicios y evitar que lastimes tu espalda.
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Yoga Pants [TojiYuu] [TojiIta]
FanfictionItadori Yuuji lleva una "perfecta" vida de casado con el magnate multimillonario Gojo Satoru, juró amarlo hasta la muerte, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, él está seguro de amar a su esposo pero muchas veces la persona...