En un íntimo paraíso terrenal Cuyo espacio interplanetario Marcaba 310 no se si serían Horas Fahrenheit o años luz Pero envueltos por la brisa marina Nos amábamos a solas Embriagados por el néctar de la caña Que como río tumultuoso
Nuestra pasión ahogaba.Y así fue como nació todo ese remolino De angustia, desesperación y deseo Que nos arrastra y nos consume En ese fuego lento de caricias apasionadas.
Y fueron pasando los minutos, las horas Y aun el tiempo parecía estar en nuestra contra Y que hiedras que eran nuestros cuerpos Y así llegué Del mar.
Del mar eterno, del mar sin rumbo Para arrancarte hijos de la cintura Porque yo seré el que me beba Hasta la última gota de la miel de tus altares Y moriré feliz haciéndote el amor Al ritmo y al son de la marea Recorriendo palmo a palmo la extensa Geografía de tu cuerpo y ¿Que pasó con las almohadas? Que parecían querer escapar en fuga loca A 310 Km. por hora.
Bueno y Las sábanas de ellas si puedo hablar Porque fueron mudos testigos de nuestro encuentro Cubriendo nuestras pieles desnudas Víctimas del deseo, ese deseo Incontenible
Dormido en sueño milenario.Y fuiste mía para dentro Más allá del mar y de la noche Y fui tuyo, más allá del ensueño Desde la honda raíz del hueso Hasta el destellante pétalo de tu piel que
Triunfal remata Quedando por siempre envueltos En cuerpo alma y pensamientos Embriagados completamente Por esa lava volcánica recién erupcionada Víctimas perpetuas de un éxtasis aun no programado Pero por milenios añorados.