Capítulo 3

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El último timbre sonó y caminé fuera del aula hacia el casillero que nos habían asignado en la hora del almuerzo. Guarde mis libros y saqué unos otros que necesitaba para los deberes de mañana.
Mierda. Mi cuaderno de biología.
Resoplé y revoleé los ojos.
¿Cómo puedes ser tan estúpida ___? ¿Acaso practicas?

– Muñeca, ¿Cómo te fue en física?– corrí mi mirada hacia la derecha y vi a Tris sonriendo, mientras sostenía un par de libros en sus brazos y su bolso colgaba de su hombro.

- Asquerosamente horrible.– respondí con sonrisa.– ¿Y a ti en Química?

- Estupendamente bien.– dijo con una sonrisa.

- Y supongo que no se debe a que estamos separadas en esas clases, porque eso de verdad me heriría muchísimo.– ella volvió a sonreír.

- No. Johann estaba en esa clase.– cerré mi casillero y le sonreír con mis libros en los brazos.

- ¿Primer día y rompiendo corazones? – ella río fuertemente.

- Me invitó a sentarme al lado de él y hablamos toda la clase. El profesor nos llamó la atención de lo distraídos que estábamos el uno en el otro.– tenía una estúpida sonrisa en el rostro y no pude evitar sonreír ante lo feliz que se encontraba.

- ¿Y qué sucedió? Porque me imagino, también, que no estás tan alegre por eso nada más.– Su sonrisa se hizo aún más grande, si es que eso era posible.

- Me invito a recorrer la escuela con él, ya sabes, hablar un poco más y contame como son las cosas aquí y como son los profesores y todo eso...– movió la mano dándole poca importancia.– No te molesta ¿Cierto? – me miró atentamente.

- ¿Me estás preguntando, si me molesta que un chico realmente lindo haya invitado a mi mejor amiga a conocer la escuela en el primer día de clases? – sonreí y ella hizo lo mismo.– Está bien que odie caminar, pero un par de manzanas sola no están mal.

- ¿Estás segura que no quieres que le diga que no y te acompañe? – fruncí las cejas.– O tal vez puedas venir con nosotros.

- Estás completa y totalmente loca Tris, vete. Él debe estar buscándote. – ella sonrió.– Voy a ir por mi cuaderno de biología y nos vemos en casa.– ambas sonreímos.– Y cuando llegues a casa quiero escuchar cada detalle de todo lo que paso.– Tris me abrazo fuertemente, me agradeció y de fue corriendo por el final del pasillo.

Miré a mí alrededor. Los pasillos estaban vacíos. Tomé mis libros firmemente entre mis brazos, suspiré y comencé a caminar hacia el aula de biología.

El ruido de mis zapatillas contra el suelo me desconcentraba y luego de un par de minutos buscando el maldito salón de biología, me di cuenta que tal vez, solo tal vez, estaba un poco perdida. Giré a la izquierda en uno de los pasillos que parecían no tener fin y vi, a los lejos, unas sombras de personas.

Tal vez me digan dónde está el salón de biología.

Caminando firmemente y sin dejar que me intimiden, seguí a paso firme hacía el final del pasillo. Eran chicos. Perfectos, chicos de secundaria con hormonas alborotadas. Per-fec-to.

Me acerqué un poco más hacía ellos y me paré a unos dos metros de distancia. Junté valor respirando y apreté más los libros. No estuve a punto de hablar cuando sus miradas se clavaron en mí.

Santa mierda.

Me puse completa y totalmente nerviosa. Descartemos la teoría de esta mañana en la que los chicos de esta escuela son feos.
Descartémosla en este preciso instante.
Eran cuatro chicos, que parecían ser de la misma edad. No había tiempo para describir su belleza, no alcanzaba el maldito tiempo. Y todo empeoró cuando dos de ellos sonrieron.

Vamos ___, di algo. Pareces retardada.

- Yo... Yo... No quiero interrumpir... Solo...– ahora sí pareces retrasada ___, estás tartamudeando. Respiré hondo otra vez y miré mis pies. No podía hablar si sabía que me estaban mirando, aunque lo sabía.– Estaba buscando el aula de biología y creo que me perdí.– solté un suspiro por la respiración que estaba aguantando y tragué saliva. Subí la mirada y vi a unos de ellos viniendo hacia mí.

Tenía el cabello algo largo y negro, hacia arriba. Sus ojos eran brillantes y verdes, muy, muy verdes. De un color intenso. Prácticamente me quedé hipnotizada viéndolos. Se paró en frente de mí y pude desviar mi mirada hacia su perfecta y blanca sonrisa.

Oh Dios, los chicos de este pueblo van a matarme.

- Tú eres la nueva, ¿cierto? – no dije nada. Mi boca estaba abierta y pude jurar por Dios que parecía una retrasada con problemas mentales. Estaba respirando como una idiota y, es asqueroso si, pero estaba sudando como un puerco.

¿Por qué carajos estaba tan nerviosa? Dios.
Tragué saliva y él lo notó ya que dirigió su mirada a mi cuello.

- Joel, es la nueva.– el otro chico que estaba sonriendo camino también hacia mí, pero se fue a mis espaldas. Apreté más fuertemente mis libros contra mi pecho y voltee para ver que hacia allí atrás.

El otro chico, que aparecer se llamaba Joel, tenía ojos azules, igual de intensos que los del chico que tenía en frente, pero estos parecían provenientes del océano. Azules como el océano y juro por Dios que no estaba exagerando. Su cabello era negro y tenía una sonrisa extremadamente blanca.

Me miraba de arriba abajo, inspeccionándome meticulosamente como si fuera una especie de nueva de ser humano.
Voltee al frente para mirar al chico de ojos verdes y "Joel" silbó detrás de mi.

- Erick te dije que los rumores eran ciertos. Me debes cincuenta, hermano.– El supuesto Erick miró por mis hombros al supuesto Joel y su sonrisa se hizo más grande.

- No necesito que tú me lo digas para darme cuenta.– volví a tragar saliva y sentí la mirada de ambos en mi cuello.

Vamos ___, tienes que salir de aquí.

- Ya basta imbéciles, dejen de molestarla.– mire por encima del hombro del supuesto Erick a un chico con ojos marrones oscuros y cabello, me animaría a decir, con perfectos rulos cafés. Era alto, muy alto. Bueno, no es que alguno de ellos cuatro no lo fuera, pero el definitivamente era el más alto.

- No seas aguafiestas Zabdy, sólo estábamos conversando con la chica.– yo misma pude sentir la sonrisa que tenía el chico atrás de mi. Volví a tragar saliva, mientras, otra vez, sus miradas se desviaban a mi cuello. Tomé aire una vez más y lo solté.

- Yo creo que mejor me voy... Puedo ir al salón mañana...– sorprendida porque no tartamudee, puse una media sonrisa falsa en mis labios y me di vuelta. Iba a pasar por al lado del chico con los ojos azules, pero él se pudo en mi camino, tomó mis brazos y me impidió rodearlos.

- Vamos preciosa, solo queremos hablar contigo.– sonrió y yo quité mis brazos de sus manos, tirando mis libros al suelo.– Tiene actitud, me gusta.– me agaché a recogerlos mientras intentaba no mirar arriba para no distraerme.

Rápido ___, sal de aquí.

- Es en serio chicos, la están asustando, déjenla en paz.– escuché hablar al supuesto "Zabdy" e interiormente me dije que era el que mejor me caía. Me levanté con mis libros de nuevo entre mis brazos y apretados a mi pecho. Me sorprendí al sentir un frío tacto en mi cintura, me sonrojé y miré a mi derecha. Joel, el chico de los ojos azules, me había tomado de la cintura.

Ya es tarde ___, van a violarte cuatro chicos que ni siquiera conoces, ¿A qué tipo de chica le sucede en su primer día de clases? Eres un maldito imán de la mala suerte ___ Brooks.

Y como si no estuviera suficientemente nerviosa, Erick, el chico de los ojos verdes posó su mano por encima de mi hombro.

- Solo estamos divirtiéndonos, ¿Verdad? – me miró a mí. Rápidamente baje mi mirada y pude sentir la mirada que le dió a Joel mientras ambos reían.

- Ya no es divertido. Estoy hablando muy en serio. Suéltenla y dejen que se vaya.– el muchacho de los ojos marrones oscuros los fulminó con la mirada y, como si se hubiera contado un tipo de chiste telepático, Erick y Joel comenzaron a reírse al mismo tiempo.























   

:)

ChristopherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora