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Dolia

Estaba oscuro

Era demasiado

Su respiración agitada, el dolor que sentía por su cuerpo transformándose, las lagrimas salían sin querer, no queria soltar ninguna queja, no podía, no podía hacerlo por ellos, no queria que su sacrificio fuera en vano, a pesar de que no tenían conciencia, el los consideró su familia.

No se podía arrepentir, ya no. Cuando creyo que termino se levanto como pudo, se sentia tan cansado, pero al fin lo habia logrado, no era lo que esperaba, pero ¿Qué podía hacer? De igual manera le agradaba, lo tomaria como una ventaja.

Estuvo bien durante un tiempo, hasta que llego ahí.

Escucho algunos pasos ¿Lo habían visto?

Los pasos se detuvieron, sintio aquella mirada llena de interés y despues escucho una voz llena de algo que no supo identificar al momento.

- Dime pequeño ... ¿Como llegaste aquí?

. . .

Acepto ir con el a base de mentiras, los primeros días el sujeto se ganó su confianza y cuando la tuvo lo encerraron ahí, en aquella jaula, se sentía como un pájaro con las alas rotas de tanto luchar por querer salir. Cada día por tanto años estuvo anhelando la libertad y cuando creyo tenerla, lo volvieron a encerrar.

Quería irse, quería ser libre, ya no aguantaba estar ahí dentro, empezó a creer que pasaría toda su vida ahí, no queria, no podía. Por eso, cuando uno de los guardias se les cayo su juego de llaves aprovechó la oportunidad para tomarlas y esconderlas, hasta que tuviera el valor para escapar.

Planeo su escape, conocía cada cuanto lo venían a vigilar, conocía perfectamente el lapso de tiempo que lo dejaban sin supervision, solo faltaba el valor. Saco las llaves que escondía, la puerta se abrio, el rechinido lastimo sus oídos y alertó a los guardias.

Era ahora que tenia que actuar.

Puso un pie fuera, el contacto frío del piso con su piel se sintió extrañó, los guardias empezaron a entrar, uno a uno los derribo. Mientras contaba los segundos antes de que el que se le escapo pudiera activar la alarma

15 segundos

Se levanto algo mareado, el aroma a sangre y el sabor en su boca era lo que predominaba. Corrio con todas sus fuerzas, no volvería a ser su prisionero, no dejaría que nadie más lo encerrara.

La alarma comenzó a sonar, no le importo, la salida estaba tan cerca, no se rendiría. Antes de llegar lo vio, ahí estaba enfrente de la tan anhelada libertad.

- No querras hacer eso

Fue lo último que escucho de aquel hombre antes de atacar.