❝Ella, un poder indestructible, figura divina, tan hermosa como mortal. Posee un poder de doble filo, guiada por el amor que irradia, porque al final del día, amar era casi tan difícil como sobrevivir.❞
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𝐃𝐄𝐍𝐈𝐒𝐒𝐄 𝐘 𝐂𝐄𝐃𝐑𝐈𝐂 || 06
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❝Dos almas fugaces: ella como el fuego, llamativa pero efímera; él como el agua, clara pero incierta. Al final del día, el amor no basta cuando el entorno inflige heridas en carne viva, provocadas por quien creías te amaba incondicionalmente.❞
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Una gran tormenta eléctrica azotaba el enorme y mágico castillo. Los relámpagos iluminaban los amplios ventanales mientras los estudiantes se dirigían a sus primeras clases del día. La mayoría estaba envuelta en cálidas túnicas, aunque algunos, fanáticos de los días lluviosos, se movían con una familiaridad absoluta con el clima húmedo y agitado.
Denisse Lestrange formaba parte de ese pequeño grupo que disfrutaba de las tormentas cargadas de relámpagos y truenos. Caminaba por los pasillos leyendo su horario del día con el ceño fruncido, completamente ajena a la persona que la seguía, intentando captar su atención.
Cedric Diggory, a diferencia de ella, vestía una túnica de poncho para evitar la lluvia. Aceleró el paso para alcanzarla, y al llegar a su lado, tocó suavemente su hombro, llamando su atención. Denisse se giró con la gracia que la caracterizaba, con ese andar calmado y seguro. Tardó unos segundos en reconocerlo, pero cuando lo hizo, un leve hormigueo recorrió su espina dorsal. Cedric, con las palmas frías, ya sea por el clima o los nervios, le sonrió antes de adelantarse para hablar.
