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A mis padres:
A mi padre por el respeto y la admiración que siempre tuvo hacia las mujeres fuertes con capacidad para dirigir sus vidas. Papá, nunca olvidaré aquella máquina de escribir. A mi madre,por su necesidad de saber más y su deseo constante de superación. Mamá, nunca olvidaré tu cara de paz hilvanando tejidos. Creo sinceramente que,gracias al deseo de los dos, he podido hilvanar muchas palabras. A todas las mujeres que quieran saber algo más de su vida. Y estén dispuestas a luchar.
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ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . MIRARSE CON OTROS OJOS . . . . . . . . . . . . . VII. VII. III. I IV. II V. IVI. VII. Enfermedades del alma . . . Al borde del ataque de nervios Mis primeros descubrimientos La caída de la máscara . . . Esos locos bajitos . . . . . El inconsciente y sus espejos . Los temidos cuarenta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11 13
. 21 . 43 . 63 . 85 . 109 . 143 . 175
EPÍLOGO. El vacío o la insoportable levedad de ser
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AGRADECIMIENTOS
Me parece casi imposible escribir esta página sin olvidarme a alguien que en mi trayectoria haya tenido un significado especial. Han sido muchas las personas que de una manera u otra han hecho posible que este libro llegara a ti.A todas ellas, a todas sin excepción, mi más sincero agradecimiento. A mis padres, sin duda alguna, gracias a ellos estoy aquí y soy como soy. La enseñanza más clara que me inculcaron fue que aprender a leer y a escribir era algo realmente importante. A los cinco hombres que han sido columnas importantes en mi vida. Mi padre, por la confianza que desde muy niña depositó en mí. A mi marido, por su respeto, su cariño, su comprensión y su gran ayuda con nuestros hijos. A mi hermano Miguel, gracias a cuyas palabras se me abrió el inmenso campo de la escritura.A mis hijos por las renuncias que han sido capaces de hacer alentándome a continuar tecleando en el ordenador, sus besos y sus palabras han sido un gran estímulo. A las cuatro mujeres que con su cariño, su fuerza, su sabiduría y su instinto han hecho posible que estas líneas estén entre tus manos. A mi madre (¡que no es la del libro!), por convertir su vida y la mía en una aventura de incertidumbres, preguntas y respuestas; a Conchi (Elena), por su entusiasmo y por el camino que durante veinte años hemos recorrido juntas; a Enza Appiani (Lucía), mi terapeuta y maestra, por su saber, sus enseñanzas, su apoyo inestimable y por ha-