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TEMÁTICA↻¡primer encuentro!


IBAS CON PRISA, HABÍAS ESTAMPADO la alarma contra la pared, pues llevaba sonando un rato y cuando quisiste darte cuenta, había pasado media hora y solo tenías quince escasos minutos para desayunar, ducharte, vestirte y llegar a la UA.
Bajaste y afortunadamente tu padre había preparado ti desayuno y el almuerzo para llevar.
Trataste de comerte los waffles lo más rápido posible, casi atragantándote.
Subiste corriendo las escaleras hacia el baño mientras quitabas tu pijama y tu ropa interior. Abriste la llave del agua y entraste a la ducha.
Cinco minutos después saliste, secándote con la primera toalla que encontraste.
Miraste el uniforme de la UA, colgado de una percha en un habitación. No podías creerlo. Corriste a ponértelo y te miraste en el espejo, sonreíste.

Al salir del pequeño lapsus, cogiste la mochila y saliste corriendo dirección a la academia.

Cuando llegaste, cruzaste el gran portón que había en la entrada. Y buscaste tu salón, corriendo por los pasillos.
Chocaste con una chica por el camino, ambas cayeron al suelo. Te levantaste rápidamente, mientras que la chica repetía tu acción. La miraste apenada para disculparte y volver a correr. Conseguiste ver su rostro, era una chica muy linda. Tenía el pelo morado y unos auriculares colgando de los lóbulos de sus orejas.

Después de un rato buscando tu clase, encontraste la puerta cerrada, así que decidiste tocar. Entraste en cuanto escuchaste un: "Adelante".
Estaban todos en sus sitios, y viste en los asientos delanteros a la chica de antes, sentada al lado de un rubio con un rayo.


—A la siguiente se queda fuera, __ (apellido)—dijo un melenas dentro de un saco de dormir amarillo.

—Si, señor...—no sabías su nombre.

—Aizawa Shota—se presentó.

Lo observaste unos segundos y fuiste a sentarte a tu lugar.

Te asustaste cuando comenzó a hablar sobre un prueba con expulsión.
Al final quedaste sexta y Aizawa comunicó que lo de la expulsión era mentira.
Volvisteis de nuevo a clases y el horario escolar continuó.
Se te hizo el día muy pesado. Si bien estabas contenta con tus resultados en la prueba de la mañana, el resto del día no fue así.

Se te había olvidado el libro de química. Habías dejado el almuerzo en casa y tampoco trajiste mucho dinero. Solo sirvió para comprar una galleta en forma de pez. Hubo una pequeña prueba de matemáticas, para comprobar que tanto os enseñaron en el instituto. No es que fueras mala en mates, pero tardabas mucho en hacer las cuentas y al final no completaste la ficha.

Para colmo, en la hora de la salida empezó a llover con mucha fuerza. Esperabas en la entrada, observando si paraba de llover.
A tu lado pasó la misma chica con la que tropezaste por la mañana. Escuchaste que se llamaba Kyōka Jirō.

—Oye... Está empezando a oscurecer...—te dijo, con un paraguas en la mano. No respondiste.
Se acercó a ti y te jaló del brazo levemente, y colocándote debajo del paraguas.

—¿No has traído paraguas?—preguntó

—uhm, no...—dijiste avergonzada.

—¿Por donde vives?

—¿Eh? En la calle ____

—Te acompaño.

—No hace falta, Jirou—dijiste rechazando su oferta.

—No pasa nada, mi casa queda un poco más allá.

Ambas caminasteis, rozando hombro con hombro. Hablasteis durante un rato. Estabas feliz, supusistes que sería tu primera amiga de la UA.

Al llegar a tu casa no encontraste tus llaves, qué cabeza...
Rebuscaste más por la mochila y chaqueta, pero no estaban. Sonreíste incómodamente a la chica. Sólo unas malditas llaves te harían pasar vergüenza delante de ella.

Acabaste tocando el timbre de tu casa, pero nadie te abría.

—¿Hay algún problema?—preguntó.

—¿Eh? No, no, ya seguro me abren, estarán tumbados o cocinando algo...
Puedes irte a casa, se hace tarde—contestaste con vergüenza.

—Vale...

Jirō se alejó un poco mientras observaba como la chica se sentaba en el porche suspirando.
Se acercó a ella y se sentó a su lado.

—¿Qué haces?—preguntaste cuando te diste cuenta de su presencia.

—No me importa esperar contigo, mis padres tardarán en llegar a casa, y por lo que veo, los tuyos también.

—No es necesario, hace frío y...—empezaste a decir.

Ella sacó algo de su bolsa, una manta, y la pasó por sus hombros y por los tuyos, pegándose a ti.

—Es mejor que estar en mi casa sola—contestó—, ¿o quieres ir a mi casa?

—¡No, no! Ya he molestado mucho.

—Me gusta ayudar a la gente, por algo quiero ser heroína.

—Bueno, pero no.

—Pues aquí nos quedaremos—sentenció.

—Está bien.

—¿Te importaría seguirme contando sobre esa banda?

    

! ₊˚🗝️﹕headcanons, kyoka jirou ᵎᵎ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora