Capitulo 1.

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Eran las 2:00 pm cuando mi vuelo llego a mi ciudad natal, tenia un tres años sin ver a mis padres lo cual me cusaba mucha emoción tengo que admitirlo, aunque dejar alemania no era lo que queria realmente pero en fin era hora de volver.

Vaya, si que me sentia extraña de nuevo en NY, estupido aeropuerto porque tiene que ser tan grande, y porque demonios traje tanto equipaje, gente arriba, abajo a los lados si que me sentia frustrada, por fin a lo lejos los vi con un letrero, seguro fue idea de mamá - decia en letras grandes y negras: Camile Donovan- miles de sentimientos encontrados pasaron por mi mente cuando mi madre me abrazo, ella no dejaba de llorar -oh si siempre tan sensible- mi padre por otro lado me recibio con una simple y calida sonrisa, siempre recto y educado, Dios mio cuanto los extrañaba.

-Camile, mi pequeña por Dios que alegria tenerte aqui a mi lado de nuevo-lo decia en pausas pues no dejaba de llorar y sollozar- de haber sabido que ese año se convertiria en tres no hubiera dejado que tomaras ese vuelo jamas.

-Mamá tampoco yo imagine que ese lugar me envolviera tanto, aparte la invitacion a verme siempre estuvo ahi, sus compromisos lo impidieron no yo -y si entre la empresa y los negocios su tiempo era de oro- pero ya basta de lloriqueos vamos a casa.

-Vamos querida, que gusto que estes de vuelta ¿Estas cansada?-suponiendo que tome un vuelo de 16 horas- me parece que si.

El camino a casa fue largo, vaya que hace calor aquí, deje mi saco a un costado del asiento, mama preguntandome todo el camino que era lo que más me habia gustado, que lugares frecuentaba mas, si no deje algún enamorado - no, lo mio no son los alemanes en definitivo- mi padre solo sonreia y me miraba por el retrovisor. 40 minutos despues por fin entrabamos a nuestra casa - vaya si que redecoraron- lo unico que queria era descansar, y comer -más bien comer, si mi estomago ahora esta contento- Cleo estaba en el recibidor, parecia que se le caerian los pomulos por tanto sonreir.

-Bienvenida a casa señorita, es un gusto tenerla de vuelta -dijo la mujer regordeta que estaba frente a mi con ese peculiar acento mexicano, me dio un abrazo, y se sonrojo, vaya parece que no envejece- ya tengo preparada la comida.

-Cleo, pero que bien te vez, me alegro de verte - en realidad si me alegraba, desde que me acuerdo a estado trabajando en mi casa, solo de verla me contagia su alegria, y que decir cuando canta y habla en español, es una delicia- realmente muero de hambre.

-Le pedi a cleo que preparara tu comida favorita - dijo mi madre emocionada- no creo que en alemania hubiera enchiladas como las que ella prepara. -No, definitivamente nadie las igualaba-.

-Excelente, muevanse que tambien yo tengo hambre. -ay que desesperados son los hombres.-

Delicioso fue poco, hacía tanto que no comía de esta manera, -le di las gracias a Cleo y a mi madre, papá ya se había ido a la empresa, trabajo y mas trabajo- subi a mi habitación, justo como la deje  parece que solo entraban a recoger el polvo que se acomulaba por el tiempo, empecé a desempacar a pesar de querer dormir, - el cambio de horario hacia efecto en mi- pero no me gusta dejar las cosas para después así que no tenía mas remedio. Una hora y un baño más tarde me disponía por fin a dormir cuando tocaron mi puerta -No porque a mi- no culpo a mi mama de que quiera ver a su hija, pero debe comprender que esta muy, muy agotada.

-Cami, ya avisaste a tus amigas que volviste?, podemos hacer una fiesta de bienvenida que te parece, si con muchas flores, bocadillos muy elite -decia con mucho entusiasmo- no, no me veas con esa cara, ahora resulta que no te agradan las fiestas.

-Emma, emma -puse los ojos en blanco, mi cabeza no daba para más, sabia que si le llevaba la contraria todo sería en vano- me parece excelente tu idea mamá, pero seria perfecto si la haces mañana - o nunca, pensé- me siento realmente agotada.

CamileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora