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Los suspiros se escapaban de sus labios, ese lugar es un verdadero martirio, el olor a medicamentos se sentía en el aire, se sentía abrumado y consternado, quería salir corriendo de ahí, no soportaría un minuto mas en ese blanco lugar. Se levanto limpiando sus manos sudadas en la sudadera que su hermano mayor le había entregado antes de irse por el extenso pasillo.

Metió mis manos en el bolsillo delantero y único de la sudadera roja, bueno era de un rojo muy deslavado, seguro esa sudadera tenia mas años que él mismo de vida, encontró una nota del mayor y la leyó con voz neutral y baja

"Calma, ve a la expendedora mas cercana, busca para lo que te alcance, relájate." Decía aquella nota, busco mas y encontró algunos billetes, los conto y camino hasta la expendedora de dulces y chucherías.

Miro entre el montón de dulces que podría contar y comenzó a hacer cuentas para ver para que le alcanzaba, tenia que ser suficiente para él como para compartir con su hermano. No podía ser egoísta y no entregarle al menos un poco al chico que le había entregado dinero de sus ahorros solo para calmarlo.

 — Dos bolsitas de lunetas definitivamente, será suficiente para ambos, si que si. — se dijo y metió la cantidad exacta de billetes a la maquina, después de colocar el numero que pertenecía a las lunetas dos bolsitas de estas cayeron y metiendo su mano las recogió rápidamente. — Gracias señora maquina — dijo despidiéndose de la maquina para ir a esperar a su hermano.

Apenas llego su hermano venia por el pasillo, así que se acerco a encontrarlo. Sin mirarlo le mostro las bolsitas y le entrego una de ellas. El chico las tomo. Se agacho a su altura y por fin Colin le miro.

— Lin, tenemos que hablar — dijo el chico mayor con una voz apagada pero cariñosa

— Claro, ¿Qué pasa? — dijo Colin mas concentrado en sus lunetas.

— ¿Sabes que es la muerte? — pregunto Edmund levantándose y guiándolo hasta el jardín del hospital.

— Claro, la profesora nos explico que la muerte es un proceso natural de los seres humanos, en el cual nos vamos de este mundo a vivir en uno espiritual si es que nosotros creemos en un mundo mas allá de la muerte. — explico Colin comiendo una luneta de color rojo. — ¿Por qué? —

— Sabes, yo creo que cuando partimos de aquí, nos convertimos en pájaros y mariposas que partimos al cielo para ser estrellas y brillar junto a la luna. — dijo Edmund mirando al cielo estrellado.

— Comprendo, pero ¿a que viene eso? —

— Lin, mamá se convirtió en una mariposa que ahora mismo esta volando al cielo para convertirse en la estrella mas brillante al lado de la luna. — explico Edmund viéndolo

— ¿Mamá murió? — pregunto en un susurro el pequeño pero Ed solo atino a silenciarse y abrazar a Colin — ¡Dime, Edmund! —

El mayor solo asintió y permitió largarse a llorar mientras el pequeño trataba de no hacerlo, pero no pudo. Mamá se había ido, no iba volver, no la vería mas, adiós a esos momentos en los que jugaban con Eugene a las escondidas mientras su padre y Ed solo los miraba desde lejos riendo. Adiós a esos momentos felices y en familia, ¿Qué le dirían a Eugene? ¿Cómo le dirían que mamá no volvería? ¿le dirían lo mismo que a él, que se convirtió en una mariposa?

Eugene es el menor de los tres hermanos Cran, los tres se llevan tres años de diferencia, Edmund tiene nueve años, pero es muy maduro para su edad, Colin en cambio tiene seis años siendo así el hermano del medio y a veces el mas olvidado, en cambio Eugene tiene tres años, de hecho hace poco sus padres le habían festejado una fiesta.

No se imaginaba el dolor que sentiría su padre al tratar de explicarle al pequeño que mamá no volvería mas.

Se separaron un momento y Colin le ofreció de sus lunetas, Ed tomo algunas y las metió a su boca degustándolas, estuvieron así unos minutos hasta que un doctor los fue a buscar.

—Chicos, es tarde, no deben de estar aquí — dijo el doctor pero al ver las miradas rojizas de los chicos supo que no estaban bien.

— Lo sabemos ya nos vamos, doc. — dijo Ed levantándose del pasto

— Anden, seguro sus padres los están buscando — dijo el doctor ayudándoles a levantarse. —¿Por qué los ojos rojizos? —

— Mamá se convirtió en una estrella — explico Colin con sus manos metidas en el bolsillo de la sudadera, camino mas rápido y fue hasta donde encontró a su hermano.

El doctor miro a Edmund un momento.

— Lo siento mucho, chico. — dijo con verdadero arrepentimiento de haber preguntado

— No pasa nada, Doc. Como dijo mi hermano, mamá es ahora una estrella. Si me disculpa iré a ver a papá —  se despidió el chico y camino por donde su hermano se había ido hace un momento.

El doctor se quedo ahí mirando el pasillo por donde se fueron ambos chicos, definitivamente la muerte no miraba nada mas, no le importaba si con eso dejaba niños sin una figura materna o paterna, no le importaba tu dinero o tu estatus social y mucho menos le importaba tu género u orientación, ni tampoco cuantas personas te amaran, solo venia y te llevaba.

Los chicos se reunieron con su padre y se abrazaron los tres. El padre se permitió llorar un rato en los brazos de sus hijos.

Dos días después se celebraba el funeral de la mujer. No muchas personas asistieron, solo la familia y uno que otro amigo que era cercano a la familia. Incluso el doctor de aquella noche estaba ahí con su familia, los niños le recordaban a él de pequeño solo con la diferencia de que en la infancia perdió a sus dos padres.

Estaba una mujer anciana y un señor de edad llorando, ellos habían perdido a una hija.

Por otro lado estaba una mujer llorando en el hombro de su esposo, ella había perdido a una hermana.

En frente estaba un hombre llorando, él había perdido al único amor de su vida.

A su lado tres chicos abrazándose, ellos habían perdido a su madre.

Todos en ese instante habían perdido a un ser especial que no regresaría.

El funeral fue rápido, el hombre no quería seguir alargando el dolor.

Colin camino con sus hermanos de la mano por el lugar una vez que todo había terminado, estaban en silencio solo caminando tomados de la mano, unos chicos y una chica se acercaron a ellos, eran niños de mas o menos su edad.

— Hola soy Candy la mayor —  se presento la chica ofreciéndoles la mano, ellos la aceptaron.

— Yo soy Elías el menor de los tres — dijo un chiquito de cabellos rulos

— Y yo soy Thomas, el de en medio — se presento el chico de cabellos lacios con ojitos de diferente color. Ofreció su mano a los tres quienes la tomaron en su respectivo turno, cuando su mano se junto con la del chico de en medio lo miro a los ojos — Y quiero ser tu amigo —

— Queremos, Thomas — corrigió Candy

— Soy Edmund el mayor —

— Yo soy Eugene el menor — se presentó el pequeño mirando al suelo tímido

— Y yo soy Colin, el de en medio —

Y así, apenas era el comienzo de una trágica, bella y larga historia de dos grupos de hermanos que se reencontrarían después y lucharían por si mismos sin importar que. 

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⏰ Última actualización: Jun 13, 2021 ⏰

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