A Luthor and a Wonder Woman series

Friendzoned

Kara pasa por la oficina de Lena para almorzar; solo para darse cuenta que una intrusa no deseada ha tomado su lugar sin siquiera intentarlo.

—¡La señorita Luthor está ocupada ahora! —Jess persiguió a Kara mientras, esta, se dirigía a la oficina de Lena.

Haciendo caso omiso de sus quejas, Kara continuó hasta donde podía ver a Lena, irrumpiendo más allá de las puertas cerradas sólo para ser recibida con la vista de Lena y alguna mujer desconocida, pero injustamente impresionante, charlando amistosamente.

—¡Lena! —dijo Kara, sorprendida coloreando sus palabras, —¡Yo uh, quería hablar contigo!

—¿Kara? —Inclinando la cabeza, Lena miró curiosa a Kara, —¿Por qué estás aquí? No es que tu compañía no sea apreciada ni nada de eso. —Lena se alejó, mirando hacia abajo en su regazo antes de hacer contacto visual con Kara de nuevo.

Kara se sonrojó:

—Uh, sí, yo estaba ocupada, pero ¡ahora no lo estoy! Pensé que podríamos almorzar, ¿tal vez? Nunca llegué a agradecerte por esas flores que me enviaste.

—Oh, bueno, me encantaría, pero, Diana, acaba de llegar a National City y yo quería mostrarle todo. —Gesto a la otra mujer, Lena sonrió nerviosamente. —¿Podríamos ir en otra ocasión?

Cortando la conversación tan suavemente como un cuchillo caliente a través de dos incómodos bloques de hielo, Diana intervino, ojos brillantes centelleando en la diversión:

—Oh, no me gustaría ser una molestia. Podemos hacer esto en otro momento, Lena, deberías ir con Kara.

Mirando a Diana, Lena hizo pucheros y agitó la cabeza:

—¡No, acabas de llegar, Diana! Kara y yo podemos almorzar en otro momento, pero no sé cuándo te vas a ir. Insisto.

Ignorando la sensación de hundimiento en sus entrañas, Kara se adelantó y ofreció:

—Puedo volver en otro día. Podemos almorzar entonces, ¿verdad Lena?

Echando una mirada agradecida hacia su amiga, Lena estuvo de acuerdo: —Exactamente. Ahora, vamos Diana, vamos a ir a ese bistro italiano Me pasé media hora hablando de mí y me puedes decir todo lo nuevo que pasó mientras estabas fuera.

—Muy bien, entonces. —Dirigiendo una sonrisa encantadora hacia Kara, Diana se puso de pie y ofreció su mano a Lena, —Vamos. Fue un placer conocerte, Kara. —Juntas, las dos mujeres rápidamente se dirigieron a la salida, sin dar ni una sola mirada hacia Kara.

—Sí. Tú también. —Kara murmuró, contemplando con tristeza el mismo lugar, incluso cuando no había nadie a quien mirar; podía sentir que algo se había perdido, algo inefablemente precioso. Aunque Kara no lo sabía, ella realmente nunca tuvo una oportunidad, de todos modos.

—¡Te dije que estaba ocupada! —Jess la secretaria gritó.