Cap. 8

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__¡No! ¡Ilda! Escúchame, se que puedes oírme.

La semi demonio alargó la garra hasta ella pero Hades se interpuso, esta volvió a descargar su potente mano sobre éste que no la pudo esquivar.

__¡No! – gruñó amenazadoramente pero Ilda se puso más violenta, estaba preparando su ataque.

Naya asustada al ver tan fuera de sí a su amiga no tuvo más remedió que admitir que no podía hacer nada. Vio como Hades y Hammer se acercaban cada uno por un lado distinto a la chica, ella negó con la cabeza y cerró los ojos llevándose un dedo a los labios empezando a murmurar unas palabras en una lengua extraña. Ilda se tambaleó y grito tapándose los oídos alargando las garras hacía Naya hasta que se vio envuelta dentro de un círculo de contención que brillaba en el suelo con runas de plata. El pentáculo centelleaba e Ilda luchaba por salir de él. Naya exhausta se dejo caer al suelo pero Ilda consiguió romper el sello abalanzándose sobre ella. Los ojos de Naya brillaron completamente dorados y se preparaba para contener el ataque de Ilda cuando Hades y Hammer consiguieron reducirla con sus minuciosos métodos. 

Hades ya levantaba el hacha sobre el cuello de Ilda.

__¡No, no la mates! – suplicó.

Hades la miró un instante desconcertado pero al ver que Ilda iba a escaparse hiriendo a Hammer dejo caer el filo que separó la cabeza del cuerpo.

Naya gritó, fue un grito indescriptible que se transformo en un desgarrador llanto contenido. Se quedo inmóvil sobre las rodillas con las lágrimas resbalando cristalinas de sus ojos dorados. Se hizo un ovillo en el rincón donde había sido acosada por lo que fue su amiga e intentó reprimir sus sollozos para que no la oyeran, aún así, él podía ver como su cuerpo se movía a causa del llanto. Hammer y él acabaron de trazar el nuevo circulo y tras acabar el ensalmo prendieron fuego al cuerpo de Ilda que se consumió desapareciendo. Tan solo la sangre de la pared dejaba un vestigio de lo ocurrido junto al carboncillo del suelo.

__Naya… - se acercó arrodillándose a su lado Hades poniendo una mano indecisa sobre su espalda.

__¡No! No me toques, aléjate… - lo miró con las cejas fruncidas y los ojos aún dorados cuajados de lágrimas.

Hammer no podía creer lo que estaba viendo.

Naya intentó cubrirse los ojos con las manos al ver la mirada de Hades.

Eso era lo que más de dolía de todo, esa mirada acusadora, esa mirada de odiosa incredulidad, rabia y asco. 

No pudo más, estalló.

__Sí Hades, soy uno de ellos. Ya tienes una muerte más en tu conciencia, ¡ve a buscar los billetes que te has endosado con Ilda y guárdalos bien en tu maldita mochila! ¡Estamos todos condenados al infierno! ¡Maldita sea! Estaba viva, era mi amiga! Tenemos derecho a existir, estamos en este mundo ¡¿no?! – lo miró entre furiosa, dolida y asustada - ¡¿A cuántos de los míos has matado ya?! ¿A mis padres, también, me los arrebataste tú? ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué nos odias tanto, que te hemos hecho?! ¡No todos somos monstruos malvados y depravados como crees! ¡Yo no he matado a nadie! y ahí estas, mirándome de ese modo... – gimió rabiosa con los ojos brillantes, estaba temblando – ¿Todo esto por qué?¡¿Por dinero, por venganza?! ¿Te divierte ser un puto asesino? ¿Me mataras también a mí o me llevaras para que me estudien a ese centro vuestro para ver si podéis “curarme” y aprender como podéis matarnos más rápidamente y hacernos más daño? – su voz se quebró. 

__¿Hades, que ha querido decir? – se aproximó Hammer preocupado observando los restos carbonizados de Ilda que salían volando por la ventana abierta.

Pero Hades aún no podía reaccionar, tenía los ojos fijos en Naya. Él no sabía quién era ella, pero Naya sí. Sabía que era cazador, que era el enemigo y aún así no podía resistirse a él, había estado con él ¿que era eso, acaso un juego macabro o era real lo que parecía sentir por él? Su dolor era demasiado vívido, tanto que casi no podía pensar en el suyo propio, no quería creer que lo hubiese usado, era demasiado retorcido y despiadado y ella lo estaba acusando precisamente de eso. Él debería haber sentido lo que era pero Naya no era como el resto, estaba protegida. Hades era EL CAZADOR él podía sentir en sus huesos a todos los seres no humanos, los distinguía a la legua… había nacido siendo cazador aunque no lo supiese… estaba en su sangre, aunque no hubiese ocurrido lo de esa chica, él sería lo que era, los detectaría, una parte de él siempre lo sabría.

El CazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora