Capítulo 2

693 11 13
                                    

UAAAAAAAU! :D Gracias por todos los que habéis leído la primera parte y sobre todo a ti Rocío, por comentar :) Me has animado muchísimo! Casi no me lo creo cuando veo el comentario! xD

Bien, pues os he de obsequiar con un segundo capítulo ya, no? Aprovecho para hacer constar que es posible que me descuide muchos signos ¿, no estoy acostumbrada a ponerlos.... perdón en avanzado <)

Bueno, basta de cháchara! (también me descuido ¡ como habéis podido comprobar... xD) Vamos a seguir con la historia de una vez!

Capítulo 2

Il tempo di un minuto per sapere chi sei

Pliega el diario. Rápidamente aparto la vista, espero que no se haya dado cuenta. ¿Por qué? Dios, sería demasiado vergonzoso. Por supuesto no soy ni la primera ni la última pero eso no quita que quiera evitar que él piense algo como.

Bah, la típia adolescente de hormonas alteradas.

Qué pereza, otra vez.

¿No tienen otras cosas que hacer que mirar a cualquiera que se les ponga delante, éstas?

No, seguro que una persona como él no diría algo así. Pero, ¿y yo que sé? No sé como es y aquí estoy sacando yo hipótesis precipitadas. ¿Cómo debe ser? Con el rabillo del ojo me fijo en sus cejas fruncidas, que ocultan apenas unos ojos perdidos en aquéllo que hay más allá del vagón. ¿Qué ve? El periódico está doblado en dos bajo su brazo, apenas arrugado. Lee El País. ¿Es de izquierdas? Mueve levemente la cabeza a lo que yo supongo es el ritmo de la música que llega a sus oídos a partir de los cascos verde oscuro. ¿Qué escucha? ¿Qué mira? ¿Qué piensa?

Dios, si supiera qué pienso. Y él sigue ahí, tranquilo, mirando a través de la ventana.

O no.

Se ha girado. Mierda, mierda, ¿qué hago? Aparta la mirada, ¡apártala!

Parece que se vuelve de nuevo hacia la ventana, prueba superada con éxito. Pero con el movimiento me invade de nuevo el olor. Y empiezo a llenarme de él, apenas puedo respirar otra cosa. Siento como si fuese helio toda yo, como si fuera ligera, ligera...

De nuevo para el vagón en una estación. ¡Se baja! Ah, no, espera, solo se ha bajado para dejar pasar a la gente que espera tras las puertas abiertas y ahora vuelve a entrar. Y de nuevo ese aroma, que eclipsa incluso el perfume barato de la señora ataviada con un abrigo de piel falso que se ha sentado en la esquina. Veo a Gemma a su lado -la existencia de la cual casi se me había olvidado - moviendo los brazos y haciendo caras raras. Vaya, Gemma me está haciendo señas. ¿Qué dice?

Próxima parada. Oh, no, no. No puedo evitar mirar expectante de nuevo al desconocido, que ha vuelto sus ojos de nuevo a la lectura, yo estoy como esperando algo. Es inconcebible irme ahora, cuando con solo estirar los dedos lo tengo al abasto. Pero él no parece por la labor. ¿Y si le hablase? Imposible, si apenas puedo mirarle a los ojos una milésima de segundo. ¿Y si se bajase justo en mi estación? Eso sería una señal del destino, aunque hasta hace unos momentos nunca he creído en él.

Llego a la parada y Gemma casi tiene que tirar de mí para hacer que me levante. Salgo del vagón casi llevada a rastras, inspirando profundamente por última vez, perdiéndome en sus ojos, cada vez más lejanos, que me miran por un instante, o tal vez solo quiera imaginarlo. Los ojos desaparecen, junto a él y el vagón de metro desaparece por la boca de la estación.

- Nunca te había visto tan empanada -señala mi amiga, entre sorprendida y divertida -estabas pero no estabas.

- Mi cabeza estaba en otras cosas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 27, 2011 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Lui et son eauDonde viven las historias. Descúbrelo ahora