Primer Cap.

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Un pequeño niño pelinegro de 9 años, estaba esperando que sean 8 de la mañana para ver pasar al "niño lindo de mejillas regordetas" tal y como él le decía .

Lo había estado observando por meses, pero nunca se atrevía a hablarle ya que era demasiado tímido, siempre lo veía pasar a las 8 con las mismas ropas y regresar a altas horas de la noche, el niño cuyo nombre era JungKook, se preguntaba, ¿porqué ese niño rubio pasa siempre con las mismas ropas? ¿Acaso no tenía más? ¿Por qué siempre pasa sólo?¿Qué hace y por qué pasa tan tarde?

JungKook era un niño muy curioso, así que un día, en vez de sólo verlo pasar como todos los días, decidió esperarlo afuera de su casa o mejor dicho "casota" como él lo decía, era la única de 3 pisos por ese lugar.

Ese día se levantó temprano, se bañó con agua calentita como a él le gusta y se puso su ropa abrigada favorita, ya que era diciembre, es específicamente 20 de diciembre, cinco días antes de Navidad.

Salió de su casa con permiso de sus padres y se sentó en las afueras a esperarlo, miró a lo lejos su figura, su sonrisa iba incrementando al igual que su cerca, pero dejó de sonreír en cuanto lo vio, el niño estaba igualmente vestido, los mismos pantalones cortos, poloche (polera) sin mangas y chanclas, solamente estaba cubierto por un largo pedazo de tela. El pequeño niño no sabía qué hacer, en cuanto estuvo lo demasiado cerca se atrevió a hablarle.

-H-hola- dijo un poco nervioso, no sabía cómo el otro iba a reaccionar.

-Hola, pequeño, cómo te llamas?- respondió al saludo el rubio con una sonrisa más radiante que el sol.

-Hey! No soy pequeño- replicó el pelinegro con los brazos cruzados y un puchero adorable que hacía al rubio recordar a su pequeño hermanito de 5 años.- me llamo JungKook

-Pero que lindo eres! Pareces un bebito.- apretó las mejillas de este- mucho gustó JungKook, mi nombre es JiMin.

El pelinegro se sonrojó por lo dicho.

-Por qué llevas tan poca ropa? Está helando.- preguntó el pelinegro curioso.

-Oh, la poca ropa que tenía se la dejé a mi hermanito para que se abrigara.

-Y para donde vas?- inquirió curioso JungKook.

-A trabajar, pequeño- Respondió aún con una sonrisa.

-Pero eres muy niño todavía, cuántos años tienes? Y tus papás, por qué no trabajan?- siguió preguntando.

-Tengo 12 años, pequeño, mis padres...-El pelinegro interrumpió.

-Yo tengo 9, yo tengo 9! Eres mi hyung!- dijo emocionado.

-Sí, pequeño donsaeng- dijo el rubio removiendo los cabellos del pelinegro.- como seguía diciendo, mis padres murieron cuando tenía 9, sólo somos mi hermano y yo.

El pelinegro se sintió triste por lo que le dijo el rubio.

-No te puedes ir así, hyung, te puedes enfermar.

Dicho esto, el pelinegro tomó las manos del rubio y lo arrastró consigo hasta la casa, subió las escaleras y lo llevó hasta su habitación, al llegar, aún tenía más manos unidas.

El rubio observó la habitación de JungKook impresionado por la cantidad de juegos que tenía.

-Wow, tienes muchos juguetes kookie.

-Sip, quieres un juguete para tu hermano? Creo que no necesito este, tengo un par iguales- dijo entregándole un juguete de su héroe favorito.

-Gracias, kookie- dijo en un susurro ya que su voz había empezado a entrecortarse- nunca nadie había hecho eso por mí.

El pelinegro paró lo que estaba haciendo para mirarlo.

-Ten- le entregó una funda negra.

-Qué es eso?

-Ropa, tonto- dijo con una sonrisa, JiMin iba a replicar, pero la puerta de la habitación fue abierta y apareció una mujer parecida al pelinegro vestida con un traje elegante

-Hijo llegué- la señora al ver al rubio, miró a su hijo sorprendida- así que le hablaste al niño lindo- dijo con una sonrisa parecida a la del pelinegro.

-Mucho gustó señora, mi nombre es JiMin- se presentó con una reverencia.

-Mucho gustó JiMin- dijo en dirección al rubio con una sonrisa.- te quedas a comer? La comida está casi lista

JiMin lo pensó, esa sería la primera vez que comería algo más que no sea un pan o un pedazo de fruta, pero pensó en su hermano que estaba en 'casa' esperándolo Y se negó.

-No, gracias, se lo agradezco señora pero tengo que trabajar para llevarle de comer a mi hermano-

-Oh por eso no te preocupes, le diré a Hye que te saque comida aparte para tu hermano.

Sin pensarlo mucho, el rubio aceptó la comida, lo hizo pensando en su hermano, quería llevarle algo digno por primera vez en su vida.

Pasada la hora de la comida, JiMin se despidió agradecido dando un abrazo al pelinegro < Gracias > había dicho en el momento en que lo abrazó.

JiMin sólo podía pensar en la cara de felicidad de su pequeño hermanito al ver la comida, el juguete y la ropa; y así fue, al llegar a su 'casa' que sólo era un simple pedazo de cartón a 3 calles de donde vive JungKook.

-Pequeño, mira lo que te traje- sacó sus manos de su la espalda- un muñeco de superhéroe!

-Chim, te quelo- había dicho su hermano, el niño tenía problemas del habla, pero dado a que no tenían dinero, no se podían permitir ir a un doctor.

-También traje esto- dijo destapando la funda de ropa- ROPAAA!- exclamó el rubio, siendo imitado por su hermano.

-Lopaaaa-

-Y por último, comida!- al ver los gestos de felicidad de su hermano, se sintió miserable por no poder darle de comer a su hermano como se lo merecía, había veces que el rubio duraba días sin comer para poderle dar a su hermano.

JiMin le dio la mitad de la comida a su hermano y la otra mitad lo dejó para más de noche.

Al llegar la noche JiMin le estaba dando la cena a su hermano cuando...

-Tú- había dicho su hermano refiriéndose a que ahora le tocaba comer a él, el rubio negó.

-Ya comí- mintió- es tu turno-

Y al día siguiente JiMin volvió a ver a JungKook y le agradeció por lo del día pasado, no hablaron mucho ya que tenía que trabajar y así pasaron los días entre saludos y despedidas.

El viernes 25 de diciembre JiMin se levantó más temprano para poder hacer más dinero, y no pudo saludar a JungKook, este estaba triste ya que pensaba que su hyung lo había olvidado, en la noche durante la cena, JungKook le pidió a Hye, la cocinera, que preparara 2 platos de comida para JiMin y su hermano, lo envasó y salió a esperarlo.

JiMin iba muy contento porque con lo que había ganado, le dio para comprar pan.


Cuando cruzó por la casa del pelinegro lo vio sentado en los escalones, sea acercó a él y lo asustó.

-Buuu

-HYUNG, me asustaste- dijo poniéndose la mano en el pecho.

-Perdón- dijo riéndose

-Ten hyung, para ti y tu hermano- dijo pasándole una funda con los platos de comida adentro.

-KOOKIE- gritó el rubio- gracias, gracias, gracias- dijo cogiendo la funda para luego ponerse a correr- te quiero kookie!- gritó mientras corría.

-Yo quería un abrazo- murmuró el pelinegro mientras entraba a su casa a disfrutar de sus regalos.

Mientras JiMin corría por las calles, sólo podía pensar en llegar para darle de comer a su hermano, estaba a punto de cruzar la última calle, cuando pasa un carro fuera de control y lo atropella, el rubio solo pudo ver a su hermano al otro lado de calle intentando llegar a él y eso fue lo último que vio antes de que todo se volviera negro.


El abrazo que nunca se pudo (T.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora