2 de Noviembre de 1497, Puerto de Palos, Huelva, Reino de Castilla:
Los tímidos rayos de luz del sol naciente comenzaban a iluminar las frías calles de Palos, mientras una característica brisa marina iba al encuentro de marineros y pescadores, que comenzaban su jornada de actividad portuaria. Como cualquier otra mañana, diversos barcos zarparían y arribarían por los distintos muelles, cargados de marineros y mercancías variadas como pescado, especias, joyas o esclavos, y el movimiento de extranjeros y ciudadanos prometía un movimiento constante hasta bien entrada la noche.
En contraste, la figura de un pequeño niño recobraba la consciencia en el momento en que la luz del alba alcanzaba la esquina del frío y oscuro callejón en el que había caído rendido la noche anterior. El joven Zagreo, aún visiblemente adormilado, comenzó a procesar su situación por partes, sintiendo primeramente aquello que más le afectaba.
Hambre, un hambre como no creía que hubiera sentido antes, como si su cuerpo no hubiese tenido la oportunidad de nutrirse por días. La sensación de tener el estómago vacío le penetraba como una daga en el centro de su vientre, provocando un dolor con cada ligero movimiento que no supo si sería capaz de resistir.
Lo siguiente que captó fue el frío. El humedad del aire, en combinación con la gelidez de la noche, habían calado a Zagreo sin que sus ligeros ropajes pudieran hacer demasiado por protegerlo, y rápidamente se percató de que el frío podía ser aún más perjudicial que el hambre para él en estado en el que se encontraba. A duras penas sentía sus extremidades y su cuerpo temblaba esporádicamente, amenazando con enfermar si no cambiaba rápido su situación. Esa idea aterraba al joven, pues, en sus circunstancias, podría padecer un simple catarro en el mejor de los casos, y una hipotermia o una neumonía en el peor, aunque Zagreo sospechaba que no sobreviviría a ninguno de ellos.
El instinto de supervivencia activó al niño, empujándolo por moverse a una calle más amplia y centralizada, con el objetivo de exponerse de mejor manera al sol y tratar así de secar su ropa y piel como mejor pudiera, además de tratar de hacer algo para mejorar la situación en su estómago. Mientras avanzaba tambaleante a través del laberíntico sistema de callejones y pasadizos de los bajos fondos del puerto, tratando de ubicarse, pudo apreciar como la mejora progresiva de calidad de las paredes desnudas y puertas envejecidas podía guiarle a la avenida principal.
Zagreo supo que había llegado cuando el suelo comenzó a estar asfaltado y podía observar una mejora evidente en la higiene del lugar, marcada principalmente por la ausencia de grandes montañas de deshechos equinos, aunque el joven sospechaba que eso podía deberse a la relativa inactividad tan temprano en la mañana, o tal vez debido a las precipitaciones sucedidas la noche anterior, posiblemente la combinación de ambas. Dirigiéndose a la plaza en la que había conocido a Lord H, tomó rumbo a los diversos puestos que ya habían iniciado su actividad comercial, con la esperanza de que algún alma piadosa se compadeciera de él y le regalara algo que llevarse a la boca, o, en su defecto, le ofreciera unas mantas con las que calentarse.
Zagreo se acercó al primer mercader que vio, un hombre corpulento con una barba canosa que no hacía nada por ocultar su edad.
- Disculpe, señor, - comenzó el niño - estoy perdido y hambriento, ¿podría...? - antes de que terminara su frase, el anciano le cortó en seco.
- Mierda, otro vagabundo... - pensó el vendedor en voz alta, ignorando la existencia de Zagreo por unos instantes - Mira, niño, no te voy a regalar nada de lo que tengo a la venta, si quieres algo, debes pagarlo.
- ¿Cómo...? - el joven, chocado como estaba, trataba de encajar la negativa rotunda que había recibido mientras los olores del puesto atacaban a sus sentidos con la ferocidad de una fiera, intensificando su ya insoportable hambre.
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El Heraldo de la Muerte
FanfictionMestizo es el calificativo que recibe un niño nacido de la unión entre un dios y un mortal, y, desde tiempos inmemoriales, miles de estos semidioses han caminado por este mundo, dejando a su paso historias legendarias y eventos inolvidables que les...