Estaba próximo el comienzo del campeonato de primavera, por lo que los clubes se encontraban entrenando a su máximo potencial para el evento. Seijoh no era la excepción. Después de su derrota contra Shiratorizawa, los jugadores intentaban analizar tanto su juego como los de sus contrincantes, enfocándose en el club de Ushijima, y agendar varios partidos de práctica. Tal vez para los entrenadores no era notorio, pero los estudiantes de tercero veían como su capitán se encontraba enfrascado en una lucha recriminatoria interna que lo obligaba a sobreexigirse en las prácticas, algo que los tenía ligeramente preocupados. En particular, Hajime, que conocía perfectamente a su amigo, muchas veces debió sacarlo a rastras del gimnasio y llevarlo a casa. Era como volver a su último año de la escuela media... una mierda.
Iwaizumi ya estaba hastiado con la actitud de su compañero. Ese día tenían un partido de práctica con Nekoma, un equipo fuerte, y con Oikawa en su travesía de autocompasión ese partido sería un fiasco. Después de regañarlo y golpearlo, Tooru parecía estar enfocado en el partido de práctica. Sin embargo, los tres sets jugados estuvieron increíblemente peleados, logrando ganar finalmente los chicos de Tokio. Cuando terminó el juego, Kuroo se acercó a Oikawa extendiendo su mano para poder estrecharla con el otro capitán, luciendo bastante complacido con la victoria obtenida.
"Buen juego." Dijo el pelinegro con una sonrisa de medio lado. "Aunque jugando así, es posible que no logren ganarle a Karasuno." Iwaizumi, quien se acercó justo en ese momento, escuchó esto último.
"Los cuervos no me preocupan." Tooru respondió levemente molesto.
"Pues, deberían. Practicamos con ellos en un campamento hace poco, y mejoraron bastante, sobre todo los de primer año."
"¿En serio?" Hajime preguntó con interés.
"Sí." Los de Seijoh notaron que Tetsuro pronunció esa respuesta casi con orgullo. "Y ese armador malgenio con el enano pelinaranja tienen unos trucos tan locos." Lanzó una última risa. "Bueno, no los subestimen." Se despidió y el equipo contrario se fue.
"Me pregunto que tanto habrá mejorado Kageyama."
"Tobio-chan es bueno en la parte técnica, pero con su inteligencia emocional no podrá ganarme." Iwaizumi rodó los ojos.
"¿Todo es una competencia contigo cuando se trata de Kageyama? De verdad que eres de lo peor."
"¿Qué tiene, Iwa-chan?" Preguntó de forma exagerada el capitán.
"Solo enfócate a partir de ahora, no nos sirves distraído." Dicho eso, comenzó a caminar para salir del gimnasio. "Y ya terminó la práctica. Si descubro que te quedaste aquí practicando te golpearé hasta que se te rompa la cabeza."
"¡Pero... IWA-CHAN!"
Oikawa le hizo caso a su compañero, solo para no arriesgarse a ser golpeado ya que sabía perfectamente que el otro era capaz de cumplir con su amenaza. Así se encontró caminando fuera de su establecimiento educativo, y sacó su teléfono celular para ver la hora. '7.17 pm... ¿Karasuno seguirá con sus prácticas maratónicas hasta las 8 de la noche?' Pensó con amargura. Se detuvo un momento y cambió su rumbo a la preparatoria rival. 'Veamos que tanto ha mejorado Tobio-chan.'
Al llegar, buscó con la mirada algo que le indicara donde estaría practicando el equipo de volley, cuando vio que se acercaba un grupo de estudiantes que conversaban alegremente unos con otros dirigiéndose a la salida de la secundaria.
"Disculpen." Llamó su atención Oikawa, manteniendo una suave sonrisa en su rostro. "¿Me podrían decir donde practica el equipo de volley de Karasuno?" Los muchachos se miraron con cierta sorpresa y luego comenzaron a indicarle con las manos la dirección que debía seguir.
"Caminando hacia allá derecho encontrarás el gimnasio."
"Muchas gracias." Dicho eso, se alejó del grupo tranquilamente. No le fue difícil encontrar el gimnasio, ya que comenzaba a anochecer y era el único edificio con las luces encendidas para ese momento. Para su mala fortuna, las ventanas del recinto no estaban en una posición que él pudiese alcanzarlas fácilmente, por lo que tendría que buscar algo sobre que subirse para poder espiar al equipo que practicaba. Buscó con la mirada y vio una caja de madera tirada junto a un árbol; la caja no era tan grande, pero consideró que sería suficiente como para poder ver a través de las ventanas. Instalando su intento de piso contra una pared que no tenía una puerta de acceso, se subió sobre él y miró hacia dentro. Se veía como un partido de práctica, pero los contrincantes no eran estudiantes sino jóvenes adultos cerca de sus 25 años. Con solo ver a esos adultos unos minutos pudo notar que a pesar de no ser profesionales, sus habilidades no eran triviales. De pronto, el balón llegó a manos de Kageyama, recordando que él era precisamente la razón por la que se encontraba en ese lugar. El pelinegro posicionó el balón para Hinata y obtuvieron un punto con un impresionante tiro. '¿Acaso... ese balón se detuvo un momento en el aire?' Pensó impresionado. ¿Cuál era el límite del talento natural de ese chico? Sintió que comenzaba a rechinar sus dientes de pura frustración, así que se detuvo a respirar hondo para calmarse antes de seguir viendo. Poco después de la increíble jugada, el gimnasio estalló en gritos de entusiasmo y vio algo que pensó que nunca volvería a ver. El armador de primero estaba levemente sonrojado, y una sonrisa efímera se dibujó en su rostro cuando Hinata le ofreció un pulgar arriba con una enorme sonrisa. Pronto, el juego continuó y con otro tiro que causó conmoción, esta vez teniendo como protagonista a Asahi, quien fiel a su estilo golpeó la pelota con una fuerza descomunal. Kageyama después de haberle colocado el balón y el remate, se acercó rápidamente al rematador de tercero.
"Azumane-san, ¿cómo estuvo? ¿Necesita que mejore algo?" Dijo el chico pelinegro con seriedad. Asahi puso una mano detrás de su cuello, rascándose de forma nerviosa y con una pequeña sonrisa que hacía juego.
"Estuvo perfecto." Le aseguró el mayor. Al momento siguiente, el muchacho pelinaranja estaba vociferando en la cancha.
"¡Oye, Kageyama! ¿Cómo es que a mí nunca me preguntas mi opinión sobre tus colocaciones?" Las mejillas del más bajo estaban infladas en un intento sobreactuado de parecer molesto.
"Porque tu opinión apesta. Tengo que decirte lo que necesitas." Replicó el armador en un tono entre molesto y aburrido.
"¿Qué fue lo que dijiste?" Ambos muchachos de primero se acercaron con una postura amenazante. Cuando Sawamura se acercó a ambos con un aura negra a su alrededor, una sonrisa tétrica y puso una mano en cada hombro de los peleoneros, éstos se pusieron visiblemente nerviosos para luego posicionarse para seguir jugando en completo silencio. Varios que vieron el intercambio reprimieron una risa, lo que provocó que los chicos se sonrojaran un poco.
Oikawa veía la escena frente a sus ojos y pudo detectar rápidamente la calidez y camaradería que emanaba ese equipo, incluido Tobio. El chico que alguna vez fue el Rey de la cancha estaba madurando, y, peor aun, estaba superando las limitaciones que le permitían a él estar por encima. Era terrorífico pensar en el próximo campeonato, donde ya no estaba tan seguro de poder vencer a este nuevo Karasuno, que efectivamente en su conjunto se veía tanto más fuerte como confiado. Su mirada volvió sobre Tobio, mientras este salvaba un balón para su equipo. Hastiado, volteó la cabeza y bajó de la caja que utilizó como piso. Se retiró de ahí sin siquiera preocuparse por dejar la caja donde la encontró, sino que salió rápido a paso firme sintiéndose molesto. Era importante para él llegar a la final para derrotar a Shiratorizawa, pero para ello debía derrotar primero a Karasuno. De repente, una idea se le vino a la cabeza.
'Si Tobio no hubiese congeniado tan bien con sus compañeros, seguiría siendo el Rey...' Pensó con enojo, para segundos después detenerse por completo. 'Y si por alguna razón se entorpeciera esa hermosa amistad...' Sentía un ligero grado de satisfacción. 'Podría entorpecer su juego'.
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La epifanía irónica [Oikage]
FanfictionDespués de perder contra Shiratorizawa, Oikawa se comienza a sentir más presionado por vencerlos en el próximo campeonato, la última oportunidad que tiene para llegar a la cima. Pero pronto se da cuenta que hay otro contrincante que podría ocasionar...