Capítulo 1: Recuerdos Amargos.

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No deberíamos estar aquí. El lugar apestaba a alcohol, y me amarré el cabello en una cola alta, impaciente.

¿A qué le temes Leilani? ¿Mami se va a enojar y te pondrá a rezar?"

Rodó los ojos cansada de las burlas de la pelirroja e ignoró sus comentarios mordaces, el pedazo de tela que tenía puesto la tenía de los nervios y mentalmente se preguntó qué carajos hacía ahí, si se suponía que era una pijamada la que iban hacer esa noche.

Varios murmullos se alzaron por encima de la música y pudo ver como sus compañeras de mesa empezaban a chillar, la curiosidad pico sus entrañas, pero decidió darle un trago a su bebida  forzó una sonrisa, sintiendo los músculos de su cara tensarse, y sus dedos juguetearon con el borde de la copa, intentando ocultar el temblor. Tenía que salir de allí, pero las piernas no le respondían con la rapidez que deseaba. Algo cambió en el aire. El ritmo de la música parecía bajar, aunque nadie más parecía notarlo. Fue entonces cuando dos hombres entraron al bar, vestidos de negro y cuero, caminando con la calma de quienes están acostumbrados a que todo el mundo se haga a un lado. A lo lejos, una risa estalló, pero nadie más en la barra se atrevió a mirar en su dirección..

Lei ¿Corazón dónde vas?  El tono malicioso de Clere Rosenberg le revolvió el estómago.

Al... baño, si me disculpan- Maldijo por dentro ante su titubeo nervioso, les dio una sonrisa tensa y quiso salir del círculo pero un pie se interpuso en su camino, pensó que caería al piso pero unos brazos la salvaron de quebrarse el tobillo por culpa de los zancos que llevaba como zapatos, sin embargo su copa no llevó la misma suerte, el sonido seco de un disparo resonó en la distancia el disparo estalló, perforando el aire con un estruendo tan agudo que me taladró los oídos. El corazón me dio un vuelco, y el pánico subió desde mi estómago como una ola imparable. Todo a mi alrededor se desvaneció, excepto ese sonido... resonando en mi cabeza una y otra vez, cortando el bullicio de la fiesta como un cuchillo. Mi cabeza comienza a girar, como si el suelo se inclinara bajo mis pies. El aire denso, cargado de alcohol y sudor, me apretó  el pecho dejándome sin respiración. Cerré los ojos, intentando detener el vértigo. Pero el disparo seguía resonando en mis oídos... hasta que, de repente, el silencio me envolvió, y los rayos del sol me golpearon de lleno en la cara. Desperté.

Me siento de golpe en la cama, el corazón martillando contra mis costillas como si quisiera escapar de mi pecho. El sudor frío recorre mi espalda, y por un segundo, no sé si estoy aún atrapada en esa pesadilla o si ya he vuelto a la realidad. Fue solo un sueño, me repito, pero la sensación de que algo terrible está por suceder no se desvanece

—Buenos días señor sol

Pegó un brinco del susto y miró a la causante de mi brusco despertar, Paula, que tiene una brillante sonrisa en el rostro mientras abre las cortinas.

—¿Paula?

—Sep, hoy hace una hermosa mañana, querida"

—Es una mañana hermosa, supongo. Y no me llames 'querida', pareces mamá cuando lo haces. Y eso es lo último que quiero escuchar tan temprano. ¿Qué haces aquí de todos modos?

Esta me mira extrañada como si fuera tonta y dice: —Vacaciones Leila.

—Ah que bien. —Cubro con mi mano un largo bostezo y me dejo caer una vez más en la cama para seguir durmiendo.

—Oh no, no, no de ninguna manera, olvídalo, levántate son las 8 de la mañana Leilani.

—Me estas jodiendo Paula. ¿Quién carajo se levanta a las 8 de la mañana un sábado?"

—Madre se levantó desde las 6.

Me meto debajo de las sábanas ignorando a mi hermana chillona que parlotea sobre la productividad de las mañanas.

Secretos de Muerte (La redención de Leila) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora