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Persiste excepto en ese sueño que tengo todas las noches, un sueño en donde aparece una chica que alivia toda tristeza presente y me hace sentir bien, una chica a la cual no puedo recordar cuando despierto
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El albino iba de regreso a su hogar luego de terminar su jornada escolar, su rutina consistía en terminar sus clases, esperar el transporte en la parada de autobuses, y una vez que llegara y subiera en el, se dedicaría a mirar por la ventana los paisajes que se encontraban en su camino de vuelta a casa. Como cualquier otro día normal para él, seguía viviendo con sus negativos sentimientos, acostumbrado a ellos simplemente hacía su rutina diaria sin prestarle atención a la tristeza de su corazón, por más que sonriera cuando está con sus amigos, en esa sonrisa siempre existiría una vacía felicidad, inexistente, por decirlo más claramente.
"Sigo con esta duda dentro de mí, una curiosidad creciente que me llena de deseo de conocer que sucedió en aquel verano del xx, a quién conocí y, por qué desde entonces me siento de esta manera"
Su ánimo decayó al estar pensando demasiado las cosas, decidió bajarse en la parada de una zona comercial para distraer su mente por unos minutos, no tenía apuro alguno en llegar a casa, después de todo, sus padres estarían ocupados con el trabajo y no llegarían hasta el anochecer.
Camino a paso lento hacia un parque en el cual se encontraban pequeños niños jugando, decidió sentarse en una banca bajo la sombra de un árbol que lo cubría de los rayos del sol al atardecer para observar el ambiente por unos momentos mientras su mente estaba en blanco; el muchacho estaba ido en sus vacíos pensamientos, mirando a la nada y aún tratando de buscar, inconscientemente, una respuesta a sus sentimientos.
—¡Dulcecito!—se escuchó de una suave y energética pequeña voz.
Aquel apodo resonó en su mente y antes de que pudiera pensar en alguna otra cosa, pudo sentir su corazón latir, sorprendido ante esto, dirigió su vista hacia el lugar del cual provenía aquella voz queriendo encontrar una respuesta, solo encontró a dos pequeñas niñas que iban corriendo de la mano hacia los columpios.