CAPÍTULO 22

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CAPÍTULO 22

Estaba durmiendo, cuando el ruido de la puerta me despertó. Pensé en hacerme la dormida y no hacer caso de quien había entrado, porque no tenía ganas de hablar y me dolía la cabeza de tanto llorar, pero al final decidí abrir los ojos y girarme hacía la puerta.

En ese momento deseé con todas mis ganas haberme hecho la dormida.

-¿Qué narices haces aquí?- dije de malas maneras. Despertándome del susto.

-Venir a verte. ¿No es obvio?- dijo él en tono de burla.

Ante su ironía giré los ojos y me levanté para hacerle cara, ya estaba cansada de este jueguecito que se traía conmigo y eso se iba a terminar. Aunque, cuando me acerqué a él esa fuerza en mi tambaleó.

-¿Cómo has entrado?- dije confusa. No entendía como Ben le había abierto la puerta.

-Por lo puerta. Como todo el mundo.

-Mira me da igual qué haces aquí. No quiero verte, ¿no te ha quedado claro?

No sabía porqué, ni como estaba en mi habitación. Pero no aguantaba más estar cerca suyo. Connor tenía que dejar de molestarme. Lo que me había hecho me estaba carcomiendo por dentro, pero no quería preocupar a nadie. Y quería eliminar de mi mente ese recuerdo.

-Venga nena. No seas así, ayer nos lo pasamos bien- dijo Connor acercándose a mí con una sonrisa lujuriosa. Por cada paso que él daba hacia mi, yo retrocedía. Hasta que la parte de atrás de mis rodillas chocó con la cama y supe que no podía alejarme más de él.

No podía dejar de mirarle a los ojos, volvía ha tener esa mirada que había tenido en la playa. Y eso me daba miedo. En ese momento no entendía como Ben y el resto le habían dejado pasar después de lo que hizo. Pero eso daba igual, su cuerpo estaba a centímetros del mío. Y eso me asustaba.

Intenté apartar la mirada de él, pero con su mano cogió mi barbilla y me hizo mirarle a los ojos. Ese roce de su piel con la mía no fue como una caricia como cuando tocaba a Tayler. Fue algo grotesco que me erizó la piel.

-Connor, por favor. Déjame.- dije con la voz temblorosa, aguantándome las lágrimas.

-Ay Brooke, que inocente eres. No vine para irme con las manos vacías- dijo riéndose. No hizo falta que dijera más, ya entendía a lo que venía- Y tranquila, tus amigos no te han vendido. Me he colado.

Eso significaba que nadie sabía que Connor estaba aquí, y por lo tanto no me vendrían a buscar.

-Connor suéltame.- dije cuando me plantó un beso en el cuello- O voy a gritar.

Nada más decirlo me arrepentí, eso lo había puesto alerta. Y para asegurarse de que no gritara me tapó la boca.

Después de eso me empujó a la cama, y en un instante que tuve grite lo más fuerte que había gritado en mi vida.

No sabía donde estaban todos, pero parecía que nadie me oía.

-¿Te crees que te van a escuchar?- dijo sonriendo sobre mi piel.- Me aseguré de que estuvieran todos en la playa.

No podía más, mi cuerpo no aguantaba esta situación, y rompí a llorar cuando Connor me quitó los pantalones. Esta vez Tayler no estaba aquí para liberarme de esta situación.

Y llorando, como si no hubiera un mañana, cerré los ojos y dejé de luchar. No iba a conseguir nada más que enfadar a Connor.

-Ey, ey Brooke- oí a alguien decir a mi lado, mientras me sacudía violentamente del brazo. Su voz me resultaba conocida. Era Tayler.

El comienzo de un nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora