Era de tarde, el sol estaba escondiéndose lentamente en el horizonte y el cielo se veía precioso por la mezcla de los colores naranjas y morados, pero SeokJin estaba a punto de tener un ataque de nervios y su hijo no entendía por qué su papá parecía querer ahorcar a JiMin.
—Dios mío, voy a vomitar —Jin tuvo que sostenerse de alguna de las paredes y JungKook lo miró con preocupación, pero no tuvo chance de acercarse porque JiMin ya se estaba haciendo cargo.
—Hyung, escuche, todo va a estar bien —lo calmó mientras el otro trataba de relajar su respiración y el temblor de su cuerpo—. Se ve muy guapo, todos están en sus asientos y cada cosa está en el lugar que le corresponde. Ya casi es hora de salir pero todo saldrá exactamente como se planeó, ¿bien?
Jin asintió con nervios, tratando de controlar su respiración y mientras JungKook hacía una mueca con sus labios, JiMin comenzó a acariciar su espalda con calma. Claro que había sido un día estresante, después de todo el pequeño niño estaba agotado por todo lo que lo hicieron caminar y vestirse, poniéndolo lo más pulcro posible para el gran evento al cual las cámaras curiosas no estaban invitadas.
Entre pensamientos de un niño aburrido, JungKook decidió mirar el montón de pétalos color rosado dentro de la canasta que estaba sosteniendo y no pudo evitar tomar algunos entre sus dedos para sentir la suavidad de las rosas. Parecía ser que era la única persona calmada entre la multitud de personas y aunque su papá seguía repitiendo una y otra vez que no estaba listo, de repente todos comenzaron a oír el sonido de las campanas y la música del piano.
—No, esperen...
JiMin negó con la cabeza, tomando las manos de Jin.
—Hyung, cálmese, todo va a salir bien, ya se lo dije —decía, sujetándolo con firmeza—. Esta es la parte complicada, pero luego ya hasta le parecerá gracioso haberse puesto así —trató el tema como si no fuera la gran cosa y aunque SeokJin quería arrancarse el cabello, decidió que escucharía a JiMin. Después de todo, era su padrino—. Bien —suspiró y se acercó al pequeño JungKook—. Es tu turno, conejito —le sonrió.
JungKook sabía lo que tenía que hacer.
El niño se paró derecho y caminó por el pasillo, al doblar una esquina cruzó un umbral que daba la entrada a un gran salón hermosamente decorado con tonos rosas y blancos, igual que el traje que estaba llevando su papi. El techo estaba decorado con tela color salmón y la luz del atardecer se colaba entre los grandes ventanales. Sonrió a todas las personas reunidas, sentadas a los lados del camino que debía tomar y comenzó a lanzar los pétalos de las flores frente a él.
Todos estaban mirándolo con ojos cargados de ternura y cuando llegó al final del camino miró a NamJoon con una sonrisa, el hombre llevaba puesto un traje color blanco y tenía sus ojos cargados de lágrimas que estaban luchando por no salir.
JungKook se colocó a su lado, esperando que su padre apareciera y saludó a Tae quien estaba en su puesto a unos cuantos metros de él, sonriéndole con todos los dientes.
Al son de la música, Jin entró con JiMin caminando detrás de él y sosteniendo la cola de la capa de príncipe que NamJoon escogido específicamente para él; se suponía que su padre debía estar a su lado, pero ninguno de ellos había tenido contacto con él desde que adoptó al pequeño JungKook, así que bien, el hombre estaba más que dispuesto a llegar hasta ahí solo y luciendo infinitamente elegante. Todo el mundo jadeó en sorpresa una vez vieron al novio entrar, incluso NamJoon quien no pudo retener ni un segundo más su pequeño llanto, contagiando al nervioso Jin quien había estado tratando de mantenerse firme desde que todo el evento había comenzado.
Alguien tocó el hombro de JungKook y este levantó la mirada, encontrándose con YoonGi quien le entregó una pequeña almohadita con dos anillos encima. Ese era su segundo trabajo y se encargó de hacerlo lo mejor posible mientras su padre subía al altar y el hombre en bata blanca comenzaba con su sermón.
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❝Eres muy especial para ser mi amigo❞ • jjk + kth [LIBRO #3]
Fanfiction➥ La vida de JungKook no iba bien, en lo absoluto, ser un adolescente no es sencillo, mucho menos para alguien con un sentido de la justicia que parecía ser mucho más grande que su propio cuerpo, y es por esto mismo que él no necesitaba más situacio...