Lo inolvidable es también lo más trivial

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Las clases habían terminado y todos los alumnos salieron disparados de la escuela al escuchar la campana. Solo Lan WangJi se quedó para reordenar los libros de la biblioteca a petición de un maestro. Y claro que aceptó no por cortesía o amabilidad, él aún no quería llegar a casa

¿Por qué? Su padre acaba de morir

Recibió la noticia no mucho antes del almuerzo, su hermano mayor le hizo saber por mensaje que la enfermedad que mantenía a su padre en constante sufrimiento desde la muerte de su querida madre al fin acabó con él

Como se esperaba de él realizó su labor a la perfección, sin embargo al levantar la vista notó las finas y veloces gotas de agua deslizarce por la ventana. Una tormenta se acercaba y no tenía con que cubrirse. Caminó a la salida preparado para mojarse, pero en su camino estaba la sala de música

Posó la vista un momento admirando el caótico espectáculo de afuera. El primer rayo de la tarde cayó y el relámpago pareció iluminar un instrumento en particular, el trueno vino acompañado de un poderoso impulso por acercarse. Que más daba, llegaría tarde a casa de todas formas debido a la tormenta

Se acercó sigiloso hasta el Guqin y vaya que estaba descuidado, casi tanto como WangJi. Tanteó las cuerdas y por costumbre sus dedos se movieron comenzando a tocar una canción. No notó la tensión que estaba poniendo en las cuerdas hasta que se lastimó superficialmente los dedos. La sangre corría en pequeñas gotas, las cuerdas comenzaron a tomar un leve color rojo y las llemas de sus dedos emitían una punzada sutil

Pero el pequeño rasguño no dolía tanto y siguió tocando, las fugaces imágenes de su padre eran más tortuosas. Verlo tirado en el suelo después de días sin comer, el asqueroso olor del vino emanando de su cuarto y de su cuerpo desaliñado, la angustia de escuchar gritos desesperados a mitad de la noche y los ojos vacíos que lo acompañaban todos los días

De pronto una oración se instaló en su cabeza: “No soporto ni mirarlos"

Se repetía una y otra vez como un blucle infernal. Solo quería visitar a su padre, sólo quería saber si lo estaban cuidando bien en el hospital o si estaba mejorando. Nunca esperó oír tales palabras. Jamás imaginó que saldría tan afectado tras escuchar una conversación a escondidas entre su padre y su tío. No tuvo la fuerza suficiente para escuchar el resto, huyó para no oír más, no quería escuchar nada más

Entonces ocurrió algo extraño. Escuchó un pitido en extremo agudo, casi como si le perforara el cerebro, por reflejo cerró los ojos y esperó a que todo pasara. Y a pesar de eso siguió tocando. Estaba conciente del daño que se provocaba pero no podía parar, no quería parar

Abrió los ojos con sorpresa. No escuchaba nada

Corrección. Ya no escuchaba la vibración de las cuerdas

Ya no podía escuchar el Guqin

Siempre se sintió orgulloso por su autocontrol, de siempre mostrar su lado más fuerte pero justo ahora unas inmensas ganas de llorar amenazaban con romper su compostura. Aquello a lo que dedicó años de su vida por aprender, aquello que disfrutó junto a su padre y el resto de su familia, aquello que había descuidado ahora estaba perdido. No volvería a ser capaz de producir música

Con el ceño fruncido y párpados cerrados, respiró hondo tratando de calmarse, aún si no había nadie alrededor le parecía inaceptable derrumbarse de esa manera en la escuela

Detuvo las cuerdas al sentir algo líquido y frío deslizándose por su mano. Con sorpresa se percató de la persona apoyada en el marco de la puerta, mirándo su rostro y las lágrimas que caían de sus ojos irritados

—Entonces eras tú quien tocaba —dijo, jugueteando con el libro en su mano —Lan WangJi, Lan WangJi, no tenía idea de que fueras músico

Miró alarmado al dueño de esa traviesa voz. Lo conocía, este tipo resaltaba dónde fuere y ahora lo había atrapado con la guardia baja

—¿Me recuerdas? ¡Soy Wei WuXian! Supervisaste algunos de mis castigos —entró al salón lentamente, y cuando compró que tenía toda la atención de Lan WangJi estiró su mano a modo de saludo —¡Hagamos un dueto juntos!

Miró la mano contraria confundido —¿Qué?

—De casualidad yo toco el Dizi y por lo acabo de oír tú tocas el Guqin ¡Ésto es obra del destino! —comentó sonriendo

¿Había perdido la cabeza? Seguro que sí

—¿Quieres ir a algún lado? Claro, después de que pare de llover

—Aburrido —dijo apartando la mirada

No sabía que a partir de ese día todo su mundo empezaría a girar

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Y así se conocieron amigos míos
Miren al WangXian, todo bonito, todo inocente, todo tan puro

Bueno, con eso me despido, me disculpo por las actualizaciones tardías y las resubidas constantes, pero quería que todo fuera perfecto y a decir verdad me gustó el resultado. Nos leemos pronto

¡Gracias por leer!

Gracias Y Perdón, Lan ZhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora