II: Miradas

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Harry hablaba sobre el príncipe con Liam y Niall, que iban a juego, juraban que no había sido intencional.

—Si me permites decir algo, creo que Zayn se va a molestar— Liam tomó una copa de la charola de uno de los sirvientes.

—Mi príncipe sabe que se va enojar demasiado— susurró el rubio, con timidez.

Harry acomodó el pañuelo alrededor de su cuello, nervioso, sentía la mirada de su madre desde las escaleras.

—Quizás sea mejor beber hasta perder la corona— bebió de su copa.

—No digas...— paseó sus ojos azules por la estancia— tonterías— susurró.

—No son tonterías, Niall— gruñó.

Las damas alrededor de ellos se taparon el rostro con sus abanicos, sorprendidas por el lenguaje del príncipe.

—Les pido disculpas, señoras— se inclinó—. Necesito salir.

—Te acompañamos— dijeron los chicos en unísono.

Fue interceptado por la reina, quien despidió con la mirada a los otros dos. Huyeron haciendo una reverencia.

—Ven, vamos a iniciar el baile.

—Madre...

Pero no dijo nada más, contra el poder de su reina no podia luchar.

Les indicaron a las doncellas el lugar en donde debían situarse, cada una con un joven apuesto de color purísima.

—Pon buena cara, mi amor— acomodó el cuello almidonado del traje de su hijo.

—No puedo— susurró.

—Claro que puedes— comenzó a girar alrededor de su hijo.

—Madre, esto es vergonzoso— susurró con las mejillas rojas.

—Perfecto.

La reina obligó a su hijo a bailar con la primera chica que sus ojos miraron, puso las pequeñas manos de la doncella sobre en las de su hijo, el baile oficialmente inició.

Los violines y el piano resonaban en el salón. Desde las escaleras alguien lo observaba, supuso que era el moreno de piel suave. Sus ojos se alejaron de la mujer que tenia al frente, lo que causó que bailara torpemente.

Sus esmeraldas se posaron en las botas de alguien, subió poco a poco su mirada hasta encontrarse con los zafiros del príncipe, desvió rápidamente sus ojos.

Puso su atención en la chica, le dio la vuelta, entonces los varones intercambiaron pareja, así fue como llego a él una mujer de cabellos negros como la noche, ojos azules, como el azul ultramar de las cortinas, sonrió con una bonita sonrisa que lo hizo suspirar de vergüenza, no de encanto. La rodeó, ladeó la cabeza antes de hacer la reverencia y darle la vuelta. Una mujer más.

Cada una de ellas se presentaba con la mirada.

—Buenas noches, alteza— dijo una mujer de voz suave y rizos pelirrojos.

—Buenas noches— sonrió amable.

Harry puso sus manos en la cintura de la mujer, la cargó, dio la vuelta y volvió hacer intercambio.
Harto de estar ahí, se escapó. El príncipe con ojos de alba y cabellos castaños lo siguió. Su madre fingió que no se había percatado de la huida de su hijo.

—Su majestad debería estar conociendo a las jóvenes de los alrededores— dijo una voz de canario, elegante, amable, pero con autoridad.

Se volvió, vio a un hombre fino, con cintura, caderas, curvilíneo, con manos largas, simplemente hermoso.

El piano bajo las escaleras 🥀Larry S🥀 HTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora