Los 5 pasos que Draco hace cuando Harry está estresado

Paso 3

Abrázalo terminando el examen más difícil.

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La mañana no había comenzado de la mejor manera posible. De hecho, Draco podía predecir que el resto del día continuaría de la misma forma y eso no era para nada bueno.

Primero, el agua de la ducha salió fría, por lo que tuvieron que usar un hechizo calentador para poder bañarse. Segundo, los apuntes del ojiverde fueron a dar al piso después de que unos alumnos de primer año no se fijaran hacia a dónde iban, tenían mucha suerte de que Harry fuera amable con ellos o hubieran terminado como alimento del calamar gigante. Tercero, cayó de la cama esta mañana y se lastimó la muñeca izquierda, y así seguía, adolorido porque no tuvieron tiempo de ir a la Enfermería a tratarlo. Cuarto, llegaron tarde a su optativa, les quitaron puntos y se pusieron de mal humor de nuevo.

Eran a penas las 11 de la mañana.

Draco estaba agotado, pero sabía que era sólo un momento. Ya habría momento para relajarse.

Ahora, iban por la mitad de los EXTASIS. Realmente solo les faltaban como 4 exámenes y terminaba todo. No obstante, se le estaba haciendo eterno esta vez. Incluso cuando Harry y él se organizaban muy bien para tener tiempo para lo demás, se les hacía un poco pesado. No imaginaba cómo estaban aquellos que no recordaban ni qué día era.

Trató de enfocar la mente en su café diario. A su costado, su novio dormitaba con un pedazo de pan blanco untado con crema de avellanas colgando de sus labios. Largó un suspiro y lo sacudió para que espabilara. Lentamente, ese par de ojos fueron abriéndose y dejando ver su increíble color verde, tan similar a una piedra preciosa; se giraron a verlo y Draco sintió un escalofrío recorrele.

—¿Buenos días? —Masculló el azabache, estirándose aún sentado en la banca del desayuno.

—Buenos días. Termina de desayunar. —Respondió tajante, concentrado en cortar sus panqueques en una buena forma, o bueno, lo que su muñeca le permitía hacer. Odiaba que salieran chuecos.

—Estoy muy cansado, Draco. Llevamos estudiando como locos desde hace un mes, durmiendo poco y con un montón de tarea ¡A penas comemos! —Se quejó, comenzando a a caer ante todo el estrés. —Ya no quiero.

—Pero debes hacerlo.

—No.

—Harry, ya hablamos de esto. —Suspiró, algo irritado. —También estoy estresado, cansado y no tengo por qué aguantar esto. Si no crees soportarlo, entonces deja todo y vive como mantenido. Tus padres pueden hacerlo perfectamente por ti.

No recibió respuesta. Draco exhaló, irritado y el gesto fue acompañado por dos dedos para apretar el puente de su nariz. No había sido su intención decirlo de esa manera, sin embargo, también estaba exhausto. La diferencia estaba en que él no iba por allí diciéndolo a medio mundo y menos a cada minuto que pasaba.

—Sabes que no quise decir eso... —Trató de explicar pero no fue necesario. Harry ya se había ido. Sólo estaba el té caliente sobre la mesa y el fantasma de un olor a castañas.

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Las siguientes horas de clase, como obra del destino, fueron canceladas. Al parecer, los maestros habían pescado una fiebre y no se les permitía dar lección sabiendo que los estudiantes eran más susceptibles a enfermarse cuando estaban estresados.