Evento donde se conmemorara por primera vez y por 7 días la pareja Sukuna Ryomen e Itadori Yuuji.
• Iniciando el día 14 de Junio hasta el 20 de Junio
• Serie de One Shots con diferente temática
Día 1, (14 de junio): SANGRE/BESOS/MAFIA-YAKUZA AU
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Yuuji no conocía mas allá de los confines del enorme lugar al que llamaba hogar. Poco sabia del mundo, poco sabia de nada.
Su rutina establecida era despertar cada mañana; a pesar de que al caer las noches rezaba para que no ocurriera, después huir de la cocina con un poco de alimento, esconderse en algún recoveco y esperar a la merienda y de ahí a la cena.
Lo poco que sabía; como leer y escribir era gracias a su anciano abuelo, pero este ya había muerto, por lo que su instrucción no fue suficiente.
No sabia por que lo odiaban tanto, no sabia porque lo lastimaban, porque lo golpeaban si se encontraba descansando bajo un árbol, viendo las flores del bosque, hablando con los pájaros u "maldiciones". Si; esas cosas a ojos de con quienes convivía, como siniestras. A Yuuji no le parecían tan malas, pequeñas formas ondulantes, negras como la oscuridad de la noche que de vez en vez se colaban entre las barreras.
—Hay una guerra Yuuji...— le había dicho el abuelo —Y estarás bien mientras este aquí—
Pero el abuelo se había marchado, dejándolo solo a mercede de quien fuera. Así que después de su muerte comenzaron sus calvarios.
Lo golpeaban si levantaba la cabeza, sus tutores lo maldecían, repudiando su existencia. Los demás jóvenes se aprovechaban de sus pocos conocimientos mundanos, obligándolo a comer flores del campo o cosas que se les ocurrieran.
Yuuji solo tenía una cosa de la cual aferrarse. Y esta se trataba del pequeño estanque en medio del bosque. Ahí; en el nacimiento del manantial, en un pequeño agujero de la red de protección, siempre se colaba un fuego amarillo con centro en color sangre.
Solo podía verlo por la noche, así que se arremolinaba en su precaria ropa de invierno y huía a buscarle.
No tenia idea de porque tanto odio y rechazo, ni sabia a donde se dirigía su existencia, así que ignoraba la mayor parte de lo que ocurría a su alrededor. Vivía escondido en su propio hogar, hurtando comida que debía alimentarle, sin saber del paradero de sus padres, sin acceso a las cenizas de su abuelo.
Solo, siempre con el frio de la soledad y el suicidio asechándolo.
Entonces ocurrió que de pronto ya no fueron golpes, ya no fueron agresiones; al menos de las que le causaban dolor y dejaban marcas moradas en su piel. Se trataba ahora de miradas, de disimulados toques al dar vuelta en los pasillos, a ser espiado mientras se duchaba.
Yuuji quería ser libre, saborear el cielo azul de otros rumbos.
Viendo noche a noche llegar muertos y heridos. —Hay una guerra Yuuji...— recordaba. ¿Por qué? No lo sabia y había dejado de importarle.
