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✖ — Seokjin.

Comencé a sentir una comodidad que no me brindaba mi viejo colchón de siempre, a decir verdad no quería levantarme pensando que esto era un sueño y yo aún estaba dormido, pero en mi cabeza volvió a aparecer el pesado chico de anoche y alarmado abrí mis ojos viéndome recostado en una hermosa cama y aparentemente solo.

No dios mío, ¿qué hice?

Revise mis ropas viéndolas fuera de lugar pero aún presentes, no sentía molestias a excepción del dolor de cabeza palpitante y una sed enorme.

Si anoche hubiera sido violado, ¿no tendría marcas o algo así?

Con cuidado pero rápido, salí de la cama para ir al baño adjunto en la habitación. Ni siquiera mi casa tenía el baño tan cerca como esto.

Pero me detuve en seco con la mano a punto de girar la perilla cuando escuché el sonido del agua cayendo de la ducha.

No estaba solo. Ese maldito seguía allí y algo debió haber sucedido anoche.

Quería salir corriendo y dejarlo sin más, llamar a mis amigos e irme lejos... diablos, ¡Jimin!

Me giré en busca de mi teléfono para lograr ponerme en contacto con mi amigo, me sorprendió un poco no ver que miles de mensajes o llamadas atacarán mi móvil, porque Jimin es así, pero simplemente ahora...

Nada.

— Gran amigo que tengo -en ese momento escuché que la puerta estaba por abrirse, por instinto, me aferre a mi teléfono y me pegue lo más que pude a pared dispuesto a correr fuera.

Cuando la puerta fue abierta cerré los ojos con fuerza y lance mi teléfono al tipo de anoche, no iba a darle oportunidad de manipularme de nuevo.

— ¡¿¿Qué diablos me hiciste anoche maldito bastardo??! -solo alcancé a escuchar un quejido suave y el estruendo de mi teléfono caer al suelo.

Prefería comprar uno nuevo a ser violado de nuevo o lo que sea que haya ocurrido anoche.

— Juro que no le hice nada la noche anterior, señor -la voz sonaba distinta, un escalofrío me recorrió al pensar que ese tipo me dejara con otro peor a mi suerte.

Pero al abrir los ojos...

Solté un pequeño grito y mis manos taparon mi boca a la vez que mis ojos se abrían enormemente.

¡¡No puede ser!! ¡¡No puede ser!!

— ¿Te encuentras mejor ahora? -la vista no me daba estabilidad mental. Llevaba una toalla en su cintura, el torso descubierto revelándome que no solo su brazo estaba tatuado y el cabello mojado haciéndolo ver más más sexy- Anoche estuviste algo indispuesto, la persona con la que estabas ayer... uhmmm, no planeaba nada bueno y fuiste drogado.

Recorde todo en ese momento. El tipo, la bebida, su sonrisa retorcida y ese movimiento casi invisible de su mano cuando rodeó mi vaso la noche anterior.

Diablos había sido tan estúpido.

— Por fortuna, uno de mis amigos logró darse cuenta de lo que ocurría y fui notificado de eso. Por cierto, permíteme presentarme de nuevo, pienso que no recuerdas que lo hice anoche, ¿cierto? -seguia en shock mirándolo hablar tan cálidamente y con una sonrisa asomada en sus labios pero asentí a su pregunta- Mi nombre es Jeon Jungkook y soy el dueño de este bar.

Ahora comenzaba a sentirme marear de nuevo, pero no por la maldita droga. Él hombre que anhelaba desde hace algunos meses no era si no el maldito dueño de este lugar. Eso explicaba su presencia aquí.

Sir. fuck me; jungjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora