-CAPÍTULO 04-

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TAEHYUNG

La ligera música envolvía mi pequeño departamento, aquel lugar al que ya me había acostumbrado y tomado tanto cariño.

Tenía apenas lo necesario: Una cama, un escritorio, mi closet, algunos estantes, una pequeña estufa y un pequeño refrigerador.

Y como olvidarlo, aquella pequeña ventana que, a estas horas de la noche, reflejaba toda la luz y vida que Seúl transmitía. Misma la cual observaba en estos momentos, en la oscuridad, con un café helado con mucha azúcar y "Until I found You" de fondo, una canción que amé desde el primer momento en el que la escuché por la paz que creaba en mí.

¿Ese es el sentido de la música?

Sentir que vuelas a otro mundo, otro universo, otro...algo. Me encantaba eso, la sensación de volar más allá con tan solo unas notas, el poder experimentar todas esas emociones que quedan plasmadas con cada letra, porque, no había nada mejor que olvidar por un momento el caos de tu vida y darte un pequeño momento de reconforte.

Cuando la canción terminó, me levanté de la pequeña silla y bajé las persianas que cubrían a la ventana y me di vuelta a seguir estudiando. Encendí una vela aromática y con mi confiable lámpara a mi lado, seguí con mis tareas de la universidad.

Lo que para mí fueron segundos, resultaron ser horas y cuando mi vista captó el reloj a mi lado, descubrí que ya era de madrugada, y en unas pocas horas debía ir a la cafetería. Ya lo tenía memorizado, siempre era la misma rutina.

- Dormir a las tantas horas de la noche

- Despertar temprano

- Preparar mi café tibio con extra-azúcar para poder rendir en el día (a veces con unos cuantos hielos)

- Salir corriendo porque siempre, de alguna u otra manera, terminaba con el tiempo encima.

- Trabajar mi jornada laboral.

- Correr a la universidad (Quizás comer algo antes)

- Terminar clases por la noche.

- Regresar a mi departamento.

- Estudiar.

Pero, ahora algo había cambiado. Un pequeño detalle que pareciera ser insignificante, sin embargo, para mí, era un giro de 180°, porque ahora apenas llegaba a mi trabajo, me tocaba salir por las mismas directamente a la Empresa de los Jeon, con un "americano grande sin azúcar", pero no, ahí no terminaba mi labor, porque, además, debía ser yo quien personalmente entregue la bebida al Señor Jeon.

Y que jodido era eso, porque no era fácil para mi ignorar su olor, ni su presencia, y mucho menos el aura tan dominante que desprendía.


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⏰ Última actualización: Mar 18, 2023 ⏰

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