Heridos con la verdad.

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Por algo vivimos con etiquetas. Se respetan, se crean y se heredan pues es lo normal.

Narra Bernal Mackenzie.

He visto a Felipe caminar con mal humor, él desde hace mucho evita hablarme con respeto, sé que ha sido franco, pero de una manera altanera, sarcástica, es su desdén por no hacer las cosas bien.

Entre a su espacio en el comedor, ese que ha quedado vacío.

-Será que puedo comer contigo hijo? -Digamos que si hablo de educación pregunté ya casi cuando estaba sentado.

-Esa pregunta estará de más, te has sentado primero. Si evitas opinar de algo personal sería increíble. -Notaba su desapego por lo emocional, quería decirle que he tenido razón por su relación de tres, por ser de hombres, por estar con el jefe de emergencias. Son muchos ''te lo dije''. Sabía que decirlo solo lo apartaría de mi lado.

-Puedo tan solo escucharte, te prometo que no criticaré. Puedes confiar en mi Pipe, en serio que puedes. -Tome su mano, notaba lo mucho que quería botar lo que lleva callando por quien sabe cuánto.

-Amo a Álvaro papá, estaba en una relación de tres... no se como pasó solo hasta cuando ya estaba pasando. Fueron momentos increíbles que se vuelven inmensos a los sueños que jamás imagine podrían existir. Luego tan solo se acabó, tuve una conexión con el doctor La Torre, hubo un instante preciso que fue el punto de partido, en el que supe perdería la razón por él.

-Si son tres eso supongo iba a pasar.

-Álvaro lo vio como una traición, nos sorprendió sin él. Como él era el núcleo del trio fue él quien se apartó.

-Ya veo.

-Sé que mueres por decirlo papá, te agradezco te lo guardes pues no soportaría esto justo ahora.

-Por ello te estoy escuchando.

-Pensé que él entendería que esto paso por no ser capaz de elegir a uno. Sé que esto nos iba a pasar, solo alargamos el final.

-Si quieres podemos ir a casa. ¿Quieres quedarte en casa?

-No, Álvaro quizá vuelva. Siempre lo hace, si él es mi adicción nosotros somos la suya.

-Hijo...

Lo vi partir, Pipe luce devastado por aquel enfermero... pero no debo meterme, quiero, pero sé que no debo.

Narra Álvaro Rojas.

Pase temprano por casa del doctor La Torre, la puerta estaba cerrada, pero había visto tantas veces poner su contraseña que no veía porque no intentar usarla: 101993.

-Doctor... -Dije en voz baja, quizá aun dormía, supe que era su día libre.

La regadera se escuchaba a una distancia extraña, seguí hasta que el alcance de la llave abierta se volviese inmediata al presente.

-Sí... ah... Despacio...

Vi a Felipe ceder, él era quien estaba contra la pared del baño mientras Fernando pronunciaba sus estocadas con pausas.

-Respire...separe un poco las piernas...así...

Retrocedí, no pude con esto.

-ÁLVARO! -Gritó Felipe, Fernando se fue callando.

Salí de aquella casa.

Entonces supe que ellos podían estar sin mí, la herida de la verdad solo quedaba así, despierta y diciéndote que solo debes aceptarla.

Narra Fernando La Torre.

-Espere FELIPE! -Detuve que vaya tras Álvaro.

Escuchamos la puerta y enseguida la moto arrancar.

-Que hace! ¿¡No ve que él puede dejarnos!? -Empezó a exaltarse.

-Hace mucho que Álvaro nos dejó, venga y terminemos esto.

Coloque la toalla para secarlo, lo siento por Álvaro, pero Felipe debía ser mío y yo de él.

Después de una hora él había dejado de hablarme. Sus piernas siguen temblando, quiso irse para buscar a Álvaro, pero al igual que me pasa, él no tiene idea de donde buscarlo.

-Porque lo hizo? -empezó a evitar el contacto visual. Se chocaba una mano contra la otra al estar recostado en la cama mientras yo lo abrazaba.

-Dígame que no quería, esto ha debido de pasar así desde hace mucho. Yo siento algo por usted y estoy seguro que usted algo por mí. Y es que ambos también amamos al mismo enfermero.

-S... Si... tiene razón.

-Entonces déjese querer, y no piense que esto es una venganza, Por mucho que Álvaro haya estado con nosotros no debemos de esperar tanto de él, lo amo, pero también detesto amarlo así, le dimos la fuerza la hacernos crecer y hacernos sentir nada.

-Yo amo a Álvaro.

-Comparto ese sentimiento, si para él este sentimiento es reciproco entenderá que esto debía pasar y seguirá pasando.

-Quiero intentar hablar con él. Siento que no hemos hecho nada malo. Es que no debería considerarse infidelidad, nunca definimos la relación.

-Exacto, usted no era su novio. Tampoco lo fui.

-Quiero que podamos hablar.

-Amor, hoy olvidaras a tu ex... Al menos por este día dejemos de hablar de él. Seamos nosotros, Felipe por Fernando.

-Anda romántico sin culpa.

-No debo porque pedirle disculpas a nadie. ¿Usted sí?

-No, al igual que usted empecé a creer que esta era una posibilidad inevitable.

-Ahora tan solo quedémonos así. Quiero permanecer en este abrazo por un rato más.

Narra Felipe Mackenzie.

Fernando se ha dormido.

La sabana apenas cubre una pierna, dejando tan poco a la imaginación. Abrí la ventana, encendí un cigarro, sabía que en algún otro lado Álvaro hace lo mismo.

Tome el móvil, pero no tenía mensajes de él.

Si acaso fuese el primero en escribir ni idea que pondría. No hay culpa, solo una herida hecha con verdad, papá supo escucharme. Hace rato que buscaba eso tan sencillo de su parte y miren la manera tan curiosa en como aconteció.

El cigarro se acabó, también el tiempo para estar en un silencio por él pues su nombre se marcaría con más intensidad.

Fernando tantea la cama, sé que me busca, se supone que no debería estar ya acá pero no he abandonado este espacio donde fui amado.

Su mirada encontró a la mía a través del vidrio que nos separa en este balcón a la alcoba.

Supe lo que necesitaba, a mi...

Abriría la puerta de vidrio, esta piel necesitaba calentarse con la de él.

Amor, hoy olvidarás a tu ex.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora