Tercer día

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[Temática elegida: Sobre estimulación.

No soy bueno con el smut, pero hice el intento.]

— Sukuna... Sukuna...

Yuuji gimió, totalmente perdido en el placer del momento, sintiendo como la lengua mordaz de su novio se movía con experiencia sobre su glande, bajando con dureza hacia el tronco y tomar de sus testículos con sus labios. Sus manos atadas al poste trasero de su cama no dejaban que se moviera mucho, junto a la privatización de su vista a petición de su novio; su pecho totalmente recostado sobre el lecho y su culo en alto, con uno de los dedos de Sukuna moverse en ligeras estocados sobre su ano correando en lubricante con aroma a cerezos que el mayor compro exclusivamente para la ocasión.

Itadori se sentía en el paraíso, o puede que en el mismísimo infierno; su cuerpo quemar en un calor embriagante le decía que estaba en lo cierto, siendo devorado tan divinamente por un demonio. Su quijada rígida ante las sensaciones, los gemidos y quejidos escapándose de sus labios, su espalda arquearse cada que sentía el vaivén de la boca de Sukuna sobre su pene y sus ojos fielmente cerrados para cernirse completamente a las sensaciones que le regalaba su novio. Sukuna acostado bajo su pelvis mientras estimulaba su miembro y al mismo tiempo su ano, contrayéndose y chupando el largo falange de su novio, en búsqueda de algo mucho más grande y grueso que un simple dedo.

— Mierda... Sukuna... Joder...

Mascullo en alto. Comentarios roncos y su cuerpo crispándose en placer. Sukuna subia y bajaba para darle la debida atención a cualquier lado de su pene, con su mano libre acariciar sus testículos con el resbaladizo lubricante, amasándolos y apretándolos a su antojo sin dejar de ser tosco; un segundo dedo llego al anillo de músculos, expandiendo mas sus paredes y tanteando el terreno ya conocido sobre el pasivo. Yuuji volvió a sollozar, el pre semen siendo cruelmente chupado por la boca de Sukuna, sentir sus colmillos rozar con suavidad sobre su delgada piel, el embiste de los dedos sobre su entrada anal y los sonidos tan vulgares que hacia el chupe de la boca contraria junto al chapoteo obsceno de las falanges gruesas de su novio.

— Sukuna... Entra en mi... Suku-...

Chillo, casi llorando de placer. Era la primera vez que experimentaba dos estimulaciones al mismo tiempo, Sukuna no tenía pensado detenerse hasta que viera estrellas volar encima suyo; ahora entendía porque amarro sus manos vilmente al poste de madera. Se estaba desesperando un poco, estaba tan acostumbrado a la gruesa verga de Sukuna tan dentro suyo, sintiéndolo rozar contra su vientre y dando embistes propio de un jodido animal salvaje que buscaba dejar preñada a su hembra. Necesitaba de esa gruesa polla para venirse correctamente, no quería hacerlo sin que su novio se corriera al mismo tiempo que él, requería tanto el semen de Ryomen para sentirse completamente relleno de felicidad.

Los dedos, pese a que eran largos y gruesos, no llenaban el vacío que su excitación le pedía ser llenado.

— ¡Ooh, mierda! ¡Santo cielo~!

Volvió a gemir, sintiendo un tercer dedo abrirse paso entre su cavidad anal. Su pene había llegado tan profundo en la boca de Sukuna que podría sentir la garganta de su novio chocar contra su glande, mientras sus bolas eran apresadas en un agarre ligeramente fuerte que lo hacía arquearse hacia abajo y pegarse tanto como pudiese a una almohada, tratando de callar sus quejidos que poco a poco se convertían en alaridos de placer. Presa del calor, empezó a mover sus propias caderas, en un embiste hacia la boca de Sukuna y tratando al mismo tiempo de que los dedos llegasen más profundo sobre su recto; un cuarto digito llego y Yuuji creyó que a este punto ya no debería rezarle al Dios encima suyo, sino a Lucifer que lo trataba tan bien por debajo.

Las esquinas de sus ojos se llenaron de pequeñas lagrimitas llenas de placer, derramándose lentamente sobre sus mejillas, mirando tan perdido la pared de cemento azul del cuarto que ambos compartían desde que se casaron. Esta vez la mano sobre sus testículos bajo hacia su tronco, tomando de su pene para detener el meneo de caderas ajeno en un apretón sobre la base. Yuuji comenzaba a tener tics desde su cintura para abajo, apretando los dedos de sus pies y aferrándose por completo a las sabanas negras de la cama.

— Sukuna, Sukuna, Sukuna...

El menor deliro. Esta vez la lengua ajena se concentró solamente en la punta hinchada de su pene, pasándose por encima y presionando suavemente la uretra, chupando instantes después las pequeñas gotas saladas que sobresalían, volviendo a meterla a su boca y dejar que la calidez de la misma envuelva solamente el glande, dejando que su otra mano se encargue de un vaivén rápido sobre todo el largo de su miembro. Los testículos saltaron de alegría, se sentía tan cerca de su orgasmo que no pudo evitar virar sus ojos y sacar la lengua para seguir llenando sus pulmones de aire que dejaba escapar entre cada jadeo rápido. Se sentía tan sumergido en el placer que no se dio cuenta del hecho de que Sukuna no agregara el bonito plus de sus dedos tocar su próstata, pero eso no importo mucho cuando en un largo gemido, proclamando el nombre de su novio, se viniera sobre la boca ajena hasta sentir como incluso Ryomen chupaba del chorro de semen caliente que pasaba sobre su lengua hasta bajar contra su garganta.

Yuuji por fin estaba alcanzado el anhelado orgasmo, dejando descansar sobre su cuerpo suspendido por breves segundos, completamente abrumado del mejor puto orgasmo que haya tenido en su vida. No reacciono por esos segundos de descanso, su cuerpo moviéndose y contrayéndose en su lugar, temblando de pies a cabeza tras liberar todo. Ryomen saco el pene de su boca, dándole ese descanso tanto a su quijada, pero sus dedos no se movieron del interior tembloroso de Itadori, en su lugar, sus 3 dedos se doblaron en forma de gancho, tocando al fin el punto G de su novio.

— ¡Joder! ¡S-Sukuna, espera, estoy...! ¡Mnnfg!

Yuuji sollozo, incapaz de apartar al otro de su trasero. Sukuna empezó con embistes rápidos, sus dedos siguiendo doblados cada que salía y entrada para rozar una y otra vez la próstata que había sido ignorada todo ese tiempo. El cuerpo de Yuuji volvió a temblar, moviéndose y quejándose, buscando alejarse de sobre estimulación para descansar su cuerpo, pero no pudo. Sukuna, tan cruel como siempre, metió un cuarto dedo a la entrada completamente lubricada y expandida, siendo ahora cuatro dedos quienes estimulaban en un rápido movimiento sobre sus paredes anales.

Una nalgada llego a su mejilla derecha, sintiendo el grito de Yuuji sobre la cama. Su cuerpo tembló, sus piernas se alzaron y su trasero se movió de un lado a otro, pero Sukuna no paro en ningún momento el movimiento de sus dedos.

— ¡N-no! ¡Su...-! ¡Ooh!

Yuuji se aferró más a la cuerda, buscando un poco de estabilidad en medio de su libido. Sukuna movía tan bien sus cuatro dedos, tocando limpiamente su próstata, entrando y saliendo en un rápido vaivén que no solo le hacía ver las estrella, podía observar todo el jodido universo, tan noqueado y fuera de su propio mundo. Su saliva sobresalió de sus labios, sus ojos siguieron soltando lágrimas y sus ojos casi podían girar para ver el interior de sus cuencas; su punto ya estaba lo bastante hinchado por los constantes golpes que le daba su novio, haciendo más fácil la estimulación para hacerlo sollozar de puro placer.

— ¡M-me vengo! ¡Su...-! ¡Por favo...-!

Yuuji se alzó como pudo, alejándose por completo de la mano quemante de Sukuna hasta sacarla de su interior. Su pene expulso lo que parecía orina, un líquido blanco y transparente manchar la colcha debajo suyo y de paso su estómago hasta ya no dejar nada en su interior. El cuerpo de Yuuji tembló hasta el punto de confundirlo con una colusión, doblegándose sobre la cama y siguiendo temblando de pies a cabeza; su mirada cansada se perdió nuevamente sobre las paredes, no reparando en el hecho de los hilillos se saliva sobre su mentón o los ojos cristalinos siguiendo derramando lágrimas. Había alcanzado el jodido nirvana.

Sukuna descanso su mano, dando ligeros movimientos a su muñeca para alejar el entumecimiento de esta. Una sonrisa socarrona se colaba sobre su boca, satisfecho por su trabajo, mirando fijamente el maravilloso desastre que había hecho de Yuuji hasta el punto de que tuviese un squirt. Con cuidado se acercó a la soga que seguía sosteniendo sus manos, desamarrando esta y dejando que las pobre muñecas manchadas de un ligero color violáceo descansaran por un lado. Su novio seguía sin salir del pequeño trance post orgásmico, pero le dio tiempo suficiente para ver por si mismo su propio problema apresado sobre sus boxers, palpitando por un poco de estimulación ahora para él.

— Heh. Descansa, mocoso.

Murmuro en un beso a sus cabellos, yendo directamente al baño para ocuparse de por sí solo del lloriqueo de su cuerpo, exigiendo el calor del ano de su novio, pero este ya estaba lo suficientemente noqueado como para aguantar otra ronda. Una masturbada era lo que se daría en medio de su ducha para finalmente irse a dormir al lado de ahora un dormitado Yuuji.

Oh mierda. Se le olvido cambiar las sabanas. 

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⏰ Última actualización: Jun 17, 2021 ⏰

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