Capítulo 1

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   Era una tarde lluviosa de otoño, envuelta en la melancolía característica de la estación

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   Era una tarde lluviosa de otoño, envuelta en la melancolía característica de la estación. El doctor adentró en su oficina con su habitual profesionalismo, dispuesto a enfrentar los desafíos que le esperaban. Sobre su escritorio reposaba un papel dejado por su asistente, informándole sobre una nueva paciente en la sala B. Antes de dirigirse hacia allí, sintió la necesidad de llamar a su hijo.

   —Hola Christopher.

   —Hola, padre. ¿Acudirás esta noche?

   —No, tengo una nueva paciente y no podré asistir.

   —Una vez más con eso. Déjala, puede esperar.

   —Nos vemos mañana, hijo.

   —Pero...

   —No discutamos más. ¡Adiós!

   Tras colgar el teléfono, se encaminó hacia la sala B. Al llegar, se encontró con algunos asistentes, una joven en la cama y sus padres a su lado.

   —¡No estoy loca! ¡No estoy loca...

   —Tranquilízate, Dulce, querida. El médico te ayudará en gran medida.

   —¿Ella es la paciente? —preguntó al asistente.

   —Dulce María, dieciocho años, diagnóstico de esquizofrenia paranoide. Intento de suicidio. Intentó arrancarse los ojos. Necesito que la limpien antes de trasladarla a psiquiatría.

   —¿Intentó arrancarse los ojos?

   —Estamos haciendo todo lo posible para mantenerla a salvo. Está bajo múltiples medicamentos. Sin embargo, no come, no duerme. Cualquier cosa, por insignificante que sea, la perturba, incluso hablar. Por eso decidimos internarla. Le hemos explicado que vendrán a llevársela para brindarle ayuda.

   —Le dimos la espalda por un minuto, solo por un minuto...

   Dulce estaba sujeta a la cama y logró liberar una de sus manos. Rápidamente, tomó una jeringa que se encontraba a su alcance y, levantándose ligeramente, la colocó frente a su cuello, lista para inyectarse. Todos se volvieron hacia ella...

   —Oh Dios mío.

   —Dulce... Eso contiene lorazepam.

   —Lo haré, lo juro por Dios que lo haré, me voy a matar —susurro la jóven.

   ­—No, cariño, por favor, no.

   —No me creen, nadie lo hace. Así que ahora, lo juro por Dios, me apuñalaré.

   —Dulce, soy el doctor Uckermann. Necesito que sueltes eso.

   —Esto me matará, ¿cierto? Si me lo clavo en el corazón, moriré, ¿verdad?

   —Tú no deseas hacer esto, Dulce.

   —Porque aquí dentro, hay drogas que me matarán, ¿verdad?

Bʀɪɴɢ ᴍᴇ ᴛᴏ ʟɪғᴇ [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora