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- Si no lo fumas entero, me das un beso.

Idiota.

- No he dado mi primer beso aún -Le respondí.

- ¿Crees que no me he dado cuenta? -Cuestionó, dándole una profunda calada a su "porro".

- ¿A qué te refieres? -Murmuré.

- ¡Solo prueba el cigarro y ya! -Se quejó en voz alta y suspiré, poniéndome de mal humor.

Acerqué la punta sin fuego a mis labios.

Según lo que he visto, así se coloca, ¿Cierto?

- Agh -Murmuró la pelinegra, y tiró el porro al pequeño basurero. Tomó el cigarro de mis manos y lo acercó a sus labios- Lo colocas, inhalas, exhalas. ¿Tanto se te complica?

En lo único que había prestado atención, era de que aquél cigarro había estado en mis labios y ahora está en los suyos.

Recordé a Dai, diciendo "Un beso indirecto" en cuanto yo compartía botella de agua con ella. Y no entendía su emoción hasta ahora.

Acaso...

¿Acaso era un beso indirecto?

- ¿Me estás escuchando, Megumi? -Preguntó con cierta nota de enfado. Inmediatamente la miré.

- Sí, claro.

- Entonces hazlo -Me extendió el cigarro hacia mí, y lo tomé con el borde de mi índice y el dedo del medio. Lo acerqué a mis labios lentamente, pensando en que ahí había un poco de sus labios, y me puse más que rojo.

Inhalé, como ella me había pedido, y lo mantuve unos segundos. Y comencé a toser, sin parar. Me ardía la jodida garganta por esa mierda.

- Bueno, es la primera vez. Si quieres seguir fumando, deberías practicar -Se encogió de hombros. Ambos estábamos sentados, y nos quedamos en un profundo silencio- Oye...

- ¿Mmh?

- Me debes el beso.

- N-No.

- S-sí -Se burló de mí y se rió- ¿Sabes besar?

Negué en silencio.

- ¿Quieres que te enseñe? -Murmuró, y con simplemente aquella frase, los latidos de mi corazón me golpearon el pecho con fuerza.

Me quedé en silencio, y volvió a reírse.

- Cuando quieras un beso, me lo darás tú -Dijo, y se levantó. Ella se había encargado de sacar el humo de la casa, y tirar los cigarros para que no sospecharan- En fin, ya tengo que irme. Mañana asistirás, ¿De acuerdo?

Asentí en silencio, y se acercó a mí.

- Bésame, Megumi Fushiguro.

[...]

Luego de aquella frase, se retiró. Como si solo lo hubiese reclamado sin necesidad de obtenerlo en ese momento. Y me quedé pensando.

¿Qué demonios quiere Akira de mí?

¿Qué demonios espera que haga?

- Bésame, Megumi Fushiguro.

Alejé aquella frase de mi cabeza, y me escondí entre las mantas.

- Oye, Megumi, alguien quiere verte, ¿La dejo pasar? -Tsumiki apareció, con la coleta peinada, como siempre.

¿Puede que sea Akira?

Insatiable | 伏黒恵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora