El legado de Asgard

Capítulo 28: Sueños y tenencia de Manhattan

Percy había esperado que sus sueños fueran buenos, la noche anterior había sido ... bueno, sorprendente ... pero también increíble, por decir lo menos. Lamentablemente, su buena noche terminó en el segundo en que se quedó dormido con su brazo todavía sobre Reyna, quien se había quedado dormida unos minutos antes.

Sabía que no iba a ser un buen sueño. Los buenos sueños nunca comenzaron en lugares espeluznantes. Comenzaron en lugares increíbles o con gente increíble. Pero cuando su visión comenzó a aclararse, notó que no había absolutamente nada asombroso en lo que veía a su alrededor.

Se encontró fuera de una especie de almacén extraño. Estaba oscuro pero estaba bastante seguro de que nunca había estado allí antes. Tenía el tipo de ambiente espeluznante que no te olvidas muy fácilmente. Miró a su alrededor y encontró un letrero sobre la entrada de una tienda al lado del almacén.

"¿El emporio de los gnomos del jardín de la tía Em?" Murmuró para sí mismo mientras miraba las estatuas esparcidas al azar frente a la tienda.

Las estatuas llamaron su atención de inmediato. Ni siquiera eran gnomos, eran personas ... Bueno, en su mayoría personas, y algunas criaturas de aspecto muy extraño.

Caminó hasta una de las estatuas. Era de un padre y una hija por la forma en que se veían y sus expresiones eran confusas. La niña parecía sonreír mientras el padre, con una mano en el hombro de la niña, tenía una expresión de puro terror en su rostro como si acabara de darse cuenta, 'oh mierda, estamos muertos' .

Miró a su alrededor y vio varias otras estatuas igualmente extrañas para encontrar en una tienda de mortales; un adolescente con una espada levantada en defensa; una era de una niña no mayor de quince años con una espada en una mano y otra cubriéndose los ojos, con los dedos entreabiertos como si intentara tomar un pico sin ser vista. Había decenas, la mayoría adolescentes pero algunos adultos, algunas familias, incluso vio a un sátiro con expresión de terror, algún tipo de instrumento extraño colgando de su labio como si lo tomaran por sorpresa.

Una voz sacó a Percy de sus pensamientos mientras se arrodillaba detrás de la estatua del sátiro tratando de permanecer oculto.

"Mi señor", dijo una voz con un sentido de urgencia y tal vez incluso algo de miedo. "No creo que sea prudente confiar en ella".

"Bah," gruñó otra voz. "Nunca dije que confiaba en nadie. Eso no significa que ella no pueda ser útil. Nos ayudará a aplastar a los semidioses para que podamos tomar el Olimpo sin oposición".

Percy alcanzó su punto máximo alrededor del sátiro y se sorprendió de lo que vio. Un hombre enorme, de al menos dos metros de altura, estaba de pie con una expresión preocupada frente a la otra figura más pequeña que estaba de espaldas a Percy. El hombre alto vestía un traje a rayas. Parecía un chico normal, si no extremadamente alto, con la excepción de su rostro. Su rostro habría sido hermoso si no hubiera estado marcado por cicatrices. Parecía como si se hubiera metido en un lío con un mapache. Y el mapache claramente había pateado su podex.

Percy negó con la cabeza; incluso su mente pensaba en latín, realmente estaba comenzando a volverse nativo.

"No la subestimes, mi señor. No sabemos cuán poderosa es realmente. Esto es peligroso. No la necesitas para tomar el Olimpo. Incluso sin ella y sus secuaces, nuestro número es diez veces mayor que el de los semidioses. tomará un día como máximo para aplastarlos ".

La figura más pequeña se burló. Se dio la vuelta y Percy se atragantó un poco. Conocía a ese tipo. Era el mismo idiota que había pateado desde la cornisa en la base de Titán un par de años antes.

No podía creer que este idiota hubiera vivido. Nadie podría sobrevivir a una caída así. Recordó lo enojada que había estado esa chica Annabeth con él, incluso dos años después, como si hubiera tenido una opción en el asunto. El tipo habría matado a Thalía si no hubiera intervenido. Y dada la elección entre un idiota traidor y Thalía, no fue difícil.