constante

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No era fácil tener 58 años. Había pasado por tanto para llegar a esa cifra; que para muchos no representaba más que dos números bien acompañados, pero para ella no. Para ella significaban mas que números, cifras; esos años la representaban, esos años decían mucho.

Gustavo nació cuando Amada tenía solo 16 añitos. Así había dicho su madre: con solo 16 y sales con tu torta, ¿Qué van a pensar los vecinos?, ¿Qué van a decir los hermanos de ti? No importa si es el hijo del pastor, nunca me gustó. Te lo dije. Él se tendrá que hacer responsable.

Y aunque al final Amada si se había casado con Jorge y todo fue unicornios y mariposas al inicio, luego, todo cambió ¡cuánta razón tuvo su madre! Aunque sus métodos de castigo habían sido extremos y casi nunca escuchóun te amode su madre, jamás dudaba del amor que esa mujer le había tenido, jamás dudaba que ella, sin faltar, cada noche, doblaba sus rodillas pidiendo a favor de su hija. Ya hubo diferentes formas que le mostro su amor. No con palabras, sino con hechos.

 Era cuando le venía a memoria su historia; su favorita: tu nombre tiene gran valor para Dios y para mí. Y aunque fui yo quien te inscribió con ese nombre, fue El Padre quien lo escogió para ti. quiero que siempre recuerdes que eres amada; primero por El Padre, quien te ha dado la vida y la fortuna de que seas mi hija -y ahí era cuando su madre reía de amor- y luego, más que ninguna otra persona, eres amada por mí; mi regalo especial de Él, mi preciado tesoro. Mi amada. Sé mi complacencia, hija mía. Así como El Padre le dijo a su hijo en esa ocasión. -entonces recordaba el pasaje cuando el Espíritu Santo descendió y El Padredijo: mi hijo amado, en quien tengo complacencia.

Y era en estos momentos, cuando no sabía que más hacer, cuando sentía querer desmayar y rogar con todas sus fuerzas al Padre que se la llevara. Quería a su madre a su lado. ¡Cuánto no daría Amada por tener a su madre respirando el mismo aire que ella justo ahora! Y aunque ella jamás le había dicho te amo -solo en esa ocasión- ella lo diría por ella una y mil veces más.

¿Por qué Dios había permitido que se casara con Jorge si sabia como seria su vida? ¿Por qué le había mandado un hijo como gustavo?

No lo soportaba más. Hacia ya veinte años que oraba por él, pero la respuesta nunca llegaba. Durante veinte años Dios había permanecido en silencio ante la suplica más importante de su vida, ¿acaso Dios le era indiferente? ¿la estaría castigando por algo que hizo?

Tú ya me has perdonado. Yo ya he rogado tu perdón y se que tu me has liberado de las cadenas de rencor. Lo sé – era lo que pensaba ella – lo he sentido. He sentido tu poder y tu mano obrando en mi vida.

– por favor, gustavo. Deja de hacer eso. Te lo ruego. Acompáñame a la iglesia.

– ya déjalo – intervino Jorge – si el no quiere ir no ira – la botella de licor en su mano – pasará cuando tenga que pasar.

El corazón de Amada se había estrujado al oír esas palabras - ¿Cómo puedes decir eso? ¿Acaso no conoces al Señor?

– porque lo conozco es que lo digo.

– si lo conocieras no sostendrías esa botella – esas palabras lo habían silenciado – hijo.

- ¡ay! Ya, mamá. Te comportas como una loca. Cada quien decide como llevar su vida.

Amada no podía hacer mas que seguir orando y creyendo. Loca, enferma, fastidiosa,  cristianita vieja, eran algunos de los adjetivos que su hijo utilizaba. En su interior, no sabia si detenerse de orar.

¿Por qué Dios respondía a otras oraciones y esto, que era mas importante, lo pasaba por alto? Veinte años de dolor, viendo como su hijo iba y venía, salía y entraba a prisión como si fuera la casa de vacaciones de verano.

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⏰ Última actualización: Jun 18, 2021 ⏰

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Estrellas en la tierra - JossadryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora