PERDÓN - ANGST

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Armin le había ayudado a enterrar sus restos. Una cabeza era todo lo que quedaba de él. Ella lo había matado, ¿en qué estaba pensando? No podría vivir sin él. Se pasaba todas las mañanas durmiendo, para evitar pensar y, por las noches, se quedaba despierta, deseando haberse muerto con él.

Todavía era de noche, aún quedaban un par de horas para que amaneciera, pero lo prefería así: no quería encontrarse con nadie. Caminaba despacio, recordando todas las veces que había ido allí con Eren, todas las veces que habían jugado bajo aquel árbol juntos. Se agachó y arrancó un par de flores violetas del suelo. No era mucho, pero le recordaban a él.

Había pasado semanas desde su entierro, pero todavía no había podido ir a su tumba. Simplemente, no podía aceptar el hecho de que él estuviera bajo tierra. Nunca podría volver a escuchar su risa, nunca le volvería a poner su bufanda. 

Se detuvo frente al árbol. "Eren Jeager" leyó Mikasa en su tumba. Había más cosas escritas, pero los ojos se le inundaron de lágrimas y no puedo continuar leyendo. Se dejó caer de rodillas al suelo y lloró por Eren. Estar junto a su tumba le hacía sentirse enferma, tenía ganas de vomitar.

-¿Por qué? ¡¿Por qué lo hiciste?! -gritó con rabia y arrojó las flores contra su tumba-. ¡Sabías que no eras solo mi familia! ¡Sabías que si me lo hubieras pedido me hubiera marchado contigo! Eren... -susurró su nombre.

Se sentó junto a su tumba y miró al horizonte, ya estaba amaneciendo. ¿Cuánto tiempo llevaría ahí llorando y gritando? Abrazó sus piernas y apoyó la cabeza sobre las rodillas. Acarició la hierba con la palma de su mano, sintiendo un cosquilleo.

-He intentado odiarte, pero no puedo... -confesó-. Pensé que si fuera capaz de odiarte no dolería... -acarició la tumba-. Pero no puedo -respiró profundamente, tratando de tranquilizarse-. Siento haber tardado tanto en venir...

Reparó en un ramo de flores marchitas. Alguien había ido a verlo, al menos no había estado solo. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pensando, volvió a llorar. ¿Por qué seguía hablando de Eren como si siguiera vivo? Todavía no había aceptado que hubiera muerto. En el fondo, no quería hacerlo. Armin le había dicho que tendría que hacerlo para seguir adelante. Pero no se merecía seguir adelante porque ella lo había matado. Y eso era algo que nunca se podría perdonar, era algo por lo que tendría que pagar toda su vida.

-¿Mikasa? -Jean estaba de pie junto a ella, ni siquiera le había oído acercarse.

-Hola, Jean... -susurró casi sin aire.

-Cuanto tiempo sin verte... -llevaba unas flores en la mano, tal vez era él quien las había traído.

-Es que no he salido de casa... -no tenía ganas de hablar, ni de que se comparecerieran de ella. Si hubiera sido cualquier otra persona, ni siquiera le habría contestado.

-¿Puedo...? -dijo señalando el suelo y Mikasa asintió. Jean colocó las flores frente a la tumba de Eren y se sentó a su lado. Se quedaron en silencio durante unos minutos, solamente se oía el canto de los pájaros y el rumor del viento cuando movía las ramas de los árboles -. Siento no haber ido a verte -Jean rompió el silencio-. Pero Armin nos dijo que querías estar sola. 

Mikasa no contestó. Era cierto que le había dicho eso a Armin, pero no le habría importado que Jean fuera a verla.

-Yo... -Jean intentó decir algo, pero calló cuando escuchó el graznido de un pájaro y se quedaron en silencio de nuevo.

Mikasa apoyó su cabeza en el árbol. La corteza estaba dura, pero le hacía sentirse más cerca de Eren, era lo más cerca que podría estar de él. El corazón le empezó a latir con mucha fuerza y la respiración se le aceleró. Quería gritar, pero no podía hacerlo delante de Jean. Clavó las uñas en el suelo, le faltaba el aire. No podía seguir adelante sin él.

-¿Te encuentras bien? -Jean pareció darse cuenta de lo que ocurría, seguramente porque Mikasa había empezado a temblar.

-¡Está muerto por mi culpa! -no estaba segura de si había gritado de nuevo, no podía controlarse.

-Respira, Mikasa -Jean se puso de rodillas frente a ella, parecía asustado.

-¡No puedo! -se le estaba nublando la vista, sentía que el corazón se le había a salir del pecho.

-Vamos a dar un paseo -Jean la agarró de los brazos y la obligó a levantarse. Mikasa dio un par de pasos, pero cayó al suelo mareada y comenzó a llorar incontrolablemente. Notó como apoyaba la mano en su espalda y la acariciaba con suavidad-. Mikasa... -la voz de Jean sonaba temblorosa, él también lloraba-. ¡No está muerto por tu culpa! -gritó con dolor-. ¡Fui yo quien dijo que debíamos matarlo!

Mikasa se secó las lágrimas y miró a Jean. Tenía la cara completamente roja y la miraba con angustia, con los ojos entrecerrados.

-¡Mikasa, perdóname! ¡En ese momento creía que no había otra salida! -ocultó su cara con sus manos-. Te he destrozado la vida... -susurró-. Armin dice que jamás volverás a ser la misma y ha sido todo mi culpa...

Mikasa comenzó a llorar de nuevo. Quería decirle que nada de esto era su culpa, pero no podía hablar. Podía escuchar el latido de su corazón en los oídos, mientras le quemaba el estómago.

-¡Haré lo que sea para que me perdones! -suplicó Jean.

Mikasa se puso de pie, haciendo uso de la poca energía que le quedaba, y abrazó a Jean. Apoyó la cabeza en su hombro y sollozó débilmente.

-No es culpa de nadie... -susurró Mikasa-. Tenemos que perdonarnos a nosotros mismos.

Se miraron a los ojos, antes de dirigir su vista a la tumba de Eren, que estaba frente a ellos.

-¿Me odias...? -Jean la miró con tristeza.

-No te odio, Jean. No podría... -el corazón se le aceleró de nuevo.

-Vámonos... -Jean la cogió de la mano con suavidad-. Estoy muy cansado.

Mikasa asintió y caminó junto a Jean de vuelta a casa. Ella también estaba agotada. Algún día se perdonaría y seguiría adelante. Pero ese no era el día en el que podría liberarse de su carga.

JEANKASA WEEK 2021 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora