•Capítulo 4• Desaparecido.

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Langa se encontraba caminando por el muelle, mirando aquel hermoso y gran océano que representaba aquella ciudad en dónde comenzó a vivir hace unos meses. Su vista no dejaba de ver el mar, solo podía cerrar sus ojos y pensar lo agradable que era descansar dentro de aquel azul océano.

-Langa...-
De pronto una voz conocida lo hizo desconcentrarse del suave trance, haciendo que mirada en dónde estaba aquella voz.

-¿Reki?-

Sin más el peliceleste despertó de su largo sueño un poco confuso, no entendió por completo aquel sueño que tuvo. Al tocar su cabeza, trato de analizar un poco aquel mensaje, pero como con cada sueño que tiene alguien, solo fragmentos recuerda con exactitud.

*Estaba en el océano... Y... ¿Reki estaba ahí?*
Trataba de recordar, pero como se ya dicho, muchas veces solo se recuerdan una parte de todos lo sueños.

Al no entender nada, ya no le dió muchas vueltas, miró el reloj de su cuarto y vio que aún era temprano para ir a la escuela. Él joven canadiense decidió levantarse para darse un baño, ya que anoche había llegado a su casa y fue directamente a su cama para quedarse profundamente dormido. Al momento de levantarse, sintió que sus pies le dolían un poco pues notó que había dormido con tenis.

-¿Tan cansado estaba que ni siquiera me quité los tenis? Si mi madre me viera ahora mismo mataría.-
Se dijo así mismo Langa, pues su madre no le gusta que entren con zapatos a la casa. Pero al crecer mayormente en Canadá, aveces olvida está regla.

Langa se tomo una ducha y después salió para cambiarse y arreglarse, al terminar se dispuso a ir al comedor para comer su desayuno y cuando termine irse directamente a la escuela.

Cuando llegó a la cocina, notó que su madre estaba preparando el desayuno.

-Buenos días.-
Su madre lo miro y le regala una sonrisa mañanera.

-Buenos días, a qué hora llegaste anoche?-

Pregunto el hijo único mientras sacaba del refrigerador un jugo de naranja.

-Llegué muy tarde, ha habido demasiado trabajo estás semanas y tal vez hoy también llegue muy tarde, para que no me esperes.-
Respondía aquella simpática señora tenía una sartén en la mano y preparaba el desayuno.
-Pero hoy también te haré la comida y la cena y la dejaré en el refrigerador.-

El más joven de ellos solo pudo asentir con la mirada y dirigirse a mesa para prepararla para el desayuno. Unos minutos después madre e hijo dispusieron a desayunar.

Langa ya se encontraba en la escuela, como esperaba, al mirar el lugar de Reki, estaba vacío, lo que lo lleno de más tristeza, ya no aguantaba más. Sentía que cada día que pasaba, era otro día que el pecho le dolía, por alguna razón, el sentía que algo no estaba bien, que algo le había pasado a Reki. Pero, al recordar lo que la madre de Reki le dijo ayer, de que Reki solo estaba cansado, lo tranquilizaba un poco, pero la preocupación volvió a surgir al recordar el grito de su madre ese día cuando toco la puerta de los Kyan

«¿¡Reki!? ¿Eres tú?»

Esas palabras comenzaron a tomar más sentido en su cabeza.

*¿Reki no ha estado en su casa desde hace días?*
Se preguntó el canadiense un tanto angustiado a lo que decidido, Langa irá nuevamente a la casa del pelirrojo para saber si su sospecha es cierta o no.

I feel alone  SK8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora