Seguir.

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Atsushi regresó a visitar su apartamento un mes después de irse para recoger las cuentas por pagar. Nada parecía haber cambiado.

Revisa los sobres, todos estaban abiertos con un recibo de pagado. El último tenía una nota escrita con preciosa caligrafía que le detuvo el aliento un momento.

Atsushi :

Me encargaré de los gastos del apartamento, puedes volver cuando gustes o disponer de él como mejor te parezca.

Gin.

El albino tiene una punzada en el pecho por la decepción, suspira sin ánimo y da un rápido repaso sólo por asegurarse de que todo estaba como cuando lo dejó. Nota un olor a humedad, seguramente por el tiempo que ha estado cerrado pero hay otro cerca de la puerta que le deja una sensación desagradable en la garganta.

Inspecciona el alrededor de la entrada, en eso estaba cuando una vecina se acerca.

- Atsushi kun... Me da gusto verte, tenía tiempo que no pasabas.

- Aneko san jeje si, regresé a mi antiguo apartamento, está más cerca del trabajo.

-oh, espera aquí. Tengo algo para ti.

Una mujer mayor menuda y sonriente con la que Atsushi había conversado un par de veces, cuando olvidaba las llaves y su esposo no estaba en casa, era su única conocida en el edificio y justo la vecina de a lado. La mayor entra tras su puerta a medias abierta y regresa de inmediato al pasillo con un sobre.

-una amiga tuya me dejó esto. Higuchi, me dijo que se llama. Lamento mucho tu perdida, querido. Llevo diez años viuda, el dolor no se va pero se puede vivir.

El mundo se le desdibuja al detective, su único atino es agradecer la carta y encerrarse en el departamento. Sus labios están fríos y la mirada se le nubla con lágrimas pero se forza a no entrar en pánico. Quizás se había equivocado y no era lo que ella creía.
Con manos temblorosas saca el par de hojas que comienza a leer sintiendo el corazón en el suelo desde la primera palabra.

La última hoja, donde esperaba encontrar otra nota que le dijera por qué no había ido a verlo a la agencia como le dijo en su carta o quizás que pronto volvería, estaba escrita con una letra distinta, incluso no era la de Gin. Era una simple, de imprenta, muy diferente a la de los hermanos.

Detective:

Discúlpeme por haber leído la carta que Akutagawa senpai le dejó, fueron sus últimas palabras y no pude resistirme, pero por eso sé que lo justo es decirle lo que pasó después de eso en vista de lo mucho que lo quería senpai.

El doctor dió aviso en cuanto él salió del hospital, Nakahara san estaba cerca al recibir la llamada. Desde las cámaras de seguridad vieron la dirección que tomó por lo que no fué difícil saber a dónde iba. Por desgracia para cuando el servicio médico llegó no había más que hacer, el daño por la falta de oxígeno era mucho y... Su sistema no resistió más.

Lamento no poder darle más detalles pero son órdenes.
Cuídese, por favor.

H.

Dazai encuentra por la noche a Atsushi en la cama de aquel apartamento hecho un ovillo con las mantas y un montón de papeles rasgados al rededor exepto por las hojas que tenía aún en sus manos.
Un dolido tigre explica, recrimina y llora por su corazón roto hasta caer dormido de nuevo, después de un rato sus lágrimas dejan de salir.

Ryu:

Ha pasado un año desde que te fuiste de casa y recién ahora es que sé casi todo lo que pasó. Sé que no leerás esto cómo no pudiste leer las otras pero siento que si la hago una parte llegará a dónde sea que estés.

Gin habló conmigo hace poco, le contó a Nakahara san que tú y yo estamos casados. Al parecer la mafia valora los contratos porque dijo que la orden del jefe cambió al ver nuestra acta de matrimonio y que si habías adquirido un compromiso así conmigo lo que podía hacer la organización por tus servicios prestados era dejarme saber aunque fuera un detective. Si fuera civil quizás hubiera sido distinto pero es lo que somos, Ryu.

Intenté averigüar lo que te había pasado, en realidad sólo pude saber a grandes rasgos sobre esa noche que no volviste a casa, lo demás eran rumores... tampoco nos ayudé porque parece que fué el escándalo que monté en todos lados cuando desapareciste lo que instó a la mafia a cerrar toda información de tí. Bueno, a todas luces éramos enemigos así que no fué lo mejor que pude haber hecho.

Fuí a visitar el lugar dónde te enterraron, Gin, Tachihara y Nakahara san tuvieron que sacarme porque no dejaba de llorar. Fueron muy comprensivos conmigo. Luego me sentí culpable porque tu hermana tampoco debió pasarla facil y ahí estaba, cuidándome.

Regresé al apartamento, a nuestra casa. Ella viene verme cada que puede, siempre terminamos hablando de tí. Hay muchas cosas que no supe, no tuvimos tiempo para contarlas... Sabes? Ella dice que siempre hablabas de mí, me sentí halagado, no creí que hicieras eso.

Lamento haber tardado en escribirte... Pero creo que te habría decepcionado porque no estaba siendo ese que creías que soy: alguien fuerte. No lo fuí. Estuve hablando con Aneko San, la vecina. No puedo creer lo bien que nos entendimos. Me avergüenza un poco decirlo pero varias veces lloramos juntos. Ella tiene razón, el dolor no se va pero compartirlo con alguien que lo comprende lo hace más ligero... Y se vive.

Ahora puedo prometer algo: seré tan fuerte como me dijiste, voy a seguir y siempre recordándote.

Te amo.
Jinko.

Atsushi deja la carta en un pequeño altar que su amiga y vecina le había ayudado a montar como símbolo de su duelo. Hace una oración antes de salir camino al trabajo, dispuesto a cumplir su promesa.

Carta A Mi Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora