Capítulo 8

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Nos dispusimos a subir todos juntos al avión, después de unos diez minutos de puta cola en la que un incordiante crío de no más de ocho años no paraba de llorar siendo ignorado por su madre ante sus súplicas porque le comprarán un  nuevo juguete,  entregamos nuestros pasaportes claramente falsos a la azafata, nuestras maletas ya habían sido embarcada y todo estaba saliendo a pedir e boca o eso creía yo, hasta que Brandon y David se sentaron ambos junto a mi, Brandon a mi lado derecho y David igual pero con el pasillo para la azafata de por medio. Pasaron unos cinco minutos en los que todos los demás pasajeros aún se encontraban guardando sus bolsos y objetos importantes en los compartimentos del techo o simplemente parloteando sin parar sobre sus nuevas vacaciones a Brasil lo cual me pareció gracioso, ¿quien iba a imaginar que unos famosos exportadores de drogas estarían en su mismo avión a la espera de su última entrega?

<"Nadie">

Exacto.

Y lo mejor era que para cuando la poli se enterara de ello, nosotros ya estaríamos de vuelta, más limpios que una patena.

En mi interior no existían ese tipo de preocupaciones, sabía cuidarme solita, pero para cuando me quise dar cuenta Brandon puso su mano encima de mi rodilla mientras lo apretaba suavemente y acariciaba la piel que sobresalía del vestido. Podía notar aún la excitación de ambos al observar sus pupilas dilatadas y sus respiraciones irregulares, por no hablar de esos grandes bultos que permanecían en sus entrepiernas,  juraría que todo el equipo estaba igual que ellos dos pero preferiría no comprobarlo, demasiado para uno solo, y ya saben a que me refiero.

-¿Es cosa mía chicos u os han gastado una broma y os han drogado con viagra o estáis muy cachondos?

-Bueno lider, parece que va a tener que ayudarnos con esto, y no nos han drogados.-Dijo Brandon con una voz picaresca mientras cojía mi mano y la presionaba sobre su entrepierna.-creo que te diste cuenta mucho antes de preguntar.

-¿De verdad?.-Dije de forma inocente mientras acariciaba lenta y suavemente su miembro por encima de su pantalón recibiendo a cambio un leve gemido contenido y un estremecimiento de placer.-Creo que si que podemos hacer algo al fin y al cabo.-Subí mi mano y busqué el botón para desabrocharlo, lentamente deslice mi mano en su pantalón hechando a un lado sus bóxers para hacerme camino entre su vello púbico y por fin tocar su carne caliente que endureció aún más bajo mi tacto. Mis manos expertas empezaron a tocarlo y realizar mi magia sobre él. Se movió en el asiento cerrando los ojos y tirando su cabeza hacia atrás cuando comenzaba a acariciar repetidas veces el glande.

-Dios Natalia...

-Lo sé cariño, debes estar callado así que.-saqué mi mano de su pantalón notando su humedad en la yema de mis dedos, los llevé hasta mis labios, los lamí únicamente solo una vez y los besé deja do su esencia en mis labios sin apartar la mirada de sus ojos para posteriormente, posar esos mismos dedos sobre su boca haciéndolo probar su propio sabor.-Cállate.-volví a meter mi mano entre sus pantalones consiguiendo que sus piernas se separarán más y me dieran un mejor acceso a sus testículos y con ello su longitud palpitara aún más.
David estaba a nuestro lado observando todo detalle desde su sitio y noté que él mismo se estaba acariciando por encima de los pantalones y en muchas ocasiones cerraba sus ojos mientras que sus pequeños gemidos me lo decían todo. Los tenía en la palma de mi mano y podía acabar esto o seguir con ello todo lo que deseara, era mi decisión,  amaba demasiado tener el poder y que me suplicaran por más, así que cuando noté que Brandon ya estaba cerca del climax saqué mi mano de sus pantalones y sonreí mientras me llevaba los dedos a la boca y los chupaba saboreando el sabor de su casi orgasmo. Me miró sin comprender acción alguna.

-¿Por qué? ¿Por qué paraste?.-Dijo un Brandon muy pero que muy excitado.

-Joder no pares ahora.-añadió un David muy excitado igualmente.

-Lo siento nenes pero a parte de que estamos en público y debemos comportarnos, os diré que me encanta que me supliquen así que esperaré hasta que seguro no aguantéis más.

-No pensamos suplicarte, lo harás tú cariño.

-Créanme que no lo haré.-Parecía una apuesta, un desafío, bien, porque me encantan las apuestas y yo nunca pierdo. La azafata pasó por nuestro lado avisándonos de que teníamos que ponernos los cinturones de seguridad ya que el avión despegará en unos minutos y por ende debíamos estar protegidos por si aparecían turbulencias durante el despegue. Rápidamente observé que Brandon y David obedecían a su petición mientras que yo no lo hacía con tanto ímpetu, no me daba miedo volar ni mucho miedo, ya estuve en una experiencia parecida y mucho más peligrosa hace algún tiempo, desde entonces no puedo decir que le tenga miedo a algo ni a nadie además de que si tuviese que morir, no me importaría.

-Qué nerviosos parecen todos, no es para tanto joder.

-¿Es que acaso has volado alguna vez sin cinturón?.-ironizó Brandon con cierta diversión.

-He hecho mucho más que eso.-Le sonreí y le hice saber con la mirada que ese comentario había sido sobrante además de que se callara, mirara hacia delante y no volviese a hablar más, así lo hizo y tomó la mejor decisión diría yo, no me gusta hablar de lo que alguna vez me paso o cualquier cosa que tuviese que ver con mi vida y mucho menos tener que recordar más mierda de esta, más de la que ya tengo encima.

*Señores pasajeros en breves instantes procederemos al despegue con destino a Brasil del avión Okclan City, por favor abrochen sus cinturones y disfruten del viaje, corto y cierro.*

-A volar.-pronuncié con ironía, rodando los ojos pues en ese momento fue cuando el avión empezó a moverse sintiendo la presión contra el asiento que mi cuerpo recibía al estar subiendo poco a poco para finalmente estar en el aire admirando la vista y observando como el aeropuerto pasaba a ser una mota de polvo en la lejanía, desapareciendo dejándome ver sólo nubes y el Sol en el orizonte de la mañana aquí en Sevilla.-Bueno que, ¿vais a suplicarme ya u os haréis de rogar un poco?.-Dije en susurro pícaro para que solo ellos pudiesen escucharlo, así fue, solo llamé la atención de los dos.

-¿En serio estas tan normal?¿No te estás muriendo de ganas por follar con nosotros?

-Cariño yo no soy como vosotros, yo no soy la que tiene ese bulto en la entrepierna.-Los señalé a ambos y les indique con el dedo que se acercaran.- Fácilmente podríais suplicarme por favor e irnos juntos a arreglar este problemilla...al servicio.-Me incliné de nuevo hacia atrás, crucé mis piernas con lentitud para que viesen lo que se estaban perdiendo si rechazan la oferta y llevé mi dedo hasta mi boca mordiéndolo y sonriendo seductoramente mientras arrastraba la uña por mi labio inferior. Se quedaron callados supongo que pensando en su respuesta y observando cada detalle de mis eróticos movimientos de piernas y manos, no iban a rechazarlo de eso estaba segura porque nadie jamás me había rechazado y no creo que ésta fuese la excepción.

-Hecho.-Asintieron entre si convencidos de haber elegido la respuesta correcta. Sonreí maliciosamente ante esta, celebrando interiormente mi cercana victoria.

The LegendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora