outro: wings (las alas no se salvan del dolor)

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"No puedo rendirme a nadie más que a ti, yo sabía bien que estaba bebiendo del cáliz envenenado."




A los querubines desde siempre se les había dado la tarea de resguardar la entrada del huerto del Edén, de vigilar y proteger incluso con su vida aquel lugar donde Dios mismo tenía rodeado su trono.

Eran figuras doradas y poderosas con sus alas cubiertas con el color del elegante oro, ávidos y valientes, nacían con el propósito de salvar almas y reclutar humanos perdidos para convertirlos en ángeles.

Jimin era uno de ellos, uno de los querubines más preciados del discipulado celestial, la figura de la disciplina y obediencia en carne y alas. Tenía la empírica habilidad de cambiar su forma, semejarse a aquello que llamase su atención, de personificar incluso objetos inamovibles.

El caso del bosque era un secreto a voces, el piano dorado que Jungkook vio aquel día en esa casa vieja a mitad del bosque no era más que el espejismo de las alas de Jimin, precisamente era esa la razón por la que cada tecla del piano al ser tocada por él liberaba una pluma destellante.

Todas las almas que fueron antes capturadas por Jimin en ese pueblo subieron hasta el reino de los cielos donde su pureza e inocencia era alabada por los ángeles del reino celestial.

Sin embargo, no todo podía ser siempre legal. Tras la bajada de Jimin al plano terrenal, la ira del líder de los querubines fue despertada.

Jimin, quien había sido nombrado el querubín más puro de todos, simplemente no debía y no podía desobedecer órdenes, si el rey y señor de los cielos no le asignaba proteger un alma, iba en contra de las leyes divinas que él bajara por ella por cuenta propia.

Como era de esperarse, el pecado y la tentación rondaban las paredes del reino, y fue justo allí cuando apareció Jungkook, un joven solitario e ingenuo que fue como aquella serpiente cizañosa que lo guió a la desobediencia con sus ojos puros y sumisos, la materialización de una auténtica alma perdida manchada por la soledad y los planes perversos del mundo.

Definitivamente Jungkook era el manjar atrayente para los ángeles débiles de conciencia.

Y Jimin cayó.

Cuando Haejin se enteró de su cometido, sus iracundos impulsos lo cegaron buscando un castigo severo para el pequeño Jimin, quien inocente de la vida había caído por un humano de ojos negros, de labios finos y cabellera revuelta, con simpleza; se había enamorado aún sin saber en realidad lo que eso significaba.

Tras caminar varios minutos detuvo su andar frente a la oficina de recaudo, la puerta estaba abierta dejando ver a lo lejos al que sería su verdugo.

Tragando hondo tomó valor para adentrarse a las cuatro paredes.

─Disculpe, señor, Bogum me avisó que requería mi presencia ─Haejin, el líder de los ángeles guardianes lo miraba neutro desde su posición preparando el merecido sermón.

Él había sido llamado para recibir su castigo por insolente y autoritario.

─Pasa, Jimin ─el tono inexpresivo lo hizo tragar grueso nuevamente, cerrando la puerta con cuidado, caminó hasta el escritorio donde el ángel superior lo esperaba.

Finalmente tomaba un silla para postrarse frente a él, como siempre, la figura intimidante y pulcra de Haejin se plasmaba en las paredes blancas de la habitación, mientras tanto, un ángel estaba de pie a cada lado del líder dándole un aire de superioridad que hizo a Jimin querer encogerse en su asiento.

𝐖𝐈𝐍𝐆𝐒 국민 KOOKMIN!¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora