—¿Quién eres? —preguntó el Cuervo.
—Creo que ya ni siquiera yo misma puedo responder a eso —dijo la muchacha de brillantes ojos azules y cabello negro como la noche.
—¿No tienes un nombre? —insistió.
Estuvo a punto de decírselo pero, puesto que ya no tenía ningún significado para ella, optó por negar con la cabeza.
—Entonces yo te daré uno.
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Cuentos de Arlan II: El Príncipe
Fantasía«La última vez que pensé que rendirme sería lo mejor fue justo antes de saber que Darius era mi padre. Me había resignado a que moriría aquél día, en la ejecución. Ahora me siento más vivo que nunca. Y no pienso rendirme nuevamente.» ...