Forbbiden

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Notitas al final
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El atardecer moría en el oeste, coloreando el cielo de tonos anaranjados.

Shen Qiao acababa de bañarse y su piel aún brillaba con las gotas de agua que seguían en su cuerpo, vestía una delgada capa de tela translúcida por partes. Con ánimo tranquilo se disponía a buscar sus prendas y prepararse para descansar, había pasado casi un mes sin tener un techo sobre su cabeza, su vida peregrina no le permitía tener muchos lujos así que cuando llegaba a una aldea con posadas, esperaba al menos pasar una noche meditando en un lugar cómodo.

Debía recordar que todos sus planes eran generalmente frustrados por una persona.

Al voltear a su habitación las pocas velas que iluminaban la habitación mostraban a un hombre reclinado sobre la cama, bastante cómodo, con la pose de una concubina real desparramada en su lecho esperando los favores de su rey. Se podía ver partes de un pecho bien tonificado por entre las telas, cualquier mujer que viera tal escena no podría quedarse quieta. Sin embargo, no era fácil mover a alguien que encarnaba la imagen de las nubes encima de las montañas más altas, desapegadas del mundo.

—Buenas noches, líder de secta Yan. ¿Encuentra interesante husmear en habitaciones ajenas?

—¡Buenas!, no podría estar más de acuerdo, las noches que puedo ver a mi A-Qiao siempre son las mejores —su voz era rica en sonidos graves, provocativa como era de esperarse de un líder de secta demoníaca, cargada con un leve trazo de encantamiento, siendo difícil negarse a algo— Parece que la vida vagabunda no te sienta bien, A-Qiao, ¿Esa es la manera de saludar a un viejo amigo? ¿Qué diría tu maestro de esos modales?

Suprimiendo lo mejor que pudo el rodar los ojos, apretó su agarre sobre sus ropas y caminó hacia la cama tranquilamente, buscó sus ropas con la mirada y vio que la mitad de ellas estaban aplastadas por el cuerpo encima de la cama.

—Ciertamente es bueno volver a ver al líder de secta Yan de nuevo. Para poder hablar con calma ¿Podría ponerme presentable? —indicó, señalando con la mirada las ya arrugadas ropas debajo de Yan Wushi.

—Mph, ciertamente no te sienta esta vida, A-Qiao. Insinuarte de esa forma con esas prendas no es correcto. Si quieres ser íntimo conmigo ¡Solo debes decirlo y este ancestro te tendrá entre sus brazos!

Como siempre, hablar con esta persona hace que escupir sangre no sea raro. Shen Qiao procedió a pasar a las acciones. Sin responder al desvergonzado comentario, recogió las ropas que no habían sufrido la tortura de ser aplastadas, sus pantalones entre ellos, y procedió a colocárselos cuando sintió unos dedos firmes tocar sus puntos vitales, paralizándolo al instante.

Esta escena era casi habitual y Shen Qiao se preguntaba internamente— ¿Por qué tengo que mostrarme vulnerable con la única persona con la que no debería?

No existía respuesta y aún si la había, era mejor que se quedara en el fondo de su mente y su corazón.

—Parece que necesitas mi ayuda, A-Qiao. Tu cuerpo sigue húmedo y ya quieres ponerte ropa, eso no es saludable. Me lo agradecerás cuando no amanezcas resfriado —Tomó en sus brazos a un Shen Qiao paralizado y con calma lo depositó sobre la cama.

Sí, sobre las ropas que ahora estarían más que arrugadas.

Yan Wushi desbloqueó algunos puntos de energía para que tuviera suficiente movilidad sin llegar a escapar. Su voz nunca había sido bloqueada.

—A-Qiao debe estar agradecido, este venerable te secará con sus propias prendas —al decir esto, la impasividad del rostro de Shen Qiao se rompió otro poco, mostrando una expresión de sorpresa y susto —A-Qiao no debe temer, seré gentil...

Forbidden (YanShen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora