★ : neuf ¡!

2.2K 257 40
                                    

La casa de Sana era muy grande, tanto que Felix llegó a pensar que vivía cinco personas, por las múltiples habitaciones. Pero no, tan solo eran ella y su sobrina Yuna, quien aún estaba en preparatoria.

Sus piernas estaban rígidas, y su postura apropiada a la de una estatua. Porque Felix se siente muy cohibido en casas ajenas, menos en la de Minho, ni la de Hwang y Yang.

No fue hasta que Sana sacó conversación -nada referente a Christopher- que logró relajarse. Además de un té de manzanilla, super relajante. Tan solo rogaba por no quedarse dormido.

Siempre le sucede cuando chan le preparaba ese té.

Chan.

Mordió su labio inferior, tratando de volver a distraerse de su pensar. Sin embargo, no funcionaba.

No podía dejar de pensar en las fotos.

Tenía miedo, mucho. Tanto que la paranoia de ser observado se intensificó en potencia. No podía caminar por la calle sin sentir que lo perseguían.

Para ese momento, la taza posada en sus manos comenzó a temblar, deleitándose a sí mismo del estado en que se encontraba. Sana no tardó en darse cuenta.

— Felix —llamó la castaña, preocupada—, ¿qué tienes? sabes que puedes confiar en mí.

Lee se aseguró de estar más calmado en el instante que se fijó en los orbes cafés de Sana, pero, a pesar de que su postura haya cambiado, su mirada no lo hizo. Ella pudo leer el miedo en esos ojitos.

— No es nada, noona —él continua sonriendo, teniendo en cuenta que pronto se rompería. Vamos, por favor, no pregunte más nada.

No es que Felix no se sintiese en comodidad con Minatozaki, tan solo era... que no le gustaba llorar frente a otras personas. Ni siquiera le daba a Christopher el privilegio de ello, y sin embargo, aquél día no pudo evitarlo y se quebró frente suyo.

A pesar de ser muy dulce, Felix se dejaba llevar por el orgullo.

Sana suspiró, captando el significado de esas palabras. Lo es todo. Ella no tenía ni idea de cómo actuar frente a su menor, pero al menos intentaba animarle. Sé que muchos pensaran, se conocen de hace poco, pero, la mente de la japonesa no recae en esa frase, sino en todos los momentos en que Christopher le contaba cuan enamorado estaba de ese niño, como el amor desprendía de él con tan solo mencionar su nombre, la fuerza que le daba un mensaje suyo para continuar con la dura jornada laboral.

Felix es muy saludable a Chan, y ella como mejor amiga, ansía más que nada el bien sentir de Christopher.

Minyu tan solo es una envidiosa, anhela bienes que no le pertenecen, y hace hasta lo imposible para conseguirlo. Pero este caso no terminará como los otros.

— Sé que es por Chris, y también entiendo que no quieras hablar conmigo porque prácticamente soy una extraña —comienza suavemente, dispuesta a subir el ánimo de aquel niño tan adorable—, pero, Felix, créeme cuando te digo que voy a ayudarte. Chan es importante para los dos, y yo soy testigo de que te ama. Siempre lo dice en la oficina, tú le haces bien, no debemos permitir que una relación tan bonita como la suya se quiebre. Y menos por una perra que no vale la pena.

La gran sala de estar quedó en silencio tras las cortas palabras, pero Felix no tenía ganas de hablar sobre sus emociones. Pero debía hacerlo, porque él estaba muy seguro de que no podría llegar a casa nuevamente sin haber soltado lo que se guardaba.

Si llegaba con todo eso dentro de sí... tenía el presentimiento de que le iba a saltar encima a Christopher, y no de la manera bonita.

Felix enojado era muy distinto al dulce cachorrito que conocemos.

. ☁︎ ࣪ . 𝗮𝗵𝗲𝗴𝗮𝗼 𝗯𝗼𝘆 ⋆ chanlix ‹3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora