Reinado oscuro

II-Rey de corazones

-Mi hermano estará apunto de llegar - le comenté mientras nos vestíamos.

-Así que... - tras vestirse se tumbó de nuevo.

-Sí,  sabe que el reino se encuentra en un estado crítico - me senté a su lado jugueteando con un mechón rubio de su pelo.

-Cuando en realidad no es así - terció él antes de que pudiera acabar.

-El rey ha fallecido, ¿no te parece algo suficientemente preocupante? 

Alzó una ceja divertido -No hay complicación alguna, todo el mundo sabe con certeza quién será el sucesor -le pellizqué en la mejilla -¡ay! -se quejó molesto sonsacándome una carcajada.

-El punto crítico es que no estoy contenta con ello y lo sabes - se acostó de lado acogiendo mi rostro con su mano. Sus ojos grises se detuvieron en mis labios haciéndome contener el aliento. A pesar de haber tenido numerosos encuentros, no terminaba por acostumbrarme a su mirada grisácea.

-¿Cuál es mi cometido en todo esto? -me preguntó sin tapujos.

-Por el momento sólo escuchar y observar -le sonreí.

-¿Sólo eso? -me preguntó desconcertado.

-Sólo eso -me acerqué a su rostro pecoso. El contraste de sus pecas sobre su rostro blanco como el marfil sólo conseguía maravillarme por momentos.

-Se suponía que deberíamos de tener prisa... -me agaché saboreando sus labios con lentitud.

-Él siempre llega tarde -le susurré-ya sabes que algo característico en su fama como príncipe de  corazones es llegar tarde.

-Detesto a ese imbécil.

-No más que yo, créeme -me aparté antes de enredarme una vez más con sus encantos.

Al ver mi reacción pareció leerme el pensamiento -nos podría dar tiempo a otra vez más si quieres -se me escapó una risotada como contestación.

-Vámonos -me levanté recolocándome el vestido.