Un amor verdadero, que se esfumó.

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El cielo luce más oscuro que de costumbre, el viento sopla a una velocidad increíble, por destino o casualidad las calles están en absoluto silencio. El único sonido que se escucha son los sollozos de una persona, sollozos desgarradores, prueba de su sufrimiento. En una habitación bastante espaciosa se puede apreciar una cuna, una cama, y un cuerpo inerte sobre el colchón tan blando y con sábanas tan blancas como la nieve. Sus lloriqueos inundan el cuarto por completo, eran tan fuertes y dolorosos que incluso podías sentir tu pecho oprimirse, abrirse, desgarrarse. Llevó sus propias manos a su pecho, apretándolo un poco como si temiera que su corazón fuera a salirse en cualquier momento, en cualquier segundo, porque sus latidos eran tan fuertes y veloces que incluso sentía como un hueco se abría en su piel.

Si un amor tan puro, sincero y prometedor no logró completar su propósito, entonces no tenía ya nada más que ofrecer. Había entregado su cuerpo, su alma y su corazón para lograr aquel sueño tan verdadero y lleno de esperanzas, que todo a su alrededor se esfumó como la llama de una vela al ser apagada. Su relación al pasar los meses se había vuelto agotadora, dolorosa y sin futuro alguno, o al menos eso parecía. Sin embargo, aquel chico siempre sonreía a pesar de todo, disfrutaba de la compañía de aquel ser que le había enseñado todo y le amaba con locura. Intentaba realmente hacer que aquello funcionara, tal vez aquel no era realmente un sueño, pero se esforzaba como si en realidad se tratara de uno. Porque sabía muy bien que si todo terminaba, cargaría con un corazón roto toda su vida.

El amor que ofrecía era inmenso y sobre todo sincero, no hubo día en que no le dijera “te amo” a esa persona, o que no sonriera, o que no se emocionara simplemente por recibir un “también te amo”, el cual le alegraba todos y cada uno de sus días. Era indispensable agregar que era muy celoso e inseguro, temía perder al amor de su vida. Si había algo a lo que se le podría denominar como fobia sería esa; perder a su novio. Lloraba frecuentemente al pensar que su pareja podría alejarse o decirle “me enamoré de alguien más”, porque sabía que no lo soportaría. Una vez había pasado ya y había sufrido mucho, su corazón había temblado y su ser se había marchitado.

Se cuestionaba qué era lo que no había hecho, qué era lo que le faltaba, qué tenía esa otra persona que él necesitara. Se cuestionaba si realmente eso estaba sucediendo, le dolía tanto que su mente comenzaba a burlarse de él, haciéndole creer que todo aquello era un sueño, y que pronto despertaría de él y las cosas estarían bien. Desgraciadamente así no fue. Porque cuando despertó, el sueño seguía allí; lastimándole, destrozándole lentamente el corazón, hasta hacer que desapareciera por completo.

Por suerte talvez, se habían reconciliado, pero los celos y la inseguridad habían aumentado, provocando así que los celos le atacaran nada más ver a alguien cerca de su pareja; de la persona que tanto amaba.

Pelear se había convertido en una rutina. Celos, inseguridad, miedo. Esas eran las razones de aquellas peleas tan frecuentes en ambos seres, que la paciencia que ambos tenían, que era mucha, poco a poco se esfumó. Ya era extraño el que pasaran un día completo sin pelear o reprochar ciertas cosas, en ellos ya era usual.

Navidad y año nuevo habían sido igual, pelea tras pelea. En aquellas.. que eran las segundas que pasaban juntos a pesar de todo. Lágrimas y cortes era lo que habían conseguido en esas fechas que, seguramente, debían festejar con una sonrisa en el rostro, conviviendo con la familia, fabricando nuevos deseos y sueños para cumplir en el año que estaba por iniciar. El milagro llegó: la pareja tuvo una hermosa hija de cabellos negros y  ojos color carmín, nacida justamente el primero de enero. Una niña que sin duda les traería felicidad y hermosos momentos, por fin habían formado una familia. Los primeros días habían sido un encanto, las sonrisas reinaban en aquel hogar, parecía que todo iba bien. Pero de nuevo las peleas tomaron su lugar en aquella relación que debía ser duradera, peleas que conllevaron a la tristeza y la soledad.

El día de los enamorados había sido un desastre a pesar de lo mucho que ambos lo habían estado esperando. Ambos separados, esperándose el uno al otro, pero por desgracia cuando llegaron a reunirse la esperanza y las ganas de celebrar se habían agotado. Convirtiendo aquel dulce día en uno demasiado amargo.

Finalmente después de tanto tiempo el día llegó, ambos explotaron, sin detenerse a pensar en lo mucho que sufrirían el uno sin el otro, lo mucho que se necesitarían cuando la tristeza los atrapase, o lo mucho que fueran a arrepentirse de no haber sido lo suficientemente maduros para afrontar todos los problemas que enfrentasen. El orgullo de ambos al parecer fue más grande de lo que creían ellos mismos, ninguno volvió a buscar al otro, pero por las noches se llamaban en sueños, en gritos, en llantos..

Un año y once días fue lo que al parecer era la duradera y perfecta historia de amor duró. Ambos tomaron su camino, pero no dejaron de quererse. Pues aunque estuvieran separados y fueran libres, sus corazones seguían unidos.

Lo único que era ahora parte de la relación eran las promesas rotas, las sonrisas que el viento se había llevado, las lágrimas que se habían perdido en las sábanas, el brillo que en sus ojos se había esfumado por culpa de aquel dolor que en ellos se había instalado.

Rin en su colchón lloraba, y entre sus brazos estaba su pequeña hija, durmiendo, descansando, ignorando por completo el dolor que el pelirrojo estaba sintiendo en ese momento. Se preguntaba si Haruka le extrañaba, o si pensaba en el justamente como Rin lo hacía. Esa duda siempre estaría en su corazón, en su mente y ahora lo único que le quedaba eran los recuerdos de lo que fue su primer verdadero amor. Siempre esperó recibir alguna señal de aquel amor que le había enseñado tanto a ser feliz, pero jamás la recibió. Rin tuvo que aprender a vivir por su cuenta, tuvo que cortar los hilos que de sus dedos se ataban y seguir su propio camino, ¿lo logró? Eso estaba por averiguarlo.

La historia interminable.. ya terminó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora