¿Está mal intentar tener un harén en una mazmorra?

Capítulo 3: Adorno de equipo

Bell se estaba quedando sin opciones rápidamente, se estaba quedando sin opciones casi tan rápido como se estaba quedando sin Valis. Había pensado que los ahorros de toda su vida le durarían al menos uno o dos meses, pero apenas habían pasado dos semanas desde que llegó a la ciudad y ya tenía unos pocos miles de Valis.

El costo de entrar y vivir dentro de la ciudad fue lo que realmente lo hizo retroceder, más de la mitad de toda su moneda en un movimiento no era bueno para él a largo plazo, pero aún peor para él a corto plazo. Razonó que realmente no tenía otra opción, vivir en la ciudad como visitante solo le causaría más problemas en el futuro. Eventualmente tendría que pagar múltiples pagos que seguramente serían mayores que el simple pago único que pagó para vivir en la ciudad permanentemente como ciudadano.

Mama Mia, al menos, por el momento le ahorraba tener que pagar el alquiler de su habitación en el ático, pero tenía que hacer algún trabajo ocasional para que ella lo compensara. Ella dejó en claro que su deuda con ella solo aumentaba y que eventualmente tendría que devolverle todo lo que le debía.

Además, todavía no podía encontrar una Familia que lo aceptara, lo que solo se sumaba a su creciente pila de estrés. Pasar más tiempo encerrado dentro de la Anfitriona de la Fertilidad tampoco lo estaba ayudando, cuanto más tiempo pasaba en el pub, más sentía que las paredes se cerraban a su alrededor.

Todos los días solo apretaba la soga alrededor de su garganta.

Vagó más por la ciudad en los últimos días, había visto varios negocios que buscaban contratar empleados y debatió postularse para trabajar en algunos de ellos hasta que encontró una Familia. Pero presentar una solicitud le había servido de poco hasta el momento, además de que, de todos modos, no quería trabajar en una panadería o en un herrero.

Solo tenía un sueño real, solo quería convertirse en un aventurero.

Pero con cada día que pasaba, su objetivo parecía alejarse cada vez más de su alcance. Con cada paso que daba hacia adelante, era como dar dos pasos hacia atrás. Su sueño se estaba convirtiendo muy rápidamente en eso, un sueño.

Mientras deambulaba por las calles, trató de pensar en lo que le impedía ser aceptado por cualquiera de las docenas de Familias a las que había solicitado unirse. Las primeras aplicaciones estaban por todas partes, si alguien miraba su escritura, probablemente asumiría que eran solo los garabatos de algún niño. Pero después de las primeras aplicaciones, comenzó a acostumbrarse a los formularios y la escritura, y muy pronto cada formulario salió como una copia casi exacta del anterior.

Pero por alguna razón que no podía entender, todavía no había sido aceptado. Podía entender que tomaría tiempo, pero estaba empezando a volverse ridículo. Podía entender unas pocas semanas para las Familias más grandes, seguramente recibían docenas y docenas de solicitudes todos los días, por lo que no esperaba una respuesta al día siguiente de enviar su formulario. Pero para las Familias más pequeñas, esperaba recibir una respuesta en unos pocos días como máximo, pero había pasado más de una semana y ya no tenía muchas esperanzas de tener noticias de ninguno de ellos.

Incluso había renunciado a ir y comprobar a diario en Familias para ver si habían aceptado su solicitud, en lugar de eso, simplemente deambuló por la ciudad durante unas horas para matar el tiempo antes de regresar a la Anfitriona. Syr siempre era la primera en recibirlo en la puerta cuando entraba y lo primero que siempre le preguntaba sin falta era '¿Y bien? ¡No me hagas esperar! ¿Te aceptaron en una Familia? '. Ella siempre lo decía con la sonrisa más amplia en su rostro y cada vez que él negaba con la cabeza ella le prometía que lo aceptarían en algún lugar pronto antes de darle un fuerte abrazo. Luego se retiraba escaleras arriba al ático y Syr se unía a él, ya fuera en su descanso o después del trabajo algunas noches, para comer y beber algo con él antes de irse a la cama.