único.

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Sus sueños-recuerdos son piezas perdidas de un rompecabezas llamado vida, más bien, la vida de Emma.

Únicamente tiene las piezas de lo que es hoy en día, y que sólo conforman una pequeña parte del rompecabezas incompleto.

Pues hay días dónde algunas piezas aparecen y encajan y hay otras que simplemente sólo puede poner en una parte del rompecabezas de sus memorias. Que por sí solas, carecen de coherencia.

(Como si alguien tuviera el descaro de decirle: Toma estas piezas por hoy, y si te faltan, bueno... ¿Importa?)

Aunque también hay veces en las que parece tener recuerdos-piezas que atraviesan su mente como relámpagos.

Aparecen momentáneamente y luego se van sin más.

Y cansada de que le muestren, le den y luego le quiten sus recuerdos-piezas, decide consultar con algunos de sus hermanos.

Lo cual ayuda, pero no como ella quisiera. Porque cuando les pregunta, muchas veces pareciera que hablaran de alguien más y no de ella.

(Y a veces quiere pedir perdón.

Perdón por no ser Emma).

Es entonces que Emma (que al mismo tiempo no es ella), consulta con quiénes sus hermanos —mayormente, Gilda— dicen que eran los más cercanos a ella: Norman y Ray.

Y sí, ellos tuvieron razón, hubieron cosas que pudo esclarecer al contarles. Para que las piezas que tenía en su rompecabezas-vida permanecieran; sin embargo.

Sin embargo, más piezas le son dejadas para completar (o tratar de) su rompecabezas. Y cuando las revisa.

Norman ya no está más ahí, y eso la confunde. Aunque se siente aliviada de ver qué Ray está ahí.

Es... Un extraño alivio que no entiende. Porque a pesar de sentirse a gusto con todos, si comparaba el cómo se sentía con ellos a estar con Ray.... Era notorio, para ella.

Pues cada vez que se sentaba a su lado, fuese en silencio o para hablar, siempre la abordaba el sentimiento de complicidad y calma con sólo estar a su lado.

Como si estuviera flotando en la superficie de un lago sin preocupaciones.

Y entonces pregunta un día.

— Ray, umm... ¿Tú y yo qué éramos?

Ray que estaba leyendo, arqueó una ceja, dirigiendo su mirada hacia ella. Confundido por su pregunta.

— ¿Qué quieres decir? Siempre fuimos mejores amigos.

— ¿De verdad...? — de pronto se siente desanimada. Ruborizándose al haber deseado otro tipo de respuesta y por sentirse decepcionada —... Yo... Pensé que, teníamos ese tipo de relación — Ray sólo la mira en silencio, haciéndola sentirse más avergonzada y aunque quiere parar sus palabras, su lengua no hace caso y le obliga a seguir hablando. Sintiéndose por un momento, como otra persona —. Porque me siento bastante cómoda a tu lado a pesar de que eres serio y no siempre hablas, me gusta la manera en la que me brindas confianza para hablar de lo que sea y me siento a gusto cuando me das palmadas en la cabeza o cuando bromeas conmigo y... Uh... No he logrado sentirme así con nadie más que contigo... S-Se siente tan natural que pensé que tú y yo... Éramos novios.

— ¿...Lo dices en serio? — la intención de Ray nunca fueron otras más de la de ser un apoyo y soporte incondicional para Emma. Al menos, así lo fue en el principio, en antaño.

— Sí... ¡Ah, y también por lo que parecía una promesa! — señaló Emma, con una pequeña sonrisa la cual se tornó nerviosa —. N-No la recuerdo toda pero, algunas partes me hicieron de verdad pensar que no éramos sólo amigos... Se lo conté a Gilda de hecho.

— ¿Se lo contaste a Gilda?

— Eh, sí pero... Gillian nos escuchó y bueno... Al final las chicas se terminaron enterando.

Eso explicaba las miradas pícaras que Gillian y Anna le daban cuando lo veía junto a Emma. Que si bien en un principio lo confundió pero no le importó, ahora, era claramente distinto.

— Ugh, tú... Debiste haberme consultado primero — se cubrió el rostro con una mano, siendo ahora él quien se sintiera avergonzado.

No tenía planeado revelarle a nadie sobre la promesa que le había hecho a Emma en ese tiempo, porque cada que lo recordaba, ahora que era un poco más consciente de ella —como chica—, le hacía sentir azorado. Como si inconscientemente le hubiera hecho una declaración a Emma, no exactamente de amor, pero, bueno... Eso.

— L-Lo siento mucho, ¡En serio! No era mi intención yo sólo... No te enojes conmigo por favor... — murmuró, cabizbaja.

— Está bien, lo entiendo... Yo sólo, estoy... Un poco avergonzado, no estoy molesto contigo ni tengo razones para estarlo realmente — miró la página del libro como lo más entretenido del mundo en estos instantes, donde buscaba calmarse y pensar bien sus palabras. Palabras que, no se le daban del todo como a Norman o cualquiera de sus hermanos —... Es sólo que, el contexto de la promesa en ese entonces era para animarte. Apoyarte y decirte que, no estabas sola en la decisión que tomarías — suspiró, con una sonrisa derrotada —. Pero, a decir verdad, puedes interpretarla como mejor te plazca... Como una promesa de amigos, una declaración de amor o... Una propuesta de matrimonio.

Las mejillas de ambos se inundaron de carmín al mismo tiempo que sus latidos se aceleraban y ese nerviosismo expectante de querer saber lo que pasaría ahora, les hacía cosquillas; todo era un poco desastroso pero era agradable a la vez.

¿Y ahora qué? Era lo que se preguntaban en su fuero interno. Experimentando de una forma diferente lo que acontecía en este preciso momento que... Decidiría el rumbo de todo.

— Ray...

— ¿Mmm?

—... ¿Podrías repetirme esa promesa?

Ray volvió a sonreír, ¿Cuándo dejaría Emma de tener este poder sobre él?

Estaba completamente hundido y sin salvación (por voluntad propia).

— Haz tu elección. Yo estaré a tu lado. Cualquier camino que tomes, yo confiaré en tu juicio — dejó el libro a un lado, en esa banca dónde yacían sentados y volteó a mirarla, sonriéndole sólo como él sabía hacerlo —. Después de todo, desafiar lo imposible es lo que haces mejor — acarició sus cabellos, mirándola a los ojos —. Vamos y construyamos un futuro del que estemos orgullosos.

Emma no pudo evitar sonreír risueña, sin apartar su mirada, sintiendo el calor en sus mejillas aumentar.

— Siempre que tú quieras, quédate y camina a mi lado, Ray.

Tal vez nunca tendría todas las piezas de su rompecabezas, pero... Siempre que pudiera sostener y resguardar las piezas más valiosas e importante para ella, entonces nada más importaba.

Al menos, por ahora.

— Ah~, de verdad tú... Vas a matarme algún día — Ray recargó su frente en su hombro, sintiéndose tímido pero alegre. No pudiendo evitar sonreír también.

Y Emma se rió mientras lo abrazaba. Sintiendo su alegría crecer al sentir sus brazos envolver su cintura, abrazándola devuelta.

-Traumada Taisho

¿Cómo de Drabble pasó a One-shot? El RayEmma me sorprende.

Partes de ti (en mí)  [Ray/Emma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora