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— Kirishima ¿Qué demonios te pasa?

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— Kirishima ¿Qué demonios te pasa?

Eijiro miro a Kaminari con una mirada impasible mientras le metía un palito de helado a Mei en la boquita. La hija de Denki se había enfermado los últimos días debido a ola de frío que azotaba la ciudad, y no era la única: ese día Eijiro, tenía su agenda llena por lo menos por una semana más.

No le importa demasiado, porque Kirishima amaba a los niños

Siempre había querido a un niño dentro de su familia, y el sueño de adoptar uno seguía metido en su cabeza a pesar de la inestabilidad de Bakugou

Inestabilidad. Como si fuera eso. Como si estuvieran pasando por un mal momento y no le hubiera pedido el divorcio oficialmente tres días atrás.

En esos tres días, el pelirrojo no había tenido noticias de su todavía marido, pero no lo iba a llamar para no presionarlo

Kirishima conocía a Bakugou lo suficiente como para saber que decisión iba a tomar finalmente

— Tose, cariño — le pidió dulcemente a Mei, que obedeció

La hija de Kaminari, que había sido producto de su exnovia Jiro, una chica querida por todo el mundo, una exitosa cantante, graciosa, educada, inteligente, criada por sus dos padres, los cuales la hicieron no amar, vivir la música.

Jiro no tenía problema en que Mei pasara semanas completas en casa de su padre pues tenía un trabajo pesado y este la obligaba a viajar durante largos periodos de tiempo; sin embargo, no era una madre ausente como muchos solían pensar. Llamaba  a Mei cada noche preguntándole como le fue en el día, y cuando Jiro estaba en casa, le ponía total atención a su hija. Además conocía a Sero también, la actual pareja de Denki, y no ponía reparos en que Hanta fuera como un segundo padre para Mei.

— Has estado comiendo helado a escondidas de tu papi, ¿no es así, peque? — se burló dulcemente Eijiro de la pequeña niña, que enrojeció por la culpa y la vergüenza

— No me cambies el tema — reclamo el rubio detrás de él —. Kirishima, mierda ¿cómo se te ocurre...? ¡Bakugou no merece ninguna oportunidad! ¡Te engaño con su asistente!

El breve recuerdo de ver a Katsuki tomándole la mano a Ochako en su oficina, hablándole al oído mientras provocaba que se riera, causó una punzada de dolor en su corazón, pero fingió una indiferencia que no sentía para que Denki no lo siguiera regañando

Kirishima nunca se había considerado así mismo como una persona celosa, no así como el rubio. Mientras Katsuki era todo posesividad y gruñidos, Eijiro era calma y silencio, porque Bakugou nunca le había dado motivos para dudar de él en esos ocho años que estuvieron juntos

𝙰𝚙𝚎𝚐𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora