Parte 2.

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Muchas veces no lo sabemos, pero una simple acción puede generar que nuestro mundo cambie de cero a cien en solo segundos, minutos o horas.

Eso mismo paso ese lunes 30 de agosto. Para ser pleno verano hacia un poco de frío, la joven secretaria del señor Kim cumplía recién un mes trabajado ahí y sentía que había cometido tantos errores que debió ser despedida al tercer día de trabajo. Pero el hombre le tenía paciencia y siempre la tranquilizaba frente a los errores que solía cometer.

Y está semana no parecía que iba a partir con el mejor pie. Había pasado por un café y había subido a su oficina, hasta medio día todo había estado bien, pero fue cuando comenzó a revisar la citas para la tarde que se dio cuenta que había agendado a cuatro personas para la misma hora.
Quedaban menos de tres horas para que llegaron los 4 pacientes juntos y la chica ya quería llorar por lo torpe que fue. Con rapidez intentó arreglar el error llamando a las cuatro personas, ninguno atendió a su más de tres llamadas que hizo.

Intentó contarle al señor Kim para que le aconsejará a cual le daba prioridad para atender, pero el hombre había estado tan ocupado durante la mañana que casi no había salido del despacho y cuando lo hizo fue solo para salir a almorzar con su esposa que lo había ido a buscar.

La chica suspiro resignada a darle la hora al primer paciente que entrará por la puerta y ofrecerle disculpas por el error y prepararse para que alguno no lo tomará del todo bien.

Estaba bebiendo el tercer té del día cuando viente minutos antes de la hora llegó Jeon Jungkook. Si bien no conocía a todos los pacientes, si lo hacía con ese chico, era bonito y todo el tiempo parecía estar nervioso cuidando cada palabra que salía de su boca, siempre lo iba a dejar y buscar un amigo y usaba ropa que parecía varias tallas más grandes haciendo que la forma de su cuerpo se perdiera entre esas holgadas prendas.

Decidió confirmarle la sección al chico al ser el primero en llegar y lo invitó a sentarse a esperar mientras el señor Kim llegaba del almuerzo que ya se habia extendido demasiado.

Estaba tecleando rápido en su computador cuando sin querer dio vuelva su té ya algo frío sobre su falda. Corrió hacía el baño para limpiar el desastre  avisándole al chico y lo dejó ahí solo en la sala de estar mientras este fingía leer una antigua revista.

Iba temprano. Nunca llegaba antes a terapia, pero está vez se habia liberado antes del trabajo y había decidido que podía esperar en la sala de estar resguardado del extraño frío en ese día de verano.

Entro a la oficina y camino como de costumbre al escritorio de la secretaria. Se escuchaba la suave música de fondo, pero no había rastro de la chica por ningún lado.

- Fue al baño - escuchaba que una suave y tímida voz le hablaba a su espalda.
Se giro y vio a un chico con la mirada fija en una revista de decoración de interiores. Al parecer le había hablado sin levantar su vista de la aburrida revista que tenía entre sus manos.

No le respondió ya que verdaderamente no sabía que decir ante esa información y se sentó en un  de los sillones individuales y también tomó una revista de la mesita de centro.

- ¿A que hora te toca? - le preguntaba después de casi un minuto en que sólo estaba ojeando la revista y ponía su mirada en el chico que al fin  levantaba su mirada.
Ahora que lo veía no podía evitar pensar que era lindo. Era más que lindo, su corazón pareció latir diferente cuando sus miradas se encontraron y no sabía si él chico le había pasado lo mismo, pero decidió seguir hablando - soy Kim Seokjin - se presentaba y sentía su cara ponerse roja de vergüenza ante la mirada fija del chico en él.

- Jungkook, Jeon Jungkook - se presentaba también el chico dejando la revista olvidada a un lado del sofá - y me toca ahora en unos 10 minutos - respondía susurrando, pero no dejando de mirarlo a Seokjin.

L A Z O S (Jinkook) (twoshot) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora